28.

8 3 0
                                    

Capítulo 5: Vacaciones de invierno.

    Se sentía bien volver a pasar el tiempo ensoledad. Todo era más tranquilo y pacífico.

   La primera semana de las vacaciones deinvierno estaba casi concluyendo y, de esa misma forma, dando inicio a lasegunda y última semana de la cual nos habíamos librado de la escuela.

   Algunos se daban el lujo de salir de sus casas y explorar lo alto de las cordilleras, los bosques o hasta la playa en compañía de su familia. La mayoría, según yo, aprovechaban estas fechas para dormir hasta tarde y acostarse a altas horas de la noche, incluso más tarde que lo que acostumbraban. Y si la forma de pasar las vacaciones se centraba en mí,
pues, yo solo me rodeaba de libros que le regalaban de vez en cuando a mamá o que me compraban. También miraba alguna que otra película cuando me cansaba de leer. No es como si las vacaciones me hicieran demasiada ilusión.

   Hace dos días aproximadamente, había visto de pasada a Gabriel. Parecía estar creando una rutina, pues las ocasiones en la que lo vi, siempre era a la misma hora.

   Quizás estaba practicando nuevas notas con la guitarra o aprendiéndose alguna canción, pero siempre se frustraba mucho, y eso podía notarlo desde el segundo piso de la casa, cuando pasaba por enfrente de la ventana del pasillo. Su lenguaje corporal lo delataba a mis ojos como de costumbre.

   A veces me preguntaba la razón por la que se ponía a practicar en la plaza. Claro, él podía hacer lo que quisiera, pero era... Poco usual. En mi opinión, si tenía una habitación para él solo, era mucho más recomendable que se reservara a la tranquilidad y se aislara de las distracciones.
No encontraba probable que Gabriel tratara de dárselas de impresionar, ya que, no podía presumir de tocar fantástico.

   Me daba cierta curiosidad, y en algún momento pensé en salir a preguntarle qué era lo que pretendía. Lástima que tenía orgullo, muy grande de hecho y debía admitir que... Sentía una sensación rara al imaginarme a mí iniciando una conversación con él, además de que sin excusa alguna.

   Simplemente ignoraba el deseo de"chismosear" y continuaba con mi vida cotidiana. Meterse en asuntos de otro no era un talento propio de mí, aquel era un crédito que se lo llevaba Odeth, muy bien merecido.

     – Jaque. –Mencionó papá al tiempo que movía con destreza a su reina blanca.

   Mi hermana se mostró impresionada almovimiento aparentemente no previsto por ella, y claro, si estaba prestando más atención a la pantalla del celular que al mismísimo juego del cual presumía ser campeona indiscutida.

     – Hija, deja esa basura y concéntrate en esto. Tus amigas pueden esperar. – La voz de papá volvió a comentar con tintes quejumbrosos.

   Era de esperarse. Su contrincante ni siquiera parecía estar enterada de cuál era su bando en el tablero de ajedrez.

   No encontraba cosa más interesante que ver en el momento, porque mi madre me había obligado a quedarme en la sala de estar por lo que restara de día y la televisión había sido acaparada por ella, quien miraba su telenovela de la tarde.

   La actitud de Odeth volvía a ser de ese tipo y ni se molestaba en disimularla: Completamente desesperada por lo que fuese que alguien le respondiera. Y aunque no hubiera una relación demasiado estrecha con mi hermana mayor, cierto toque de curiosidad estaba en mí, como todo lo que me rodeaba últimamente. Por algún motivo, deseaba descubrir lo que sucedía y a la vez no. No era mi problema después de todo, y si ella estaba tan distraída y ansiosa por lo que tuviera en su celular, era por el simple motivo de que era importante para ella y, probablemente, deseaba que quedara enterrado.

Algo en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora