- Julietha -
"No es tan malo ceder el control"Quisiera decir que le baje a mis revoluciones y luego del bar decidí irme a casa, pero no.
No sé cuantos tragos he bebido pero me siento muy bien, demasiado bien, ya llegué a perder el sentido de culpabilidad ante mis acciones y dejar la razón para después.
La música ya no la escuchó igual, es como si mis oídos se hubieran tapado, sin embargo, mi cuerpo se sigue moviendo al ritmo de las ondas sonoras.
Volví a esta casa inmensa, la residencia de Iván, quien no se ha despegado en ningún momento desde que desaparecí de su lado unos minutos en el bar.
Tarareo las canciones que se reproducen desde el estéreo en la esquina, las personas a mi alrededor ya están muy borrachas y parece simples piezas de domino que en el mínimo roce se caen.
El rubio se mece a mi compás, bebiendo de su cerveza, sonriéndome coquetamente y con honestidad, le devuelvo la sonrisa.
Iván posa su mano en mi cintura pegando su cuerpo más a al mío, no rechisto y sigo moviendo mis caderas mientras bebo un sorbo de vodka de mi vaso.
Julietha, ya basta, tú no eres así, aconseja y recuerda mi subconsciente, pero no le hago caso.
Por mi lado pasa Logan arrebatándome de los brazos de Iván, felicidad impregnada en su rostro, su cabello despeinado y agarra mi mano para darme una vuelta sobre mi propio eje.
—¿Te estás divirtiendo?—inquiere alzando la voz sobre la música.
Asiento en respuesta, bailo un par de canciones con mi hermano, busco a alguien con mi mirada, Aarón bailando con Natalie, riendo y coqueteando como la pareja de portada de revista que son.
Muerdo mi labio inferior recordando el beso de Aarón, queriendo negar que el desgraciado besa demasiado bien para su salud.
Río por mis absurdas comparaciones, soy muy mala para eso, aparto ese recuerdo que perjudican a mi reputación de chica iceberg, los ojos azules oscuros de mi hermano encuentran los míos y trato de leerlos.
—¿Luana y tú, qué?—pregunto hablando en su oído.
—Lo que se ve no se pregunta, enana.—susurra en respuesta.
Me da un giro y regreso a ser la pareja de Iván, la pareja de baile, nada más. Quien sea que esté cambiando la música lo detesto, escucho los acordes de los inicios de una balada.
Sin expresión en mi rostro, tomo la mano de Iván y odio que invada mi espacio personal, pienso que solo será una canción, repito una y otra vez como disco rayado.
Las personas que nos rodean agarran a su pareja y todos en modos bailarines profesionales moviéndonos al ritmo de la música.
—¡La hora de los enamorados, uhh!—grita Jhonatan subiendo en un sillón blanco.
Fernanda sin perder el glamour se acerca haciendo más bullicio, al parecer son una buena dupla borrachos.
Adrián se acerca a la rubia y la saca a bailar. Lo único que corre por mis venas es alcohol y estoy delirando o puedo notar un brillo en los ojos verdes de Fernanda.
No veo a Dominik por ningún lado, Francisco está besándose con una chica castaña alta con un vestido corto negro ajustado a sus curvas.
De una broma de mal gusto debería tratarse, que al cambiar de pareja, habiendo tantos chicos en mi entorno, quien tengo en frente es al mismísimo demonio Aarón.
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Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)
Fiksi RemajaSu pasado dejó su alma custodiada por demonios, y solo una persona consiguió domarlos. Ella no cree en el amor, se niega a sentir y su autoestima va de mal en peor. Él quiere volver a enamorarse, la sinceridad es un don peligroso en sus manos y su a...