Capítulo 74

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- Julietha -
Lugar secreto

No había amanecido cuando Aarón me hizo alistarme para salir de casa.

Madrugar un sábado era un trabajo pesado para una dormilona profesional como yo, la verdad si pagaran por dormir seria millonaria.

Tanto fue el cansancio que tenía que terminé dormida apoyada en la ventanilla. Abrí mis ojos lentamente, y me abrigué aún más con la cobija que había sacado de casa, abracé mis piernas contra mi pecho hecha un ovillo.

—¿Dónde vamos?—pregunté somnolienta pasando las manos por mis ojos.

—¿Alguna vez has visto el amanecer en la playa?

—¿Ah?

Mi cerebro aún estaba dormido para procesar sus palabras.

—Ya verás.

—¿Vamos a ir a la playa?—dije colocándome el cinturón de seguridad y bajando la ventanilla para que me dé un poco de aire, aunque Aarón la volvió a subir haciéndome entrecerrar los ojos.

—Algo, ¿recuerdas la casa en la que despertaste?

—¿La que nunca me dijiste de quien era?

—Porque nunca preguntaste.

—Bueno, ¿de quién es esa casa?

—Mía.—dijo como si nada.

—¿Ah?

Me replanteé mi existencia entera, literalmente en mi frente apareció el símbolo de «sin señal» y el juego del dinosaurio de Google cuando no tienes conectividad.

—Aún pareces que no te despiertas bien.

—No sabía que era tu propiedad.

—La mayoría piensa que ya no es mía y que la vendí.

—¿Por qué venderías una casa hermosa con una playa privada?

Era extremadamente estúpido si lo decías en voz alta.

—Porque me la regaló mi padre y en verdad casi la vendo.

—¿Por qué o por quién no la vendiste?

—Mi madre me dijo que me arrepentiría, que si bien estaba enojado con mi padre no tenía motivos para rechazar algo que había querido desde niño.

—¿Siempre habías querido una casa con playa?

—Es mi lugar favorito en la faz de la Tierra.

—¿La playa o la casa?

—La casa es mi lugar seguro.

Lugar seguro, cuatro paredes y un trozo de playa para él solo, ver las olas del mar era mágico y poder hacerlo en cada despertar sería aún más mágico.

—¿Quiénes viven ahí? Es inmensa por lo poco que vi y dudo mucho que sea para ti solo.

—Nadie la habita, vengo cada vez que puedo o quiero, nadie sabe de su existencia porque precisamente la mayoría de personas piensan que la vendí y ya no me pertenece más.

Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora