Capítulo 32: Tres disparos.

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Escuchamos un disparo, me paré en seco mientras el chico levantaba la cabeza de mi hombro al escucharlo, noté que sus manos me sujetaban con más fuerza, empecé a mirar a mi alrededor a escuchar por donde había venido.

- Tengo miedo no me gustan los petardos. - Dijo él abrazándome y escondiendo la cabeza.

Aquello no era un petardo de eso podía estar más que segura, le bajé de mis brazos y le cogí de la mano, y entonces volvieron a disparar, sin pensarlo dos veces empecé a correr, le cogía de mi mano con fuerza.

- Mi nombre es Marc. - Dijo entre bocanadas de aire, me soltó de la mano, cuando giré la cabeza ya no lo veía y entonces fue cuando me choqué con alguien. Matt.

- ¿Habéis oído eso? - Dijo Sandra saliendo al jardín delante de los demás.

- Sí, y yo no me voy a quedar aquí quieto, sabiendo que eso ha sido un disparo. - Ian no pudo dar ni un paso porque Carlota se lo impidió. - Carlota déjame pasar. Pueden haber herido a Matt, a Alex, a Jack o a Emily y no me voy a quedar aquí sentadito esperando a que vengan y me digan que han herido a alguien.

Carlota se quedó pensando en lo que acababa de decir Ian, entonces se hizo a un lado, y Sandra le protestó.

- ¡Carlota!

- Tiene razón, puede que hayan herido a alguien, y la verdad es que no puedo con ello, así que Ian, iré contigo.

- ¡Silvia diles algo!

Silvia iba a contestar, pero entonces aparecieron Alex y Jack corriendo como alma que lleva el diablo.

- Entrad en casa.

- ¡Ahora! - Gritó Alex.

Entraron corriendo a la casa, Silvia fue a cerrar con llave la puerta principal, Alex cerró la puerta de la cocina que iba a parte del jardín donde estaba el cobertizo y Sandra cerró la puerta por la que acababan de entrar. Carlota y Jack cerraron las ventanas y las puertas de los balcones, sin darse cuenta de que Matt no estaba con ellos.

- ¿Qué es lo que ha pasado? - Preguntó Irene, estando ya todos en el comedor.

- Estábamos en el bosque y llegamos donde la cabaña del viejo ese... ¿cómo has dicho que se llamaba? - Preguntó Alex a Jack.

- McGregor.

- Eso, llegamos a su cabaña y entonces escuchamos el primer disparo y cuando escuchamos el segundo salimos corriendo. Pero antes miramos por las ventanas si Emily estaba dentro de la cabaña y los únicos habitantes que hay son arañas.

- ¿Y Matt dónde está? - Preguntó Silvia extrañada.

- Matt está aquí. - Dijo convencido dándose la vuelta, al ver que no estaba detrás suyo, se sorprendió. - ¿Matt?

- ¡Emily! Menos mal. ¿Dónde estabas? - Preguntó Matt dándome un abrazo.

- Me he despertado en la caseta de David. ¿Has oído esos disparos Matt?

- Sí los he oído, ¿no te han herido verdad?

- No yo estoy bien, lo que pasa que estaba con un niño, que estaba llorando en la caseta y antes de toparme contigo se ha soltado de mi mano y lo he perdido, ¿podemos ir a buscarlo? Estaba solo, sus padres han muerto y lo estaba llevando a casa, pero no sé dónde estoy.

- Yo ahora tampoco sé dónde estoy, pero podemos ir a buscarlo y entonces volveremos a casa con él.

- Gracias Matt.

- ¡No sabes donde esta! Yo te mato. - Carlota fue a coger a Alex, pero Ian la cogió y Alex se escondió detrás de Jack.

- Carlota relájate. - Le repetía Silvia.

- ¿Te das cuenta de que pueden estar en peligro? Hay un tío que está disparando en el bosque y están solos.

- Carlota nosotros pensábamos que Matt estaba detrás nuestro, es más cuando estábamos a punto de llegar lo estaba, no sé dónde se habrá metido.

- Yo no me voy a quedar aquí quieta sabiendo que Matt está ahí fuera solo.

- No vas a ir a ningún lado Carlota. - Le espetó Ian.

- Ian, Emily está ahí fuera también sola, y puede llegar a ser herida por la persona que esté disparando como si respirara.

Ian se lo pensó dos veces entonces le contestó.

- Iré contigo.

Todos se desesperaron al oír eso, no querían que salieran de la casa habiendo un hombre o una mujer con un arma disparando a saber qué. Cuando se acercaron a la puerta quitaron el seguro con cautela, pero no les dio tiempo a abrirla porque se escuchó el tercer disparo.

- Entonces, ¿me habéis estado buscando todo el día?

- Sí, miramos por toda la casa hasta que cogimos las cámaras y miramos las imágenes donde veíamos que a la madrugada salías de aquí y te dirigías al bosque.

- Yo lo último que recuerdo antes de dormirme fue que estaba en mi cama hablando con Ian y hoy me he despertado en esa cabaña con el chico llorando.

- ¿Cómo has dicho que se llamaba?

- Marc, llevaba todo el camino intentando descubrirlo, pero no quería decírmelo porque era una desconocida y su abuela le había enseñado a no hablar con desconocidos.

- Pero aun así iba contigo para casa.

- Sí, eso es lo más curioso, no se fiaba de mi para decirme su nombre, pero si para venir conmigo hasta casa. Era muy inteligente para tener cinco años.

- Oye, ¿y si el chico es el hijo de David?

- Hombre si fuera el hijo de David debería tener nuestra edad, ¿no crees?

- ¿Y si fuera una alucinación de David, para que conocieras a su hijo y aceptaras hablar con Marc?

- Tiene lógica, y de ser así te juro que cuando vea a David lo mataré otra vez.

- La verdad es que me gustaría saber cómo se debe de sentir, la desesperación que tiene por hablar con su hijo, bueno sus dos hijos.

- Estoy casi segura de que Marc ahora mismo esté donde esté lo recuerda perfectamente, debe de estar confuso, puede que hasta solo lo sueñe y que piense que es solo una pesadilla que se le debe de repetir una y otra vez.

- ¿Sabrá que tiene un hermano?

- Lo dudo. Nunca lo conoció con conciencia al menos por lo que nos explicó Silvia, pero Lucas, - dije dubitativa, no recordaba con claridad el nombre del hermano- sí que sabe que tiene un hermano y me gustaría saber si le gustaría conocerle.

- En mi punto de vista creo que Lucas piensa en su hermano pequeño, que le hubiera gustado conocerle, tener algún recuerdo junto a él, aunque solo fuera uno. Y yo creo que le ha buscado, le busca y le buscará.

Agaché la cabeza, cerré los ojos por un instante y sonreí, Matt al verme cogió y me puso su brazo en mis hombros y me empujó hacía él.

- Hace mucho que no te veía sonreír.

- Será que no he tenido los suficientes motivos para sonreír.

La sonrisa duró poco porque en un segundo escuchamos el tercer disparo.

- Matt ese ha sido muy cerca.

- Demasiado cerca para ser verdad.

Escuchamos unos pasos, y la reacción de Matt fue cogerme de la mano y echar a correr, yo cuando podía y me atrevía miraba hacia atrás, pero lo único mi cuerpo me pedía era que corriera y que no parara nunca, corrimos hasta que llegamos a la cabaña del viejo McGregor, reconocería esa cabaña, aunque tuviera mil delante. Entrar dentro costó, porque la puerta ya estaba oxidada y la verdad es que no me gustaba mucho entrar en ella, siempre estaba plagada de bichos y la verdad es que daba verdadero miedo. Estuvimos allí escondidos un buen rato, se hizo de tarde y el sol ya se estaba yendo que aun seguíamos allí metidos.

- Matt, - dije susurrándole- llevamos aquí metidos horas, el sol se va a poner y va a oscurecer, deberíamos irnos.


No te duermas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora