Mi lugar de recuerdos me refugiaba otra vez, calmando mi mente exageradamente analítica. El firmamento era testigo de la recreación de momentos que se manifestaba en mi cabeza en segundos.
Yo, las risas, las burlas, las cosas estúpidas, instantes arriesgados, horas de desvelo, peleas sin ningún sentido, y sigue así sucesivamente.
Tantas anécdotas buenas que recordar, que, en ese tiempo, parecían ser divertidas. Lo bueno se mezclaba con lo malo siempre, y yo no era la excepción a los asuntos del destino. Ahora sabía que las cosas que había hecho en un pasado no estaban del todo bien, pero me transformaría en la mayor de las mentirosas si no admitiera que disfruté en su momento todas esas locuras a las que me sometía.
Si mal no recordaba, tres años habían trascurrido desde ese entonces. Y en el transcurso de mi dolor e inseguridad, yo solo quería creer que a los quince años eres estúpido y cometes locuras. Todo aquello para respaldar mis errores y malos actos. Allí estaba acompañada, pero me sentía sola, pequeña...
Dudo que esas heridas cicatrizaran. A veces me duele pensarlo, aunque, con el paso de los años, me acostumbraba a ese dolor que me pareció agonizante en algún punto.
Observé las estrellas en silencio, siendo consciente de que podía ponerse a llover en cualquier minuto.
Aprendí que la mejor forma de alejar el dolor era mantener mi mente ocupada en todo momento, y, para prevenir que volviera a salir lastimada, lo mejor era encerrarme en mi propia cajita de cristal. Logré entender que era más prudente mantener mis emociones neutras. Si dejaba de sentir confianza en el resto, iba a privarme de la felicidad, pero, también iba a ahorrarme la tristeza y la decepción.
Así de débil era.
No recomendaba mi manera de vida a nadie, pero, si me funcionaba a mí, ¿Por qué dejaría de utilizarla?
Me fijé en la hora cuando ya me sentía recompuesta: 00:54 de la madrugada.
Volví a mi habitación, me puse el pijama y me acosté entre mis mantas color purpura. El calor me abrazó en poco tiempo de haberme tapado.
Pese a no dormir, no me volví a levantar de la cama otra vez. Fui consciente cuando las gruesas gotas de agua descendientes del cielo vinieron a estrellarse contra todo lo que provocara ruido, siendo así, la primera lluvia del invierno. Y no fue mucho el rato que pasé hasta comenzar a sentir mis ojos muy pesados.
Me dejé seducir por el sueño que rogaba mi cuerpo y mi mente, cayéndome en ese vacío de tranquilidad. Estos sentimientos confusos se iban alejando de mí mientras me dejaba llevar al tacto de la seda de las sabanas.
Oh dios... No puedo creer que estemos a una vista de llegar al 1K, realmente estoy tremendamente agradecida con las personas que leen mí historia, espero me disculpen por mí repentina desaparición. Quiero aclarar que está historia ya está escrita, pero que mí PC sé a descompuesto y en él estaba el archivo de esta novela, en Wattpad me faltan algunas partes, y este era el último cap que tenía guardado aquí... Me encantaría que me entendieran y comprendieran si es que me demoro mucho en actualizar el siguiente.

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Algo en ti
Ficção AdolescenteEsta es la historia de una adolescente, cual nombre es Samanta García, narrada desde su perspectiva. Se centra en el instante en el que conoce a un particular chico que le hará cambiar su punto de vista y aflojar todo lo que alguna vez no quiso dem...