- ¿Se puede saber por qué he tenido que mentir? - Dijo con un jarrón de color caramelo, donde reposaban las tres flores amarillas, lo depositó encima del pequeño tocador que tenía junto a la puerta.
Cerró la puerta tras de sí, se acercó a la cama, cogió el disfraz de demonio y lo miró perpleja.
- ¿Era de Marc? - Seguía sin mirarla, miraba el oso que tenía en mi regazo, asentí la cabeza, sin saber porque me entraron ganas de llorar. Ni siquiera conocía a Marc, ni a Lucas, pero supongo que no saber de dónde viene alguien, no tener nada, nada con lo que poder enseñar a tus amigos y decirles yo jugaba con esto, yo dormía con esto, y echar unas risas de lo ridículo que podías estar con un traje de marinero, supongo que eso es lo que me hace hacer un poco más benévola con David.
- Todas estas cosas son de Marc y de Lucas, David me ha pedido que se las diera a Marc o a Lucas cuando los viera.
- ¿Y por qué no se lo has dicho a Silvia?
- Porque me diría que lo dejara allí y que cuando conociera a Marc o a Lucas si es que los conozco algún día, los trajera aquí y les llevara a su antigua casa, porque eso es lo que me diría si le dijera que he traído todo esto, y la verdad que tenerlos aquí me hace tenerlos a salvo, ¿quién me garantiza a mí que cuando los conozca y los traiga aquí estás cosas seguirán en su sitio? ¿Quién? No hace falta que me respondas ya lo hago yo por ti, nadie. - Dije aún arrodillada ante mi armario abierto, y el oso en mis piernas, lo miraba y me hacía pensar en lo que había pasado durante este tiempo.
Nadie dijo nada, absolutamente nada, me miraban con comprensión, como si les diera pena verme de aquella forma, agotada. Cansada desde que empecé a ver a Peter, no hago más que tener soledad, la muerte detrás de mí, dolor, agonías, dolores de cabeza, y lágrimas, una detrás de otra. Todo había cambiado, había pasado de ser una adolescente engreída, a una adolescente desolada. Había pasado de estar sentada en un pupitre, haciendo notas con las amigas, sacando buenas notas a estar sentada en un psiquiátrico por peligro de asesinato a mi hermano. Había pasado de estar sentada en mi cama, con el ordenador encendido, la música retumbando en mis oídos a través de los auriculares, haciendo los deberes o posiblemente leyendo una revista o simplemente teniendo un vídeo llamada con Ian a estar sentada en la cama de la casa del lago, mirando a ningún sitio esperando al siguiente asalto, sin permitirme un momento de felicidad, mi momento de felicidad. Todo aquello se había ido, se había ido desde hacía mucho tiempo, y lo echaba de menos. Llevaba toda mi vida llena de caprichos, de alegrías, si alguien me hacía daño yo simplemente le hacía el doble del que me habían hecho a mí. Ahora eso ya no entraría en mi vida, me estaban haciendo daño, mucho, pero ¿a quién iba a devolverle ese dolor? Ni siquiera yo sabía de donde venía, ni quien me lo estaba causando, pero estaba consiguiendo hacerme débil, frágil, insegura..., me estaba haciendo cambiar, no lo negaré, todo aquel dolor me hacía hacerme pensar en cómo sería cuando se acabara de una vez por todas. Sería una persona feliz, otra vez, dejaría de ser engreída, y miraría por los demás, aunque solo fuera un poco, y cuando me hicieran daño sería porque me lo he ganado yo sola.
Las horas pasaron, los minutos, el tic tac de la aguja retumbando en mis oídos, viendo pasar los segundos. No recuerdo el momento exacto en el que me quedé sola durmiendo en mi cama. Tuve ese momento de despertar cuando Carlota se tumbó al otro lado, hizo el menor ruido posible, apagó la luz y se tapó. Miré el reloj eran las 2:15. Me sorprendió que se fuera tan tarde a dormir, pero no dije nada solo cerré los ojos y a los pocos segundos volví a dormirme, estábamos en pleno julio, pero parecía que estuviéramos en diciembre. Aquella noche era fría y a pesar de estar durmiendo parecía que estuviera despierta, sabía que si hacía frío era una mala señal. Pero simplemente fue una paranoia más. Mi cabeza, mi subconsciente había llegado al punto de pensar que todo aquel frío, solitario, indiferente llevaba consigo algo malo. Pero esta vez ese frío llevaba consigo una tormenta veraniega. Una de esas tormentas que piensas que solo hay en invierno pero que de vez en cuando también hay alguna que otra en verano.
Me desperté con un pequeño temblor, más bien nos despertamos todos. Miré el reloj las 9:47 me levanté junto a Carlota y se abrieron todas las puertas cuando yo lo hacía y nos miramos unos a otros con cara de dormidos en el pasillo, Silvia aparecía por las escaleras, bien abrigada.
- Es solo un trueno, va a ver tormenta de las gordas, y hace un frío que pela, así que ya podéis abrigaros y cambiaros esos pantalones cortos de pijama por unos largos.
La verdad es que, sí que hacía frío, entré otra vez al cuarto, cogí las toallas del cajón, y entré en el baño; después volví a salir, por suerte mi cabeza pensó en coger en un jersey negro, que me encantaba, y unos pantalones largos de pijama, pero no tenía zapatillas así que decidí al final por la opción de vestirme, acabé cogiendo los pantalones pitillo azul marino, un jersey de rayas también de color azul marino y blanco. Entré en el baño y ahí llené la bañera, mientras intentaba que la cobertura del móvil siguiera en su curso y no se fuera. Cuando estaba tan llena como quise y el agua estaba lo suficientemente caliente para la temperatura que hacía, entré dentro. Se me puso la piel de gallina por ese cambio de temperatura, poco después estaba más que relajada en aquella bañera sentada, con el brazo izquierdo abrazando mis piernas, mientras la otra mano jugaba con el agua y entretanto mi cabeza estaba en blanco y mi mirada perdida, pero volví en si cuando Carlota llamó a la puerta, entró y dejó su toalla, volvió a salir y cogió la ropa que se iba a poner y como no el móvil también lo trajo con ella.
- Oye, ¿qué ha pasado con la cobertura? Yo no tengo.
- Yo tampoco tengo, y si tengo son escasos segundos.
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No te duermas [Editando]
Mystery / ThrillerEmily es una chica con unos sueños, con unas metas que algún día quiere conseguir. Tiene sus estudios, un hermano y a sus padres. Con ella están también sus amigos, su novio que nunca le falla, pero desde hace unos meses en su vida se ha incorporado...