Capítulo 29: ¿Cómo te llamas?

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Llegó la hora de la cena y todo seguía tranquilo, algo que no pasaba de costumbre, me había acostumbrado a que siempre pasaba algo, donde y cuando fuera y que todo estuviera tranquilo hacía que yo estuviera intranquila. A la hora de dormir cada uno se fue a su habitación, pero Ian le pidió a Carlota que fuera a dormir a su habitación con Alex, él quería dormir conmigo, pero antes de que cada uno se fuera por su lado entramos todos a mi habitación y empezamos a habar, como cuando era la hora del patio.

- Oye Alex, ¿has hablado con Nina? - Pregunté, había recibido otro correo de ella, ni rastro de la contestación de Naya, y quería decirle que Nina me había dicho que lo echaba de menos y que estaba en Texas.

- No, no he hablado con ella. - Dio un suspiro que nadie se esperaba.

- ¿Y ese suspiro? - Preguntó Carlota.

- Os explico siempre y cuando no se lo digáis a nadie.

- Promesa de boyscout.

- La echo de menos, no sé porque exactamente, pero la echo de menos, su sonrisa, sus ojos, ella.

- ¿Por qué no le envías un mensaje? Ha estado preguntando por ti...- Le dije sonriendo.

- ¿Cómo sabes tú eso?

- Emily ha estado hablando con ella estos días y me ha dicho que pregunta mucho por ti, y ya sabes que estás disponible. - Dijo Carlota con un tono pícaro.

- ¿De verdad? - Se puso rojo como un tomate, estaba locamente enamorado de ella.

- Te lo digo muy enserio Alex, esa chica está totalmente enamorada de ti, y si por ella fuera vendría aquí para estar contigo.

- Pero si lo hiciera, estaría en peligro.

- Eso está claro, Nina no es tan fuerte ni rápida como nosotros, podría llegar a ser herida, y la verdad es que no nos conviene. Tendrás que esperar para ver de nuevo esa sonrisa, esos ojos, ella. - Dije imitándole.

- No te rías de mí. - Protestó este.

- Enserio Alex habla con ella, dile lo que sientes, las chicas lo valoramos, pero eso si no te hagas el gracioso ni hagas estupideces porque la puedes llegar a cagar y mucho.

- Que sí tú no te preocupes, que cuando hablo con ella me pongo muy nervioso y no puedo parar de sudar.

- Tú estás verdaderamente tonto con esa chica. - Musitó Ian que me acariciaba el hombro con la yema de sus dedos. Recosté mi cabeza en su hombro, lo tenía a mi lado, pero le echaba de menos, ojalá pudiera volver a vivir el momento de la manzana.

- Me gusta de verdad, de corazón.

- ¿Tú crees que hemos hecho bien en poner cámaras Ian? - Le pregunté. Cambiando bruscamente de tema.

- Hombre a ver es una ayuda a saber exactamente a lo que pasa, nos puede dar muchas respuestas.

- También es verdad, pero no se no confío en ello.

- Deja de sufrir, seguro que todo saldrá a las mil maravillas. - Hubo un momento de silencio, solo se escuchaban los grillos que había en el jardín, un sonido que a mi podía llegar a ponerme muy nerviosa. - ¿Y tú has hablado con Sandra?

- Bueno, íbamos por buen camino hasta que le he contado una cosa y ha salido corriendo para contároslo.

- ¿Y qué cosa era esa? Si se puede saber claro. - Alex el cotilla con la antena puesta siempre.

- Si prometéis no poner el grito en el cielo.

- Cuando dices eso no debe ser nada bueno, pero aun así te lo prometemos. - Dijo mientras Ian y Carlota asentían con la cabeza.

- Cuando dejé la piscina no fue porque me cansara como os dije, sino porque el día antes de contárselo a la entrenadora alguien intentó ahogarme.

- ¿Qué? ¿Qué estás diciendo Emily? ¿Por qué no nos lo dijiste? ¿Por qué no le dijiste eso a la entrenadora ni al director?

- Porque no sabía ni sé quién fue, solo sé que fue un hombre.

- Emily por dios, ¿por qué no se lo dijiste a nadie? Tú padre es policía podría haberte ayudado si se lo hubieras contado.

- Tenía miedo Ian alguien, no se quien, intentó matarme, me hubieran hecho un millón de preguntas, preguntas que posiblemente mi respuesta hubiera sido "no lo sé", no le vi la cara, no veía nada lo que me interesaba más era poder salir afuera y coger oxígeno.

- Bueno lo importante es que estás bien. - Dijo al ver que me estaba empezando a poner muy nerviosa.

- ¿Os parecería bien que volviera al equipo?

- Claro, siempre y cuando si te pasara algo contaras con nosotros.

- Claro.

Seguimos hablando por un rato y no se en que momento me dormí, pero caí en un sueño muy profundo, cuando me desperté me vi en una cabaña, vieja y sin cuidar, me desperecé y me di cuenta de que no estaba sola, había un niño llorando, tendría aproximadamente unos cuatro años.

- Ei, hola, ¿estás bien? ¿Te has perdido? - Dije levantándome y acercándome a él, miré mi alrededor, era una cabaña bastante abandonada. - Porque yo sí...- susurré al ver que no sabía qué hacía allí.

- Mi papá.

- ¿Dónde están tus padres?

- Están muertos. - Dijo intentar calmar el sollozo.

Al escuchar aquello abrí los ojos como platos, si me lo llevaba Silvia sabría qué hacer.

- Oye mira, - dije poniéndome a su altura- mi casa no debe estar lejos, si vienes conmigo le contaremos a mi tía lo que ha pasado ella sabrá muy bien lo que hacer.

- Vale. - Dijo secándose las lágrimas, le ofrecí mi mano y me la cogió. Salimos de aquel tugurio de cabaña el sol me deslumbró por unos instantes y cuando recuperé la vista empezamos a caminar.

- Oye, por cierto, ¿cómo te llamas?

- Mi abuela me enseñó que no debo decir nada a un desconocido.

- Pero sin embargo aceptas venir a mi casa.

- Tengo miedo, me quiere llevar a un sitio que no quiero ir, yo quiero quedarme con él. Quiero a mi papá.

- ¿Adónde te quieren llevar? ¿Quién? - No obtuve respuesta el niño lloraba y yo ya no sabía qué hacer. - Mira, - me puse delante de él a su misma altura - yo no te voy hacer ningún daño, puedes confiar en mí, y si no quieres decirme tu nombre no me lo digas, pero por lo menos debo saber qué edad tienes.

- Tengo cinco años. ¿Y tú cómo te llamas?

- Yo me llamo Emily. -Volvimos a caminar, por donde estaba el sol debería ser mediodía y allí en el bosque las tardes eran bastante frías.    


No te duermas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora