– ¿Ah? Ah, sí. A lo que iba: Te perdiste el arroz con pollo que dieron en el almuerzo y el Contreras va a hacer una fiesta por sus dieciocho el sábado. – Anunció con cierto entusiasmo.
– ¿Contreras? No pensé que era de fiestas, se ve medio como yo ¿Verdad?
– Sí, sí, es bien friki y todo, pero me invitó y dijo que llevara unos amigos, que mientras más mejor y obvio que si vas tú va a ir la Cami y si ella va, van todas sus amigas y así ¿Captas?
– Algo... – Gabriel se rascó la nuca, pensativo. – Tengo que preguntarle a mi madre primero, ¿A qué hora va a ser?
– ¿Qué importa? ¡Hermano, va a ser un reventón! Quizás y nos quedamos en su casa, ¿Quién sabe? ¡Solo ve! ¡Suéltate un poco!
Pareció inseguro por un rato, hasta que finalmente sonrió con suficiencia.
– Esta bien, iré.
– ¡Ese es mi hermano! – Le animó con tintes contentos. – Bueno, te veo en un rato, no quiero cagar el tiempo que pasas con tu novia...
– ¡Que te digo que no es mi novia! Solo somos amigos.
– Amigos le dicen ahora...
Gabriel cortó la llamada y suspiró pausadamente. Luego me miró, buscando aprobación en mis ojos.
– Está loco ¿No crees? En serio no sé de dónde saca esas ideas...
– ¿Tan malo sería que tuviéramos algo? – Bromeé inocentemente, solo para mirar como su rostro se transformaba a una mueca impactada. – Es broma Miyers, ¿Acaso crees que lo decía en serio? Por favor... Diferimos tanto en todo que acabaría asesinándome con tal de no pasar más tiempo contigo, imagínate como sería si apenas y te soporto ahora.
Golpeó mi hombro amistosamente, pero con más delicadeza de la habitual. Luego escribió dinámicamente en la pantalla de su celular.
– Okey, ahora solo falta que mi madre lea el mensaje.
Negué lentamente con una media sonrisa (indetectable a su vista) y me volví a tumbar sobre el escritorio. Mi teléfono -que estaba sobre la mesa- vibró en señal de una llamada entrante. Lo tomé y me fijé en el nombre.
Arrugué el entrecejo cuando noté que era un número desconocido.
– Es mi número. – Declaró Gabriel, mostrándome en la pantalla de su celular el fondo de llamada.
– ¿Puedes decirme cuando y de donde sacaste mi número? – Interrogué seria.
– Lo tienes anotado en la carcasa del teléfono, no iba a perder mi oportunidad de anotarlo, seguro que nunca me lo hubieses dado.
– Tienes toda la razón, creo que compraré un chip nuevo de camino a casa
Gabriel dejó escapar una carcajada aguda desde su garganta y cortó la llamada.
Agendé el número de celular en mis contactos. <<Pelos de mantequilla>> Me reí mentalmente, recordando las palabras de mi hermano.
– Oye... ¿Tú quieres ir a la fiesta de Contreras? – Preguntó tímidamente.
– No creo que deba contestar eso ¿O sí?
Él se encogió de hombro y me lanzó una curva de lado en sus labios, esbozando una pequeña sonrisa sin enseñar los dientes.
– ¿Por qué sonríes por todo, Miyers? – Interrogué con recelo.
Pareció estremecerse ante mi pregunta, pero simplemente levantó una mano y la movió restándole importancia.
– Hay muchas cosas que me hacen sonreír.
– Es una respuesta demasiado vaga, ¿Sabes?
– No, no sé. – Contestó sonriente, divertido de mi tono (en muy poca medida) fastidiado.
No me gustaban esas respuestas que no van a lo concreto, era como si evadiera el tema y lo reemplazara por una respuesta que rozaba, pero que no revelaba nada, aunque tampoco me quejaba, yo hacía exactamente lo mismo todo el tiempo, con la diferencia de que yo lo adornaba con palabras especulativas que algunos no entendían del todo. Quizás el apodo de "rara" no me gustaba del todo, pero era el más acertado si tomaba en cuenta como me gustaba ver como las personas se quedaban perplejas a mis respuestas.
– Estuve pensando...
– ¡Que milagro! – Grité en un murmullo.
Me gané una mirada cargada de molestia falsa por parte del semi rubio junto a mí. Se le notaba en el rostro que le había hecho gracia.
– ¿Por qué en las películas adolescentes las personas tienes papeles tan marcados?
– ¿Estás hablando de estereotipos? – Él asintió. – No lo sé, quizás que se les pase por la cabeza a los directores de películas.
– Si yo fuera eso que tu dijiste, creo que sería un nerd – Le miré extrañada –. Aunque creo que sería un fracaso porque me va terrible con las calificaciones y no me gusta mucho leer.
– Estuve a un segundo de reprochar tu comentario si es que no me hubiese acordado de que hablabas de estereotipos. – Le informé con la cabeza apoyada sobre mis brazos. – Tal vez yo sería un caso perdido ¿No?
– ¡Sí! ¡Y seríamos el grupo de los raros! – Chilló con cierta emoción.
¿Qué le pasaba? ¿En serio se emocionaba por algo tan... patético? Que humillante... Por favor dame paciencia, que a lo que me des fuerza lo mato.

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Algo en ti
Fiksi RemajaEsta es la historia de una adolescente, cual nombre es Samanta García, narrada desde su perspectiva. Se centra en el instante en el que conoce a un particular chico que le hará cambiar su punto de vista y aflojar todo lo que alguna vez no quiso dem...