Seguía allí plantada, mirando por la ventana, viendo como papá iba dando besos a todos, mamá estaba agachada hablando animadamente con Jack. Picaron a la puerta.
- Emily...- Ian asomaba la cabeza por la puerta.
- Ya lo sé, ahora bajaré a saludarles.
- Preguntarte si estás bien, es estúpido.
- Pero quieres saberlo, quieres que te diga si estoy bien. Crees que no lo estoy, pero lo estoy. No voy a salir corriendo Ian. No hoy. - Dije mirando aún por la ventana.
Escuché a papá preguntar por mi otra vez mientras entraba en casa.
- Si me disculpas mi padre me reclama. - Dije pasando por su lado, pero me detuvo cogiéndome del antebrazo.
- A mí no me engañas Em, no estás mal, pero tampoco estás bien. Estás fría intenta mostrar algo de alegría. - Dijo en un susurro.
- No a ti no se te puede engañar Ian. Pero tampoco me pidas que muestre alegría delante de una asesina porque no lo haré. - Murmuré sin moverme y sin soltarme del agarre de Ian.
- Solo intenta mostrar algo.
- ¿Emily? - Papá estaba abajo, reclamando a su hija endemoniada por tercera vez.
- Si me disculpas me gustaría saludar a mi padre. - Dije soltando mi brazo con delicadeza, pestañeé varias veces y saqué una sonrisa. - ¿Le parece que muestro suficiente felicidad señorito Myers?
Sonrió y puso los ojos en blanco.
- Sí señorita Carter. - Aquello sí que me hizo sonreír de verdad. - Después de usted, señorita Carter.
Empecé a caminar, y a medida que iba llegando a las escaleras el corazón latía con mayor fuerza. Me detuve en seco antes de llegar a ellas, y eso hizo que Ian se chocara con mi espalda. Podía ver el salón, y a Alex, le miré, me miró y su rostro empezó a mostrar preocupación.
- Todo está bien. - Dijo sin pronunciar palabra.
El miedo se estaba apoderando de mí.
- Emily respira. - Susurró Ian cogiendo mi mano izquierda. No me había dado cuenta que había dejado de respirar. - Eh, Emily respira. - Apretó mi mano, lo que hizo que mis pulmones cogieran aire.
- Emily no me hagas subir esas escaleras. - Papá me estaba empezando a desesperar con tanto reclamo.
- Déjala, ahora bajará. - La voz de mamá, se quedó en mis oídos hasta que Ian respondió.
- Ahora baja. Un minuto.
Me llevó al cuarto de Silvia, y me encerró allí.
- Emily, mírame. - Puso sus manos en mis mejillas.
- No puedo, no puedo, no puedo hacerlo.
- Sí, sí que puedes, vas a bajar esas escaleras. Pero primero haz el favor de respirar Emily Carter.
Le miré a los ojos. Tenía razón, si quería jugar, debía jugar. Si Jack había podido hacerlo, yo también. Me senté en la cama, respiré lentamente.
- ¿Puedes dejarme un minuto sola?
- ¿Estarás bien?
- Estaré bien.
Salió del cuarto, no sin antes fijar su mirada en mí, me levanté, daba vueltas por el cuarto. Tenía que jugar, querer no era la palabra exacta. Miré mis manos, habían dejado de temblar, me miré en el espejo, los ojos que tanto decían que expresaban no decían nada. Debía de mantener la mente fría, jugar sin pensar dos veces en la jugada. Ni una estrategia, ni una norma, ni una mirada atrás. Simplemente debía jugar. Agaché la cabeza, miré al suelo y cuando la levanté allí estaba Peter.
- Si quieres jugar, juega. Mantén a salvo a Jack y sobretodo fuera del alcance de tu madre.
Volví a mirarme en el espejo. Algo había cambiado. Lo que hacía un instante no decía nada, ahora expresaban enfado. ¿Querían jugar Jack? Primero deberían jugar conmigo.
Salí del cuarto, cerré la puerta y empecé a bajar las escaleras.
- Mira quien tenemos aquí. - Dijo papá.
- La que tanto has reclamado ya la tienes aquí. - Dijo mamá con una sonrisa de oreja a oreja.
- Al menos alguien me ha reclamado. - Dije mirándola. - ¡Papá!
Me dirigí a él para darle ese abrazo que tanto quería, mientras todos me miraban incrédulos por lo que acababa de decir. Mi padre me recibió con los brazos abiertos y me dio un beso en la cabeza y me apretó contra él. Como echaba de menos esos abrazos.
- Te he echado de menos papá. - Susurré y creía que no me había escuchado hasta que me respondió.
- Yo también te he echado de menos endemoniada.
Sonreí. Estar con papá me relajaba. Él era el único que había estado con Jack y conmigo siempre, en cambio mamá siempre ha sido más de Jack, me ponía celosa, pero a día de hoy lo único que quería era estar con papá.
- Ve a saludar a mamá anda.
Me giré y allí estaba. Jack estaba al lado, Sandra estaba sentada en el sofá, Alex y Carlota estaban donde los había visto antes. Miré a Ian que estaba al lado e hizo un gesto en modo que sonriera, lo que me hizo sonreír. Todos estaban en silencio, en silencio, expectantes a lo que iba a suceder.
- Hola mamá. - Dije mirándola.
- ¿No vas a venir abrazarme?
Dudé por un segundo, pero me acerqué a ella, y le di el abrazo que tanto quería ella.
- No esperes que te de un beso, ni te diga que te he echado de menos, dado que tú mientras estaba en aquel hospital ni te dignaste a venir a verme y cuando salí ni siquiera estabas en casa esperándome. - Dije susurrándole. Deshice el abrazo. - Veo que Florencia os ha sentado bien a los dos.
Papá sonrió, yo sonreí, pero la imagen de mamá era la que me hacía feliz en ese momento, supongo que no se esperaba ese comportamiento por mi parte, pero era lo que había, debía hacerle ver que hoy no iba a intimidarme.
- ¿Comemos? - Preguntó Alex.
- Claro, ¿qué teníais pensado?
- Algo rápido. Fácil de hacer, sin ensuciar mucho. Vaya lo que haya en la nevera.
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No te duermas [Editando]
Mystery / ThrillerEmily es una chica con unos sueños, con unas metas que algún día quiere conseguir. Tiene sus estudios, un hermano y a sus padres. Con ella están también sus amigos, su novio que nunca le falla, pero desde hace unos meses en su vida se ha incorporado...