Capítulo 73

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La pequeña princesa
- Aarón -

Dejé el emparedado de pollo en frente de ella.

—Julietha debes comer.—farfullé sentándome a su lado.

No tenía claro como hacerle entender que si no come se enferma, si se enferma no va a poder estudiar. No era tan difícil de entender pero cada vez que se lo decía parecía que hablaba en alemán.

—Ya sééé.—alarga las palabras.

—Habló en serio, pelirroja.—me senté a su lado en la mesa de la cafetería.

—Tu novia no es bulímica, es una olvidadiza de primera.—comenta Dominik.

Julietha voltea los ojos, imitándonos de mala gana, beso su sien, diciéndole que no me importa sus réplicas si no cuida su salud.

—¿Al centro comercial?¿Hoy?—alardeó Julietha planteándose dos veces la idea.

Esta chica no era muy amante de las compras e ir a un centro para algo más que no sea comer era como llevarla a un calvario.

—Si, vamos, será divertido.—emociona Dominik.

—¿Divertido para ti o para mí?

—No seas aburrida, Julietha Navarro, necesitamos renovar tu closet.

—Yo estoy bien con mi closet.

—Necesitamos un vestido nuevo para la fiesta.

—¿Por qué siempre soy la última en enterarme qué hay fiestas?—habla en general pero no estoy prestándole atención por una vez en la vida.

—Porque nunca te guste preguntar.—dice Jhonatan.

Iván se acerca con pasos casuales pero largos, como si estuviera apresurado pero existiría un cartel que prohibiera correr, sus manos en los bolsillos de su abrigo, lleva chaqueta y pantalones caqui, su cabello rubio engominado como Adrián alguna vez lo tuvo y su mirada clavada en la nuca de la pelirroja discutiendo con Dominik.

—¿Que quieres?—soy el primero en hablar cuando se detiene en nuestra mesa. Mi voz es fuerte, autoritaria e impaciente.

—Hablar con tu novia,—dice al ver que Julietha se da la vuelta para ver con quien hablo—como amigos.—agrega con sutileza.

Todo en él parece delicado y fino aunque debajo de esa suave capa esconde un corazón y alma podridos y llenos de maldad.

Me sorprende aún más cuando Julieta se levanta encarándolo de brazos cruzados, no suelto su mano y me da un ligero apretón.

—Aarón, está bien.—mira en mi dirección, encontrando la inseguridad en sus ojos.

Los veo sobre mi hombro. Dominik y Jhonatan tratando de calmarme cuando ven que mis nudillos se ponen blancos por sujetar con demasiada fuera el tenedor h aprieto la mandíbula detallando sus movimientos. Se alejan unos cuantos metros de nosotros, donde es imposible oírlos.

Ella niega y por su ceño fruncido la veo enojada, controlando su fuerza para no estampar la palma de su mano en su mejilla, me tranquilizaría que lo hiciera, la verdad. Iván podría intentar cualquier cosa estando tan cerca de ella.

Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora