Capítulo 83

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- Julietha -
Año Nuevo

Niego mientras sigo caminando entre las personas observando los puestos al borde de la acera.

—¿Quieres incendiar tu casa?—pregunté deteniéndome en un puesto lleno de accesorios de plástico.

—Si no lo intento, nunca voy a aprender.—dijo sonriendo con malicia.

Se le había metido en la cabeza cocinar por Año Nuevo, esta noche, todo porque le dije que yo tenía flojera de hacerlo.

—Es tu casa, tu responsabilidad.—respondí probándome unos lentes con pasta amarilla con los números 20 y 22 en cada ojo.

Los compré porque me parecieron divertidos, seguí adquiriendo tonterías que me sacaban una sonrisa con la voz presuntuosa de Aarón tras de mí. Las calles estaban alborotadas y estaba segura que los supermercados estaban repletos de personas.

La despensa de la casa de playa estaba llena y para esta noche tuvimos dos opciones: cocinar o pedir a domicilio, yo quería la segunda obviamente, éramos solo nosotros, pero Aarón estaba empecinado en darme la contra.

Entré a una tienda de arte, comprando algunas láminas, acuarelas y pinceles que necesitaba, no dejé que Aarón pagara nada porque si dejaba que lo hiciera estaría en deuda con él por toda mi vida entera, acaba de recibir la paga mensual de Diciembre y con eso tenía que hacer maravillas.

Luego de acompañarlo por una memoria para su cámara y que me explicase la diferencia entre dos lentes de cámara que yo veía iguales, nos subimos al Ferrari con dirección a la casa de playa.

Fernanda, Adrián, Jhonatan, Francisco y Logan ya sabían que no pasaríamos Año Nuevo en casa, ellos optaron por salirse de la rutina e ir de fiesta. Mi hermano no se opuso y nadie tiene certeza de en donde nos vamos a quedar.

Me quedé muy quieta cuando vi lo que había a mitad de la sala de estar.

—¿Qué es todo esto?—chillé a punto de soltar las bolsas que tenía en las manos.

Pasó por mi lado, recostándose en la barra para desayunar, tranquilo. Aún estoy asimilando lo que veo.

Avanzo, viendo qué hay dentro de las bolsas, caigo rendida en el mueble, lidiar con Aarón es un caso perdido, decirle que no tiene que comprarme nada es como si hablase con la pared.

—¿Me explicas?—pregunté con voz suave, viendo que se acerca a mí.

No tenía expresión en el rostro, estaba emocionada, sorprendida, un poco enojada. Se acerco besando mis labios entreabiertos. Me relamí mis labios, ladeando mi cabeza apta para escucharlo.

—Te debía tu regalo de Navidad, pelirroja.

La sala estaba repleta de materiales de arte, podría decir que el doble de lo que me compró la vez anterior. ¿Pero como le rechazaba algo así sin dañar su intención? No trataba de comprarme pero ante mis ojos esto era una exageración.

—No me debes nada, Aarón. Al contrario, yo te debo demasiado a ti.—murmuré con una ligera sonrisa.

—Ya te dije que no es nada.

Te amo hasta el infinito. (INFINITO #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora