Capítulo 36: Curiosear nunca está de más.

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- Eh pareja no os quedéis atrás. - Dijo Irene viendo que se estaban alejando y nosotros quedándonos atrás.

- Ya vamos. - Dije mirándola. Volví a mirarle y le abracé. - Te lo prometo. - Susurré mientras él me devolvía el abrazo y me daba un beso en la cabeza.

Llegamos a casa, y la verdad es que me sorprendí por el silencio que se implantó. Pero como es de ver, a la hora de sentarnos a comer, las conversaciones, risas y lanzamiento de migas de pan, volvieron. Cuando acabamos, Irene se fue a dar un baño con Sandra, Carlota se sentó en la orilla con Jack mientras jugaban a las cartas, por otro lado, Silvia y Matt se fueron a la parte delantera de la casa a "mimar", como dicen ellos, a las plantas, Ian y Alex se fueron a su cuarto, supongo que a hablar o simplemente a descansar. Y yo, yo cogí y me fui. Así soy yo no paro quieta, pero necesitaba ir a la casa de David y cotillear un rato las cosas como son.

Caminaba y a la vez intentaba visualizar en mi cabeza el camino que habíamos tomado antes. Primero el pozo, luego recto hasta a un árbol donde sus ramas se entrelazaban con las de al lado y junto ese árbol había un camino pequeño y disimulado a la izquierda, a continuación, ibas recto hasta encontrar un arbusto de plantas con espinas y unas especies de pétalos morados, ahí es donde Silvia había dicho que si continuábamos recto encontraríamos la casa.

Llegué al pozo y continué recto, veía a lo lejos el árbol que estaba entrelazado con el de al lado, sonreí pensando que ya quedaba menos.

- ¡Eh tú! - Dijo Alex apareciendo por detrás, me asusté, no creía que vendría nadie detrás de mí, todos estaban haciendo cosas, así que aquello me pilló por sorpresa.

- ¿Qué haces aquí? ¿No estabas descansando con Ian?

- Sí, pero me estaba aburriendo, Ian se ha dormido y te he escuchado salir de tu habitación y digamos que te he seguido.

- ¿Y por qué no me has parado antes? ¿O simplemente no has esperado a que llegara a dónde voy? - Pregunté con curiosidad.

- ¿A dónde vas?

- Te lo diré si no dices nada. - Conociéndolo me diría que estoy loca, que no son los fantasmas los que me buscan que era yo que los buscaba.

- Cuando dices esas cosas, suena a que estas apunto de hacer una locura.

- Bueno, se podría decir que, sí que es una locura, pero una locura pequeña.

- Bueno, esto cada vez me parece peor.

- Iba a ir a casa de David. - Alex puso los ojos como platos.

- ¿Pero tú estás loca? A saber, que hay allí.

- Respuestas, digo yo.

- Respuestas, arañas, polvo, muebles más que viejos, miles de cosas terroríficas, ¿podemos volver, por favor? - La verdad es que a Alex la idea de arañas, no le agradaba mucho.

Pero aun así continué caminando.

- ¡Emily!

- Alex. - Me paré imitándole y girándome para mirarle.

- ¿Pero no me has oído? Arañas, bichos, muebles viejos, polvo, oscuridad y juguetes terroríficos.

- Uh que miedo, Alex por favor. - Continué caminando, y aunque no volvió a replicarme ni abrir boca seguía detrás de mí.

Llegamos a los arbustos con espinas y pétalos morados.

- ¿Y ahora hacia dónde?

- Silvia ha dicho antes que si continuábamos recto llegaríamos, el rastro del camino llevaba en dirección derecha, pero para no perdernos seguimos recto y unos pasos más allá encontramos el rastro de otro camino así que deduje que llevaría a casa de David.

Caminábamos y caminábamos hasta que llegamos al final del camino y ahí estaba la casa. Era más pequeña que la nuestra, con una buena reforma volvería a ser acogedora. Era de una sola planta, había una puerta que debía ser la que daba al jardín, donde estábamos ahora, las paredes debían ser de un color granate, aunque ahora mismo el color estaba desgastado por el sol, había plantas por todo el alrededor, y había un árbol con dos cuerdas atadas.

- Aquí es donde jugaba Lucas antes de llevarlo al internado, era su columpio, pasaba la gran mayoría del tiempo aquí. - Dijo David al ver que lo miraba con curiosidad.

- ¿Qué es esto? - Preguntó Alex, cogiendo una de las cuerdas. - Tiene pinta de un columpio.

- Y eso es lo que era, el columpio de Lucas.

- ¿Cómo lo...? - paró de preguntar, ya sabía cómo lo había descubierto. - Hola David.

Sonreí, y miré a David, era la primera vez que le veía sonreír y la verdad es que le favorecía más que esa cara sería y de pocos amigos que ponía siempre, era un hombre alto, de piel blanca, ojos verdes profundos, que daban mucha seguridad cuando le mirabas a los ojos, era temperamental, pero era un gran hombre. Estoy segura de que sus hijos, le escucharán.

- Vamos a la parte de adelante Alex.

Pasamos por la parte derecha, ya que el otro lado no se podía pasar a lo largo de los años las plantas han ido creciendo y prohibiendo el paso. La parte de adelante tenía otro camino que seguramente llevaría a la carretera, la puerta era de madera supongo que, de pino, había dos ventanas, el ventanal de la parte derecha era más grande que el resto, me acerqué con cuidado y miré a través, lo único que veía era el polvo que se había acumulado y en el interior se veía más polvo y oscuridad.

- ¿Ves algo? - Preguntó Alex que se había acercado a la puerta.

- No, no veo absolutamente nada, solo sombras de muebles y el polvo de la ventana. - Me acerqué a Alex, me sacudí las manos quitándome los restos de polvo que se habían impregnado en mis manos. - Vamos a entrar. - Pasé por su lado bajo la mirada estupefacta de Alex, intenté abrir la puerta, pero mi intento fue nulo. - ¿Vas a ayudarme? - Le repliqué, vino ayudarme al cabo de unos segundos, seguía desconcertado por la idea de entrar. Empezamos a darles golpes, pero nuestro propósito de entrar en la casa era inútil.

- ¿Os ayudamos? - Dijo Matt junto a Ian, del susto que nos habían dado pegamos un salto para atrás dando a la puerta con nuestra espalda. Ian y Matt se rieron.

- Podríais haber avisado. - Protestó Alex aún pegado a la pared, manteniendo su mano izquierda encima de su corazón.

- ¿Qué hacéis aquí? - Pregunté sin querer saber nada más.

- Me he despertado y no he visto a Alex así que he bajado se lo he comentado a Silvia que estaba con éste y Silvia dijo que te vio entrar en el bosque.

- Entonces supuse que iría detrás tuyo y que tú vendrías aquí para curiosear un rato, así que le dije a Silvia que habías ido a por unas plantas que te habían gustado y que Alex te habría visto y habría salido detrás de ti.

- Y luego el señorito éste me explico tu gran aventura y decidimos venir.

- A curiosear también. - Dije satisfactoriamente al ver que no era la única que le causaba peculiaridad ese lugar.

- No, no hemos venido aquí para curiosear.

- ¿Ah no? ¿Y entonces a que habéis venido?

- Para saber si estabas bien.

- Y a mí que me den, ¿no? - Protestó Alex, al oír que solo habían venido hasta aquí para ver si yo estaba bien.


No te duermas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora