Capítulo 37

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Hyukjae despierta a media noche, tiene hambre y su estómago no deja de hacer ese ruido que se vuelve más fuerte. Después de un par de minutos se autoconvence de que puede bajar a la cocina por algo de comida y volver sano y salvo. Se incorpora con cuidado, ve a Donghae a su lado durmiendo, la piel bronceada contrasta contra el edredón de color menta y su cabello rubio cae en lacios mechones.

Sale de la cama con cuidado, trata de no hacer ruido mientras camina por la suave alfombra, respira profundo y toma el pomo de la puerta, los recuerdos de aquella noche vuelven a el como una ráfaga, sacude la cabeza para sacar esas memorias de él. Se gira una vez más hacia donde descansa su novio. Toma aire, gira la perilla y abre la puerta, sale con sigilo hacia el exterior solo para ver el largo pasillo oscuro. Recuerda esa noche, el aire golpeando las puertas con fuerza, los flashes del jardín encendiéndose una y otra vez sin parar y cuando vuelve a la cama...

Entra de nuevo y cierra la puerta, se gira hacia donde el mayor duerme, sabe que es absurdo y que Jackson está detenido pero no puede evitarlo, avanza hasta la cama y se inclina sobre Donghae hasta ver su rostro, su bello y hermoso rostro descansando en paz. Se siente mal por despertarlo pero tiene hambre, coloca una mano en su hombro y lo empuja, lo sacude lo suficiente hasta que lo vio abrir los ojos, parpadea confuso y lo mira.

—Tengo hambre.—Murmura Hyukjae como un niño pequeño que pide dulces, el rubio asiente desorientado y se sienta en la cama, se talla los ojos mientras bosteza.—Lo siento, debí haber bajado yo solo...

—Esta bien, vamos.—El rubio toma una de sus manos y deposita un beso en el dorso antes de ponerse de pie más dormido que despierto.

—Debí aguantarme...—Susurra Hyukjae agachado el rostro. Donghae lo toma de la cintura guiándonos hacia la puerta, salen al pasillo y al estar en la compañía del mayor siente que sus miedos son tonterías.

—No es bueno comer a deshoras pero tampoco pasar hambre.—Van bajando las escaleras en penumbras, en cuanto llegan al piso de abajo encienden las luces y el pelinegro se permite respirar más tranquilo.—Y no lo digo porque me levante a acompañarte sino porque es malo para tu salud.—Le dedica una sonrisa y Hyukjae se la devuelve, sintiéndose de pronto avergonzado.

Siguen en silencio hasta dar a la cocina, prenden el interruptor para iluminar el espacio, el más joven camina hacia el refrigerador y saca la leche, se estira por un vaso de vidrio para finalmente ir a la alacena por galletas. Donghae se sienta en la isla de la cocina, apoya los codos en esta y ve con una sonrisa como su novio se mueve con confianza por el lugar, sintiéndolo su casa.

Ya habían terminado de arreglar el departamento para la sorpresa, había colgado un hilo por todo su pasillo del departamento que llevaba a su habitación, en este colgaban de pequeños ganchos sobres con una linda y tierna nota adjuntada a una de sus fotografías, la cama estaba llena del resto de la sesión y una caja negra de terciopelo con un anillo de oro blanco acompañado de un pequeño y discreto diamante. Seria el gesto simbólico de darle la llave de su casa, usaban la contraseña para la puerta y el la conocía.

—¿Quieres?—Pregunta Hyukjae con una sonrisa mientras se sirve leche, la vuelve a dejar en su lugar mientras abre el paquete de galletas y comienza a comer. El mayor niega con una sonrisa, apoya la barbilla en su mano mientras ve como su precioso bebé come feliz. Sus cachetes se inflan por la boca llena, sus labios se mantienen apretados y firmes mientras mastica. Se ve tan tierno que quiere plantarle un beso en los labios.

—¿Vamos mañana a mi departamento?—Pregunta Donghae, el moreno alza el rostro y asiente sin prestar mucha atención.

Entonces Hyukjae recuerda lo que se le salio a su suegra en el desayuno-cena ¿Acaso Donghae iba a...? Tomó una servilleta y se limpio con cuidado, aún bajo los ojos castaños mirándolo atentos.

—¿Para qué?—Trata de indagar como sino supiera nada, ya caso era el cumpleaños de Sora, así que les podría decir a sus padres que se mudaria con su novio.

—Para hacerte muy feliz.—Le dedica un guiño, arrugado la nariz en el acto y ampliando su preciosa sonrisa. El rubio se pone de pie y rodea la isla para posicionarse a lado de su novio quien los sigue con la mirada.

—Tú siempre me haces feliz.—Una melódica risa sale del menor quien se gira para estar frente a frente. Separa los muslos y estira las manos para tomar a Donghae de la cintura.

—Voy a darte más galletas con chispas de chocolate, para que me digas más cosas lindas.—Dice a la vez que le toma las mejillas. Hyukjae desliza las manos un poco más abajo, pasando de la cintura a la cadera hasta los glúteos, suaves, redondos y grandes glúteos.

—Es terapéutico.—Murmura Hyukjae a la vez que aprieta con fuerza, masajes la piel y el músculo bajo sus manos, una y otra vez disfrutando de la sensación.

—¿Lo crees?—Donghae se acerca hasta colarse entre sus piernas, se inclina y lame el lóbulo de su oído, lo mordisquea sin causarle dolor, baja las manos por el delgado cuello hasta su pecho.

—Estoy seguro.—Aprieta con fuerza atrayendolo más cerca, hunde el rostro en el pecho desnudo, absorbiendo el aroma de su pareja. —Jamás creí estar tan feliz porque durmieras en ropa interior.—Dice con picardia, baja una de las manos hasta los muslos gruesos y desnudos.

—Y por eso iremos a mi departamento.—Repite Donghae antes de tomarlo del cabello con algo de brusquedad, jalandolo para que alce el rostro y le besa, en medio de la cocina, de la casa y de la noche. Como dos amantes en medio de sus encuentros.

My boyfriend is a Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora