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  Veía la puerta con intenciones de irme, pero no lo hice, de hecho, observé que era lo que estaba haciendo el semi rubio. El chico se perdió entre los pasillos del corredor para volver con una especie de revista en sus manos, lo que me pareció raro, puesto que el mismísimo Gabriel me había aclarado desde la primera vez que no le gustaba leer para nada.

   Se lo mostró a la encargada y le susurró algo al oído. Esta asintió con indiferencia total.

     – Si quieres quédatelo, estará mejor contigo que con una bandada de delincuentes. – Mencionó la mujer antes de que saliéramos del lugar. Gabriel ensanchó su sonrisa, dejando a la vista su blanca dentadura y lo feliz que le hacían esas palabras.

   Caminamos fuera de esa sala en silencio, dirigiéndonos a las escaleras. El chico parecía muy animado con su nueva pertenencia, mientras que yo sentía la incomodidad esparciéndose por toda célula de mi cuerpo al estar nuevamente tan cerca de él. ¿Realmente no recordaba lo que había sucedido o era una mala broma de don rubiales?

     – Ummm... Oye, sé que no estuvo bien lo que hice... Bueno, realmente no lo sé, porque estaba borracho, pero para que te molestaras de esa forma debió ser algo malo... Así que discúlpame. – Murmuró con algo idéntico al nerviosismo.

   Vaya, que oportuno.

     – No vale si no sabes la razón por la que te disculpas. – Declaré. – Aunque, no te angusties, no mataste a nadie, solo dijiste un par de cosas que me incomodaron, nada más, no tienes razón para disculparte.

     – Tengo que decirte que no entendí ni la mitad de lo que dijiste, pero si no estás molesta, genial. – Comentó con un tono cómico, al que traté de no prestar atención.

     – ¿Qué es lo que tienes ahí?

     – Un comic, creo que ya te he dicho que me gustan mucho. – Respondió.

   Rodeé los ojos. Gabriel me había dicho que amaba las historietas más veces de las que pudiera contar, afirmando una y otra vez que mis libros no le hacían competencia a un buen comic de Batman.

     – ¿Por qué será que esto no me sorprende? – Solté, más para mí que para Gabriel. – Pensé que tenías todas las historietas de las compañías con ese mazo que tienes en tu casa.

   Él rió por mi comentario.

     – No todos, aún me faltan un montón, pero ahora tengo esta obra de arte y no me costó ni un dólar. – Observó con devoción el objeto.

   También lo miré, fijándome en lo descuidado y viejo que se veía, con algunas partes rotas en la portada y algo manchado por el borde. En la portada tenía al famoso personaje del universo cinematográfico de Batman, el guasón, y en la parte superior se podía leer el título, nombrado como "La broma asesina"

     – Creía que leías estas cosas en inglés. – Expuse, aun mirando la historieta y las palabras de abajo escritas en español.

     – Pues sí, por eso me he tardado tanto en leerlo, no lo entiendo muy bien y muchas veces tengo que usar el traductor, pero también me ayuda a aprender a leer en español. – Explicó, despegando la mirada de la historieta y posicionándola en la escalera.

     – Supongo que es una buena manera de aprender y divertirse. – Reconocí.

   Nos silenciamos por un momento, bajando las escaleras.

     – Bien, tengo una pregunta para ti. – Dijo. Sonreí burlona sin que se diera cuenta.

     – ¿Qué vas a preguntarme ahora? ¿Cuál es mi posición favorita para dormir? – Me mofé con sarcasmo evidente.

     – Es una buena pregunta, pero no. – Se relamió los labios y alargó su sonrisa en su rostro. – ¿Qué tipo de cosas te gustan además de leer? ¿Alguna cosa extraña? No lo sé, ¿Algún tipo de música? ¡Oh! ¡Ya sé! ¿Tienes algún gusto que no va nada contigo o que te de vergüenza admitir?

   Le miré atenta, casi queriendo reírme, no por la pregunta, sino por cómo su cara mostraba seriedad al esperar la respuesta.

     – No lo sé, no tengo que responderte eso.

     – ¡Oh, vamos! Si quieres yo te lo digo primero. – Ofreció insistente.

     – Adelante. – Comenté.

     – Bien, tengo la sospecha de que las chicas no me toman en serio solo porque me gustan las canciones de Britney Spears, Ariana Grande y Bruno Mars. Realmente creo que mis gustos me hacen parecer gay.

   No lo aguanté más y me solté a reír, ¿Qué clase de vinculo tenían los gustos musicales con la orientación sexual? Gabriel estaba muy confundido con el siglo pasado y este.

     – ¿De qué te ríes? Esto es muy serio. – Aunque dijera eso, tampoco aguantó mucho y me acompañó a carcajada suelta.

     – ¿En qué época naciste? ¡Eso da igual! ¡S-Solo son gustos! – Tartamudeé con risas colándose en mi frase.

     – Pero me hacen ver demasiado como una chica ¿Te imaginas estar cantando baby one more time y entra mi novia? Eso no sería muy bueno para mi imagen de macho.

   Golpeé a palma abierta mi frente y negué un par de veces sin reprimir las risas.

     – Siendo honesto ¿Crees que pareces menos "macho" por escuchar a Britney Spears en vez de tu cara de bebé? – Su mueca de ofendido no hizo más que provocar burla en mí. – Estás tan confundido, Miyers, que ni siquiera sé por dónde empezar.

     – Fingiré como que no me dijiste eso. – Mencionó con un tono raro. – Ahora te toca a ti.

     – Bueno, un dato curioso es que yo jamás accedí a esto, solo te dije "adelante" así que, prácticamente, yo no debo decirte nada. – Sonreí satisfactoriamente al ver su cara de resignación.

Algo en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora