Capítulo 54

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Yoohyeon alzo el brazo, sostenía con fuerza la raqueta de tenis mientras su madre bebía un cóctel desde la comodidad de las mesas bajo el techo de cristal oscuro. La pelota fue lanzada por su contrincante y ella corrió para golpearla, regresandola para comenzar la partida. Estaban en el club a las afueras de la ciudad, su jefe le dio vacaciones y le presto su membresía porque el casi no la usaba, así que la peligrisacea la tomó encantada ¿Quién era ella para decirle que no?

Cuando su compañera golpeo la pelota, ella corrió hacia el lado contrario de la cancha, estiro el brazo, lo echo hacia atrás tomando vuelo para devolver el tiro e intentar sacarla cuando escucha un grito de su madre.

—¡ES TÚ JEFE!—Vocifera tan alto. No puede evitar girar la cabeza sorprendida, verla señalar su teléfono con una sonrisa. Por su rostro cursa la confusión por unos segundos  hasta que se tropieza con sus propios pies, no se adelanta lo suficiente por la pelota, cae al suelo quedando fuera del juego y sin un par de puntos.

¡Auch!

Con el orgullo herido y las piernas raspadas se incorporo, ofreció una suave reverencia antes de salir de la cancha y camino lo más recta que el dolor se lo permitió, le dedico una sonrisa a su madre quien no dejaba de mostrarse alegre. Para la mujer el echo de que su hija tuviera un trabajo en el cual la necesitaban constantemente era maravilloso, la peligrisacea no lo veía de esa forma. Tomó el celular, descolgó la tercera llamada para finalmente contestar.

—Señor...—Comienza con voz monotona pero es interrumpida de inmediato.

—¿Quién es?—La voz demandante al otro lado la tomó por sorpresa, frunció el ceño sin comprender del todo la pregunta.

—Habla Yoohyeon...—Dice con inocencia aún perdida en la extraña pregunta ¡El había llamado!

—Ya lo sé, por ello te llamo. ¿Quién es la "mujercita" que está con Donghae como tu remplazo?—Preguntan con tono fastidioso y demandante.

Tal vez fue la caída o su despistes continuo porque hasta ese momento fue cuando se dio cuenta de que era el señor Hyukjae quien llamaba, no su jefe. Retiro el teléfono de si oreja para ver el nombre registrado, efectivamente decía "Lee Donghae" con letras brillantes en la pantalla. Volvió a llevarse el teléfono a la oreja para responder.

—Han Seo-Jung, es muy atenta y dedicada a su trabajo.—Dice como si se defendiera de lo que sea le reclamara el señor Hyukjae —Y era la única libre que podía hacerse cargo de Donghae, ser manager es complicado y requiere mucho tiempo así que no todos aguantan...era ella o nadie.—Explica un poco desanimada, se frota la mejilla dándole cuenta que esta irritada por la caída.

—¡Nadie! Era mejor nadie.—Le responden al otro lado de la línea en ese tono berrinchudo que le saca una sonrisa. Le parecía tan adorable que el novio de su jefe este celoso.

—Oh, vamos. Ella es muy profesional...—Dice para animarlo pero el otro no parece hacerlo en absoluto así que hace la pregunta que no quería responder.

—¿Entonces jamás se ha metido con uno de ellos?— Hyukjae es directo desde el otro lado, no parecía el chico tímido que conoció hace un tiempo, escucha la angustia y preocupación, por lo que decide ser más sincera, había un pequeño detalle.

—Mira, durante un tiempo fui manager de un chico, su nombre era Ji-yong, el también modelaba. Cuando estaba aburrida solía contar "cosas" que la gente le decía. Como que una manager disfrutaba "bastante" de coqueter juguetonamente con los chicos y chicas, y que algunos le correspondían.—Murmura un poco incomoda, era consciente de que Seo-Jung era muy ¿enamoradiza? Pero no podía dejar a Donghae solo, ocupaba que lo llevarán, que agendaran su citas, negociarán los contratos y revisarlos, el rubio no podía hacer eso y el señor Lee tenía demasiado trabajo, ella era buena en eso...y en otros aspectos. —Pero si no le corresponden no insiste, obviamente que Donghae se daría cuenta de los coqueteos y pondría distancia ¿No?—La chica toma el cóctel de su madre para terminarlo por ella, la mujer la observa sorprendida por unos momentos antes de ir a pedir otro trago.

—¿Ella..?—A Hyukjae se le va el aire, Yoohyeon casi lo puede imaginar completamente indignado por su decisión.

—No va a insistir si sabe que eres su novio, no tienes porque preocuparte. Una vez que sepa que el señor Donghae tiene pareja, será muy profesional.—Se balancea de un pie a otro con la esperanza de haber calmado al pelinegro.

—Espero que yo no pierda al novio y tu el trabajo.—La voz infantil la hace sonreír, no le dice que tiene un contrato de un año y el se despide con un seco adiós.

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Cuando Donghae entra a su habitación se encuentra a su novio sentado en el sofá, sostiene su teléfono entre los delgados dedos y hay un hermoso puchero en los labios gruesos y rosas. El rubio acaba de salir de la ducha por lo que lleva sólo la bata, el largo cabello aún está un poco húmedo. Se acerca sin hacer ruido por detrás del sofá y se inclina hacia su cuello.

—Quiero devorarte entero.—Susurra con la voz gruesa, el joven salta en su lugar tirando el teléfono al piso, se da la vuelta para verlo con el ceño fruncido. No puede evitar inclinarse y besar esos labios.

No sabe porque pero últimamente Hyukjae se ha convertido en un gatito mimoso, a pesar de que la mitad de sus cosas están en la habitación de arriba duerme con el, aferrado a su torso. Donghae adora eso, el tenerlo en su regazo todas las mañana, que lo abran cada segundo y que se niegue a apartarse de el, incluso ha querido ir a algunas de sus sesiones cuando la universidad se lo permite. Si su novio quiere su espacio el lo va a aceptar, y si quiere colarse en su cama a las tres de la mañana para despertar atrapado en los brazos del pelingro tampoco dirá nada. Siempre ha sido un niño berrinchudo aunque diga lo contrario.

My boyfriend is a Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora