Capitulo 91

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La última noche
- Julietha -

—¿Estás completamente segura?—presionó levantado mi bloc de dibujos y arrodillándose delante de mí.

Asentí segura. Cerrando las manos en un puño para que no consiguiera devolvérmelo. Ahora era suyo, ahora podía hacer lo que quisiese con esos dibujos.

—Es el mejor regalo que he tenido desde hace mucho tiempo.—lo comenzó a ojear deteniéndose en páginas al azar y luego pasándolas.

—Me alegro que te guste.—sonreí haciéndome un ovillo apoyado a la cabecera de la cama, se quedó observando el detalle en las sábanas.

Sus manos bajaron mis piernas y me acercó de la cintura hasta su cuerpo. Sus labios rozaron los míos y me moví quedando con las piernas abiertas encima de él.

—Te amo hasta el infinito, Aarón Ruiz y nunca dejaré de hacerlo.—susurré entre beso y beso.

Apretujó mi trasero, mi centro palpitaba a un ritmo más latente y no pude evitar frotarme, mis manos descendieron por sus hombros y comenzaron a desabotonar la camisa que llevaba puesta.

—Todo va a estar bien.—susurró tomándome por la cintura y rodando conmigo en brazos, posicionando mi cuerpo abajo del suyo, con una pierna entre las mías.

—Todo está bien.—murmuré boqueando como un pez cuando sus labios pasaron a besar mi cuello, y sus manos a darle atención a mis pechos.

Estábamos yendo a un ritmo lento y tranquilo, disfrutando del más mínimo contacto, sus caricias eran delicadas como aquella primera noche que pasamos juntos, sus besos tan dulces que podría derretirme por completo, mordí mi labio inferior aferrándome a las solapa de su camisa cuando hundió dos dedos dentro de mi humedad.

—Aarón...—supliqué para que se moviera más rápido.

—Tranquila.—murmuró rozando sus labios con los míos, intenté llevar una mano para insistir en la rapidez de sus movimientos.

—Tú no eres el que se está volviendo loco.—siseé cuando evitó que mi mano vaya hacia ahí abajo.

—¿Cuando te he dejado insatisfecha?—ronroneó contra la piel de mi cuello.

—Un par de veces.—respondí consiguiendo que su dedo entraran y salieran con mayor rapidez, su sonrisa socarrona se notaba con cada beso.

—Respuesta incorrecta, pelirroja.—mordió el lóbulo de mi oreja.

—Pero siempre me lo compensabas, siempre tenía lo que quería.—musité con la respiración demasiado agitada.

Quitó sus dedos y desvió su boca hacia el sur de mi cuerpo, moví las piernas, inquieta y decir que las inmovilizó de una sola movida fue poco, perdí el hilo de pensamientos cuando su lengua hizo maravillas en mi entrepierna.

Arqueé mi espalda, conmocionada y arrasada por el orgasmo, jadeante y besándolo como si mi vida dependiera de ello, su miembro amenazaba con romper la tela de sus bóxers, sin soltar ningún respiro más, estuvo dentro de mí, acabando conmigo, arrasando hasta con el más insignificante lugar de mi cuerpo.

Relamí mis labios, y recibí de nuevo los suyos, sonreí cuando vi que él lo hizo, apoyó mi frente sobre la suya, soltando un resoplido de calma, de alivio.

«Todo va a estar bien» Mentira. Vil y cruel mentira.

Una siesta después sirvió para matar la mayor parte del tiempo, llevé dos trozos de tarta hacia la habitación, me sorprendió encontrarlo con el bloc en las manos, viendo con interés científico algo en especial.

Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora