Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)

Capitulo 32

- Julietha -
"¿Por qué un infinito?"

No respondo, no le digo nada.

Su mirada viaja hasta el desorden, mi laptop que reposa en mi cama, sobre mis sábanas arrugadss, luego me ve a mí, soy consciente de que examina que voy vestida con ropa cómoda y despeinada.

Una sonrisa se forma en sus labios, aún no dejo de escuchar la música de afuera a pesar de estar con las ventanas cerradas, ata cabos con rapidez y se acopla a mi entorno como si fuera el de él, creo que no entiende que es territorio ajeno, él es solo un invasor.

Ser el dominante y tener el poder siempre en sus manos es propio de Aarón. No sé de qué me sorprendo, no es algo nuevo.

—¿Noche de películas?—pregunta pasando por mi lado y sentándose donde yo estaba con las piernas estiradas dejando los pies afuera de la cama y mi laptop en sus muslos.

—Es lo mejor que puedo hacer.—confieso distante.

—Tienes una fiesta allá afuera.—señala la ventana.

—Estas loco si piensas que voy a salir ahí, la primera impresión en la universidad ya se fue a la basura, ahora todos me conocen como tú amante.

—¿Desde cuando te importa lo que las personas piensen de ti? ¿La Iceberg-Queen está dejando que su armadura caiga?—enarca una ceja, viéndome directo a los ojos sin prestar atención a mi portátil.

—No, pero más de veinte personas vean lo mierda que fue tu niñez, que te besaste con quien tenía novia, es estar en el ojo de la tormenta, dar contenido para chismes, ser el centro de atención.

Sigo de pie a una distancia segura, estoy a la defensiva más que de costumbre y me siento más vulnerable que de costumbre. No quiero que nadie me toque, ni me consuele, no quiero dar pena y sé que si recibo así sea un breve abrazo de compasión sé que me voy a sentir peor y romperé a llorar.

—Se van a olvidar en unos días de esto, será un rumor pasajero, tú y yo no hemos salido, no tenemos fotos en redes, fue un beso, no hay más pruebas.—habla con cautela y como si supiera como piensan todas esas personas.

—Fueron más de un beso, Aarón.—recuerdo empujando sus piernas y sentándome a un lado.

Con fastidio las quitas y coloca a un lado mi laptop, con picardía en su mirada me observa y maldito en lo momento que caigo en la cuenta que le di algo con que joderme.

—Pero eso lo sabemos tú y yo.—recalca con un encogimiento de hombros.

—¿Como un secreto?—pregunto ingenua.

—Técnicamente.—concuerda a medias, moviendo su cabeza en un gesto de indecisión.

—Prometo no decir nada.—suelto con la comisura derecha de mis labios curveada.

—Prometo no revelar que Julietha Navarro me beso por impulsiva.—fastidia.

—Y tú me seguiste el beso.

—Porque me gustó, y por eso lo repetimos.

—¿Desde cuando está conversación se tornó tan indiscreta e indecente, Aarón?

—No lo sé, soy experto en romper el hielo deberías tener cuidado.

—Soy tan fría que nadie tolera estar cerca de mí.

—Yo estoy más de diez minutos aquí.—resalta con obviedad.

—¿Para qué viniste?—digo directo al grano, desde hace un buen rato está evadiendo su motivo principal de venir hasta aquí.