Capítulo 21: ¿Quién eres?

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- Y, ¿qué verdad es esa?

- Joe, pues que está loca, chiflada y encima de eso asesina.

- Alex, ¿estás seguro de eso? - Pregunté, no me acababa de convencer lo que decía. - Es decir si por un momento ella pensara que yo puedo recordar, puedo descubrir haría algo, no dejaría que pasaran tantos días, no se es todo muy confuso, nada tiene sentido ahora mismo.

- Lo que se llama seguro no, solo era una suposición. Y respecto a que nada tiene sentido, no lo tiene, pero en esta historia hay un patrón como en todas las historias Emily, de eso estoy más que seguro.

- Será mejor que nos vayamos a dormir que es tarde. - Dijo Silvia, creo que era porque estaba empezando a ver que mi rostro estaba cansado, que me exigía más de lo que debería.

Así que cada uno se fue a su habitación, Sandra, Matt que habían permanecido callado desde que mamá había llamado, Jack y Silvia. Cuando solo quedábamos Carlota, Alex, Ian y yo en el pasillo, nos quedamos allí sentados sin decir nada, tampoco mirábamos a ningún lado en concreto.

- Emily...- Todos los ojos se dirigieron a Carlota. - No te preocupes todo saldrá bien, sobre todo con lo que tienes planeado, eso de intentar engañar a tu madre a mí me parece...- paró para buscar la palabra exacta- me parece ingenioso.

- No me preocupo por mí, me preocupo por vosotros. Habíamos venido aquí a pasar un verano inolvidable, pero cuando pensé en eso no me refería a éste tipo de recuerdos. Yo quería reír, bañarme en el lago, estar con vosotros y en cambio de eso solo voy a recordar un verano de muertos en el lago, visiones de asesinatos en esta casa, y sangre que va a estar por toda la casa cuando acabe el verano. - Me levanté, abrí la puerta de mi habitación y entre cerrando la puerta detrás de mí con cuidado y escuchando a Ian decir: "Nos cuidaremos unos a otros".

A los pocos segundos Carlota entró, yo ya estaba tumbada escribiendo en mi diario.

- ¿Te importa si leo un rato? - Me preguntó, desde el otro extremo de la cama, donde yo solo le daba la espalda, el caso es que yo le negué con la cabeza yo estaba escribiendo así que no me iba a molestar en absoluto.

4 de julio de 2011.

Día extraño, ¿por qué? He empezado el día enfadada, sin querer hablar con nadie, quería estar sola, sin que me preguntaran si estaba bien o si algo iba mal. Luego he estado bien, he sonreído he sido feliz por un momento, aunque corto se me ha hecho. Y ha acabado siendo un día en el que tengo miedo a que siga sin saber que va a pasar, no quiero tener miedo, pero esto a mí me puede, es demasiado para mí. Quiero que todo acabe, que sea como antes, sin miedo a nada, sin miedo a recordar el pasado, de vivir el presente y esperar el futuro. Tampoco quiero que el resto vea que tengo miedo, siento que si yo estoy mal todos están mal. En estos momentos no sé qué hacer.

Pero para que veas que una parte de mi ha estado bien hoy, he decidido llamarte miniEmy, y esto viene a que Peter llamaba miniPete a su diario porque era una parte muy importante para él. Y tú eres mi gran bien preciado, si algún día desaparecieses me daría algo, he escrito casi cada día del año durante años, si no recuerdo mal desde que mamá me lo regalo en cuarto de primaria, he escrito mis secretos, cosas que ni mi mejor amiga sabe, eres esa persona en la que puedo contar las cosas sin que te miren mal, sin que te reprochen, sin que se enfaden contigo. Eres mi amuleto, mi ángel de la guarda.

Me acabo de dar cuenta de que Carlota se ha dormido, y no me extraña so la 2:21, he estado escribiendo hora y media, pensando cómo explicarte, como darte una explicación de cómo me siento, buscando las palabras exactas para poderlo entender. Mañana, hoy, será un nuevo día, un día en el que voy a sonreír. Te lo prometo.

En mi cabeza no habían pasado ni diez minutos que cuando abrí los ojos eran las 10:03. Esa música que resonaba en toda la casa me había despertado sin que yo lo quisiera. Cuando me giré para ver a Carlota refunfuñar me di cuenta de que no estaba. Miré al techo intentado descubrir donde se había metido, hasta que en mi cabeza empezó a sonar la canción, fue en ese instante cuando sonreí y me levanté.

Al abrir la puerta el resto estaban mascullando, bostezando y quitándose las legañas de los ojos, me aproximé a las escaleras, y aquello que mi cabeza había pensado segundos antes en mi cama era lo que mis ojos estaban viendo. Carlota y Jack cantando "Mamma mia" de ABBA. Siempre que Carlota venía a casa no se iba sin antes no cantar esa canción con Jack a la que siempre me acababan por obligar a cantar con ellos.

- There's a fire within my soul.

- Just one look and I can hear a bell ring.

- Pero ¿qué ruido es ese? - Masculló Alex.

- Son Jack y Carlota. - Seguían a lo suyo mientras Alex se limitaba a repetir una y otra vez que sus horas de sueño eran sagradas. Hasta que no pararan de cantar Alex no pararía de quejarse era obvio.

- Esto no hay quien lo aguante. ¡Que alguien los haga callar, por favor!

- Es lo que hay...- dijo Silvia sonriendo, se le notaba en la cara que estaba feliz porque por un día desde que habíamos llegado todo fuera normal.

Seguían cantando, eran felices. En cambio, Alex estaba que se tiraba de los pelos.

- ¡Por favor que acaben ya!

Estábamos todos con Jack y Carlota alrededor, sonriendo al verlos cantar, era una escena de película humor/romántica que se había colado en una de terror/suspense/thriller.

- ¿No te gusta ABBA? - Preguntó Silvia sorprendida, ¿a quién no le gusta ABBA?

- No, ahora mismo les detesto.

- ¿Que estás estreñido? - Pregunté riéndome sin poder evitarlo.

Su contestación fue coger un cojín de uno de los sofás y tirarlo intentando darle a mi cara.

- ¡Eh! - Se quejó Carlota dejando de cantar, que fue la que acabó recibiendo el cojín, la puntería de Alex no era demasiado buena y como era de prever Carlota salió detrás de Alex con el cojín en la mano.

- ¡Ten piedad! -Chillaba Alex mientras salía corriendo. 


No te duermas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora