Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)

Capítulo 70

Amarga verdad
- Julietha -

Agradecí que llevaba un paraguas cuando la simple garúa comenzó a formarse en una tormenta ruidosa.

Subí al Tesla de Logan y lo saludé con un beso en la mejilla, sí, ya estaba trabajando en las muestras de afecto.

Llevaba una bata blanca, sabía que había salido recién de sus pasantías en el hospital local y vino para recogerme.

En este mes había conseguido varios trabajos que fueron bien pagados, además de volver a vender mis cuadros a galerías de arte donde millonarios iban a buscar obras abstractas y complejas, amaba a las personas que comprendían o se esforzaba por comprender el arte pero las que sólo lo veían como algo material sin más me daban pena ajena.

—¿Qué tal tu día?

—Bien. Ajetreado por los exámenes finales, es todo.—dije colocando mi mochila sobre mis piernas.

—Me alegro. Los primeros años es difícil pero con el tiempo te acostumbras. Ya verás que serás una gran psicóloga.—alentó doblando por una esquina.

Sentí una espina clavarse en mi pecho.

—Sí, ahora más que nunca tengo que esforzarme por mantener la beca.

—Estamos muy orgullosos de ti, enana. Jamás nos decepcionas, no me pudieron haber mandado a una hermana mejor.

Si antes era una simple espina, ahora me habían arrojado deliberadamente un cactus encima.

Me limite a sonreír, ocultando bajo mis capas la verdad, no podía decirle que ya no estaba tan segura como en un principio, que la carrera no resultaba ser lo que esperaba y estaba sopesando la idea de cambiarme de carrera, quizá convalidar cursos o empezar otra con los ahorros que tenía.

Ahora veía la idea de comprar mi propio auto, así sea de segunda, muy pero muy lejos.

Seguimos hablando de los casos que tenía en el hospital, de que por ahora era más enfermero que médico pero que poco a poco se había ganado su lugar en el hospital y ya no lo veían como un simple aprendiz, traté de no hablar sobre estudios, preferí comentar el clima, sobre mi relación o de lo que se traía con Luana, si iba en serio o solo salían.

Me hacía feliz ver a Logan saliendo con la castañita despistada y espontánea, me agradaba la idea de que Luana fuera mi cuñada, tenía cierta preferencia porque además se había convertido en mi amiga cercana.

Recordamoa anécdotas de cuando éramos pequeños al ver a un par de niños saltando en charcos que se formaban y su mamá regañándolos por mojarse la basta de los pantalones.

Luego nos sumimos en el silencio, vi por la ventanilla a una señora con un cochecito de bebé caminando apresurada bajo los pequeños techos de las tiendas que la protegían de la lluvia.

Poco después vislumbré un padre cargando en sus hombros a una niña con un par de trenzas riendo bajo la lluvia, se veían tan libres, luego a través de un cristal transparente a una familia sentada alrededor en la mesa de un restaurante y sonreí al ser espectadora de su alegría.

Se me cruzó por la cabeza la idea de que algún día yo tuviera eso, una familia, hijos, un anillo en mi mano izquierda, no iba mentir en decir que no lo había pensado o que nunca se me había cruzado por la mente pero siempre lo veía muy lejano porque no tenía con quien compartir esa idea, no tenía alguien para imaginar una familia y ahora sí.