Capítulo 75

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- Aarón -
Promesa cumplida

—Pareciera como que aquí habitara alguien.—dice Julietha viendo la nevera llena.

—Vengo muy seguido. Tengo que alimentarme, pelirroja. Yo si cuido mi alimentación.—respondí con sátira en mis palabras.

—Que feo tu comentario.—entornó los ojos señalándome con una bolsa de pequeñas zanahorias.—¿Es solo tuya?

—Cómo por décima vez, sí. Solo mi madre sabe dónde hay una llave escondida por si acaso y es de fiar para guardar este gran secreto.

—¿Confías mucho en tu madre, cierto?

Dijo, sentándose en un taburete a mi lado y abriendo la bolsa y pasar a morder un trozo de una zanahoria.

—Me ha demostrado que puedo confiar en ella.

—Tu madre me cae bien.—confiesa poniendo una mano sobre mi hombro.

—Sí. A mi también.

Río mientras besaba el dorso de su mano, en parte no lo decía en broma, las personas podían tener un mismo lazo de sangre pero eso no daba por hecho que te cayeran bien.

—¿A qué edad se casó con tu padre?—pregunta curiosa moviéndose en el taburete giratorio de un lado a otro mordiendo pequeños trozos de zanahoria aparentado ser un pequeño conejo.

—Según cuenta ella, lo conoció a los 20 mientras ella estudiaba y estaba a mitad de carrera, fueron novios un año y a los 22 se casó con él porque dice ser el amor de su vida, al poco tiempo engendraron a este bello ser que te habla.

—¿No terminó de estudiar?

—No. Mi padre le da todo lo que quiere cuando quiere, aunque ella no abusa de su poder, ambos le son fieles el uno al otro hasta donde sé y son un matrimonio estable, aburrido y monótono, claro que mi madre es más humilde que mi padre, es consciente de ello pero no puede contradecir el pensamiento retrógrado y machista de su marido.—resumí.

—Son muchas generaciones donde el primogénito es varón, ¿Qué pasa si esa línea se rompe? ¿O incluso si no hay hijos para continuar con ese legado familiar?—interrogó.

—Amor, somos una familia con dinero e influencia en el país por las empresas que se construyeron en su momento y fueron creciendo, no parte de la realiza que manda a decapitar a sus esposas por no enfrentar varones.—aclaré colocando mi mano en su rodilla y robándole zanahorias de la bolsa.

—Tú no eres machista ni tan autoritario.—murmuró más como una acotación que una pregunta.

En verdad, nunca he sido así con ella, no sabe hasta donde mis palabras pueden lastimar o con que odio falso las puedo decir o que incluso algunas personas han llegado al borde del llanto por lo duro y crudo que puedo ser, no conoce ese lado mío y no pienso sacarlo a la luz con ella, jamás.

—Mi madre me crió con un pensamiento más moderno. Mis abuelos maternos tienen parte en ello porque así inculcaron a mi madre, Gertrudis y Owen Ortega fueron parte de lo que soy ahora.—menciono a mis abuelos.

—Hicieron una gran labor contigo.

—¿Por qué me preguntas todo esto?—susurré con curiosidad escondida en lo que se escuchó con naturalidad.

Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora