Al finalizar las clases, aproveché el momento en el que Camila frenó el paso del chico con sus interminables charlas. Me encaminé a mi casa sin su voz implorando una disculpa como lo había tratado de hacer las anteriores horas.
Me sentí triste, afligida, decepcionada, todos esos conceptos juntos en un sentimiento que se colocaba debajo de mi estómago. ¿Y por qué me afectaba tanto? Porque me había encariñado con él, tanto que esas simples palabras me lastimaban, aunque no se lo fuera a demostrar.
No tardé demasiado en llegar. Unos segundos después ya había cruzado la puerta de entrada y me dirigía a mi habitación, con la preciada soledad inundando mi cuerpo y no más que el sonido de la calle adornando por el lugar. Un entorno perfectamente tranquilo y pacífico. Lo siguiente que supe, fue que Odeth había entrado a la casa junto con su amiga, riendo de alguna trivialidad. Y yo simplemente me adentré en la ducha para darme un baño.
Los demás días pasaron relativamente normales.
Poco a poco comenzaba a adaptarme otra vez a mi rutina, justo después de que Gabriel cediera en sus disculpas. Ahora no tenía que estar evadiendo a una persona cada segundo de mi día en la escuela.
Algunas veces cuando volteaba la vista lo encontraba observándome con pesadez, como si me pidiera disculpas con la mirada y me repitiera una y otra vez que es un tonto. En el casino, cuando se encontraba con sus amigos en la mesa del frente, me observaba con arrepentimiento destellando en sus ojos azulados, aunque no le devolviera la mirada podía sentir que estaba observándome por lo que parecían infinitos segundo. También intentó disculparse por mensaje al notar que la presencia no hacía efecto, pero no me fue demasiado complicado presionar el botón de "bloquear" y, de esa forma, el chico ya no tuvo más remedio que detenerse. Varias veces tocó el timbre de mi casa, esperando a que saliera, no obstante, por más que Bastián me insistiera que debía hablar con él, yo me negaba, y solo me limitaba a mirarlo por la ventana del pasillo. Algunas veces abría mamá, y se sorprendía de que alguien estuviera tocando a la puerta para buscarme a mí.
Al estar nuevamente sola, me dio tiempo a reflexionar de mi tiempo con Gabriel y la extraña relación que llevábamos.
El chico era un torpe, un bruto, un inmaduro, un confiado, y un montón de términos más para definir sus defectos, pero me di cuenta de que la vulnerable en esto era yo. A Gabriel le importaba muy poco tener que abrirse con la gente, mientras que a mí me costaba bastante, y el chico en cuestión de meses había logrado lo que era un mínimo de confianza. Y quizás para muchos eso sea poco, pero para mí... Si él era capaz de que me sintiera a gusto con él, si tenía el don de hacerme acostumbrada de él, eso quería decir que no era un do nadie. Era especial, de eso no había duda, ¿Pero que tanto lo era? Incluso sentía extrañarlo. Ese pequeño cariño por
Gabriel se había intensificado a niveles que odiaba.Nuestra discusión había sido una estupidez, pero si se enoja por el simple hecho de dar mi opinión de algo, no me quedaba demasiado de esperar de él. Y lo mejor era dejar de tratar con el semi rubio para que estas situaciones no pasaran a mayores. El problema era que esa idea no me gustaba.
Costaba admitirlo, pero ya quería a Gabriel.
![](https://img.wattpad.com/cover/239619711-288-k62595.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Algo en ti
أدب المراهقينEsta es la historia de una adolescente, cual nombre es Samanta García, narrada desde su perspectiva. Se centra en el instante en el que conoce a un particular chico que le hará cambiar su punto de vista y aflojar todo lo que alguna vez no quiso dem...