Capítulo 46

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- Julietha -
Demonio de la arrogancia

Hasta ahora esta es una de las fiestas más refinadas con la que me he topado, no escucho más que música lenta para nada bailable y me pregunto cuando cambiarán de ritmo.

Veo muchos rostros conocidos, aunque más me guio por la mirada de todos, porque todos los chicos con traje y antifaces se ven iguales. Y al menos, las mujeres tienen cabellos de diferentes tonalidades, sin comentar nada de sus vestidos.

El tintineo de un metal contra una copa llama la atención de todos y el lugar se inunda en el silencio, Alexa Montalvo toma el control de la situación, pronunciándose ante el brindis.

—Bueno, ante todo, buenas noches, hoy es una fecha muy importante para todos los que estamos reunidos aquí, mi hija Fernanda Castañeda Montalvo cumple 19 años, nuestro más grande orgullo, una chica hermosa e inteligente, soltera para información de los caballeros aquí presentes...—bromea y algunas risas se unen a la de ella—desearte un feliz cumpleaños, linda, que todos tus sueños y metas se cumplan, gracias por su presencia. Te quiero hija de mi corazón.

—Ah por Dios, mamá, voy a llorar.—se acerca Fer abrazando a su mamá y un señor con una cabellera castaña repite la misma acción con su hija.

—No armes un escándalo, pequeña.—murmura el señor dejando de fingir al ver que la audiencia se dispersa un poco.

—Tienes que cuidar el maquillaje, Fer, el rímel se corre y no lo puedes permitir.—dice su madre echándose aire con sus manos para secar las disque lágrimas que se agolparon en sus ojos.

Fernanda se separa de su lado y su rostro es de espanto total, aún procesando las palabras de sus padres que no debería haber oído.

La rubia pide permiso saliendo por las puertas traseras con Adrián detrás de ella, camino detrás de ellos aunque aún me falta un buen tramo por avanzar, llegan hasta el jardín y me toman de la muñeca evitando que salga.

—Julietha no.—niega Aarón haciéndome retroceder por completo.

Me encuentro con la mirada preocupada de Fer mientras abraza a Adrián.

—¿Estás bien?—articulo con los labios más no emito sonido alguno.

Asiente y es mi señal para obedecer al arquitecto, regreso al salón con los demás, Dominik llamándome a su lado y al de Jhonatan, evito toparme con mi hermano o Francisco.

—¿Siempre son así de...superficiales?—inquiero mientras camino al lado de Aarón.

—No soy quien para hablar de ellos, pelirroja.—responde mirando rígido hacia su derecha.

—Solo responde la pregunta. No te cuesta nada.—replico.

—Te advertimos que nadie llevaba una buena relación con sus padres cuando te mudaste con nosotros.

Se detiene delante de mí, puedo ver la dureza en sus ojos, no entiendo la necesidad de su postura autoritaria y demandante.

—Corrección: Fue un aviso porque rememorando ese momento me llevaron en contra de mi voluntad.

—Pero estás aquí, pasando muy buenos ratos.—vuelve a elevar la comisura de sus labios, formando una sonrisa ladina, coqueta y persuasiva.

Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora