Capítulo 32

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Le gustaría decir que se levantó y camino hasta la cocina pero la verdad es que avanzo a gatas hasta el sofá, donde se apoyo para poder ponerse de pie mientras su novio dormía profundamente abrazado a la almohada. Cuando logro estar parado sin que le temblaran las piernas, se dispuso a ponerse un pantalón pero era demasiado trabajo, así que se confirmó con sus boxers. Camino hasta la cocina con la mano en la cadera a paso de tortuga, cada vez que avanzaba era un latigazo en su interior como recordatorio del rubio.

Al llegar apoyo la mano en la pared, se recargo en esta y después en la barra, giro y fue directo al refrigerador donde rebusco por algo helado, moría de sed y la leche de fresa se había puesto tibia, no había más así que se resigno con una botella de agua. Estaba bebiendo con tranquilidad cuando algo golpeo la puerta de vidrio tras el que daba al jardín, salto en su lugar asustado.

Vio el reloj en la pared, eran las tres de la madrugada y una idea pasó por su mente pero se río, no claro que no. Ahí no podía haber fantasmas ¿Cierto? Sacudió la cabeza y se dio la vuelta, cerró el refrigerador, dejó el agua en la barra e iba a buscar algo dulce, como chocolates y esas cosas, se estiro al gabinete de arriba cuando la luz proveniente de afuera lo volvió a asustar, se giro para ver el jardín desértico, probablemente solo eran las lámparas y los reflejos, llevo su mano al pecho y respiro lo mejor que pudo. Las piernas le temblaban y el corazón latía demasiado fuerte mientras se autoconvencia de que no había fantasmas.

Camino de regreso a la sala de estar, veía el cuerpo de Donghae quieto, como su respiración subí y bajaba con tranquilidad. Se tallo los ojos tratando de despabilarse cuando se escucho que una puerta se azotó, el sonido del aire golpeándolo una y otra vez lo llevó a caer al suelo de la impresión. Se maldijo a sí mismo por ser tan asustadizo, su mamá decía que tenía corazón de pollo, tal vez si tenía algo de razón.

Miro a Donghae y miro al pasillo amplio tras las escaleras, camino con cuidado para ver la puerta de vidrio recorrerse de un lado a otro por el aire, los árboles se movían golpeando los sensores de movimiento, que se encendían como flashes, respiro profundo mientras iba llegando. Palmeo la pared hasta encontrar el interruptor de la luz y encenderlo, se iluminó iluminó pasillo sin llegar a la sala donde Donghae dormía.

Se armo de avalar y fue hasta la puerta, la tomó del pomo y la cerro con las manos temblorosas, poniendo el seguro. Después cerró las dos puertas de madera por si las otras se volvían a abrir, se dio la vuelta cantando una canción en su mente para no pensar en fantasmas y seres extranormales pisandole los talones.

Maldijo a su novio por dejarlo así, quería correr pero solo caminaba como un muñeco, balanceándose de un pie a otro. Cuando por fin llegó a la sala de estar escucho el sonido de ambas puertas ser abiertas de nuevo. Se giro sin querer hacerlo, las de madera se balanceaba y la de vidrio no estaba abierta pero se movía, no le había puesto todos los benditos seguros.

Regreso sin mucho ánimo, cerró ambas puertas y las aseguro buen, en esta ocasión lo comprobó varias veces. Volvió a la sala de estar y se arrastro por la cama hasta estar a lado de Donghae, apretó los ojos con fuerza y trato de calmarse, solo fue por agua y a cerrar la puerta, si hubiera sol no estaría tan asustado.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, giro el rostro a la chimenea que estaba apagada, cuando se levantó estaba aún ensendida ¿No? Un aroma extraño floto sobre el y la sensación de miedo volvió. Una mano se coloco en su boca presionando con fuerza, abrió los ojos para ver el cuerpo posarse sobre el, el cabello negro caía sobre el rostro de la persona que tenía encima. Trato de gritar pero no pudo, coloco las manos en el pecho ajeno y lo empujo pero no se movió en lo más mínimo. Se removió hasta darle una patada en lo que creía fue el estómago haciéndolo caer de espaldas.

Se puso de pie en busca de Donghae, vio manchas oscuras en el suelo y un bulto a la distancia cerca del cuarto de baño, sintió el terror apoderarse de él, quiso correr pero fue demasiado tarde. Lo tomaron del brazo azotándolo contra los colchones que no se sintieron muy suaves en esa ocasión, el dolor atravesó todo su cuerpo ardiendole.

Tomaron sus manos y escucho un par de clicks antes de darse cuenta que lo habían esposado, le alzaron los brazos, lo tomaron por las muñecas dejándolas sobre su cabeza, el cuerpo ajeno se colo entre sus piernas y sintió la pelvis contra su intimidad.

—No puedo creer que me hayas dejado por ese estúpido rubio.—La voz de Jackson le aturde y lo marea, siente las lágrimas de impotencia caer por sus mejillas, el zumbido en sus oídos aumenta sin saber que hacer. Jala las manos hacia abajo pero solo se lastima la piel, se retuerce pero el cuerpo le duele y el otro ni se inmuta.

—¡Sueltame!—Grita y lloriquea tratando de soltarse pero es en vano, quiere y necesita saber que es lo que hay en el suelo y si su novio está bien, Hae...

—Lo haré, pero eso depende de ti y cuanto tardes en aceptar lo que te ofreceré.—Con la mano libre le cubrió la boca, sintió la nariz del otro rozar su cuello mientras absorbía su olor.—Apestas a el.—Murmura a la vez que lo jala, no puede pensar hasta que siente un golpe en el rostro y todo a su alrededor se vuelve oscuro.

My boyfriend is a Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora