Extra - La Boda

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Hyukjae quería algo sencillo en un salón al aire libre, rodeados de plantas y con las personas que amaban. Se lo dijo dijo su prometido y este entendió algo similar. Por ello estaban en Jejú, habían rentado un salón y todo su jardín en lo alto, podían ir a pasear al mirador y ver la exagerada altura en la que estaban. El interior tenía amplios ventanales y puertas de cristal, el suelo de madera y mesas redondas con manteles blancos, los centros de mesas eran floreros de casi un metro de alto llenos de rosas blancas y adornos dorados.

A la cabeza estaba la mesa donde se sentirían ellos dos, con un pastel en forma de pavoreal blanco, con plumas doradas que no tenía idea como las hicieron pero les daba sus respetos, tras esta una enorme fotografía de ambos colgaba casi en tamaño real, debía admitir que lo hacía sentir un poco cohibido pero le gustaba. En cada esquina de la mesa unas figurillas de vidrio que hasta ahora no sabían que eran pero lucían lindas.

Al costado había otro pastel de tres pisos para los invitados, de fresas con crema y vainilla, de mazapán y chocolate amargo. Decorado con flores doradas y perlas, los músicos eran una banda vestida en trajes grises con moños claros. A los extremos del jardín había pavoreales blancos, mantenidos a distancia por una cerca de madera. En el centro, sobre el pasto verde estaban las sillas divididas en dos las cuales ya estaban llenas, el camino hacia el altar el cual tenía un arco de lilas blancas y el hombre que oficiaria bajo ella.

Técnicamente fue lo que pidió, sabe que Donghae sería capaz de rentar un palacio o algo similar, de llenarlo de cosas sin sentido, de contratar a las bandas más famosas, de llevar a la mismísima Florence Welch si le dice que le gusta su música.

No se podía quejar, a él rubio le gustaban las cosas en grande, era parte de su encanto pero aún así debía de ponerle un límite. Ahora entendía porque siempre les cayó bien a sus suegros y le entregaron al empresa familiar junto a su pequeño querubín, el no solo era el complemento perfecto para Lee Donghae sino que también quien le podía jalar las orejas, sino le hubiese negado algunos caprichos probablemente estarían en la ruina, como aquella vez que quería comprar una pastelería porque vio un drama, cuando el en su vida a horneado nada. Le costó no caminar en tres días y que le doliera la mandíbula pero había ganado.

—¿Estas listo? —La voz de Yoohyeon lo asusto, llevaba su cabello castaño atado en un moño alto con algunos mechones sobre su rostro, una sonrisa enorme se posaba en su rostro, a su lado Sora solo bufaba.

—Me parece una falta de respeto que yo, siendo tu hermana no sea quien pase con la canasta de pétalos —Se cruza de brazos como niña pequeña, dejando salir un resoplido lleno de indignación.

—Donghae ya se lo había prometido a Yoohyeon, te dije que lo discutieras con él —Explica su hermano viéndose en el espejo, llevaba un traje blanco con adornos brillantes en las solapas y bordados en el resto, zapatos de vestir a juego y una camiseta igual, le tomó mucho convencer a él rubio de que no llevaría cobarta, pero ahí estaba feliz de su victoria, debe admitir que el hecho de que tampoco usaba ropa interior influyo bastante.

—Soy la hermana del novio—Sora se cruza de brazos aun haciendo berrinche. Yoohyeon le saco la lengua y apretó el canastos de pétalos con fuerza.

—Vamos, después se casara Taeyeon y quizá lo logres. Además Yoohyeon es como una hermana para Hae y el amor de tu vida —Su hermano le sonríe feliz, la mujer solo asiente con un suspiro resignado.

—Te espero allá —Se da la vuelta y desaparece en el pasillo.

—Espero esto no te traiga...—No pudo terminar la frase ya que la otra chica lo abrazo, su ahora cuñada le tomó de la mano para guiarlo al altar.

—¡Ya es hora! —Lo lleva casi a rastras, se detienen en los escalones. —¡Suerte! —Alza los pulgares y baja hasta el inicio del camino, Hyukjae sigue la mirada hasta el altar donde su prometido está de pie, vestido de traje blanco con perlas y bordado a mano, se había teñido de nuevo el cabello rubio solo para la boda, aunque se dio el capricho de tenerlo rosa por un breve tiempo.

La banda comenzó a sonar, Yoohyeon avanzo radiante mientras tiraba pétalos a su paso. Los invitados sonreían ampliamente felices, las madres de ambos lloraban e incluso el señor Lee se limpiaba las lágrimas con discreción. Cuando terminaron fue su turno, camino con las piernas temblando y la anticipación llenándole el cuerpo.

La sonrisa de Donghae era tan grande que le llenaba de calidez, cuando por fin llegó al altar tomó la mano del precioso rubio que lleno el jardín de la recepción con pavoreales. Podía ver las lágrimas en los ojos castaños a punto e estallar.

El hombre hablo con calma, sinceramente dejó de escuchar su voz completamente perdido en su pareja. Reaccionó hasta que el hombre les pidió decir los votos, Sora se acerco con la almohadilla de los anillos y cada quien tomó una.

—Desde el día que te vi supe que te canarias conmigo, adore a ese chico hermoso, escuálido y pálido, me enamore de esa sonrisa de encías rosadas y tus ojos brillantes, ame cada centímetro de tu ser y tu persona. Te amo Lee Hyukjae, quiero pasar el resto de mis días a tu lado, deseo despertar cada mañana y poder darte un beso, poder sentirte cerca, no sólo quiero que seas mi compañero, amigo y amante sino el amor de mi vida. —Donghae toma la mano del más joven y desliza el anillo de oro blanco con incrustraciones de pequeños diamantes en el dedo ajeno. En el interior de ambas argollas está inscrito D&H.

—Termine en tu conferencia por casualidad pero fue la casualidad más hermosa de mi vida, jamás creí que un modelo tan guapo pudiera fijarse en mi, pero después de conocerte supe que algún defecto tenias que poseer —Se permitió una risa nerviosa que fue acompañada por los presentes, quienes eran conscientes de las excentricidades del rubio. —Aún así me enamore de ti, de tus caprichos y mimos, de tus ganas de tenerme a tu lado siempre y eso fue perfecto porque yo no me atrevía a ir por más. Te amo Lee Donghae, desde que entraste a mi vida si o si hasta el día de hoy, seré tu esposo, tu compañero y el amor de tu vida —Ve las mejillas de su esposo llenarse de lágrimas, la sonrisa no desaparece y le conmueve que el otro se hubiera conmovido por sus palabras. Desliza la argolla brillante y siente como también derrama lágrimas.

—¿Lee Donghae, aceptas a Lee Hyukjae como tu esposo? —Pregunta el hombre.

—Acepto —Responde sin pensarlo.

—¿Lee Hyukjae, aceptas a Lee Donghae como tu esposo?

—Acepto —Responde tan rápido como puede, se toman de las manos llenos de felicidad, llorando por esta y con el corazón latiendo tan fuerte que retumba en sus oídos.

—Por la ley que me confiere el estado, los declaró esposos, pueden sellar la unión con un beso —Apenas terminó de hablar ambos saltaron sobre el otro, uniéndose en un beso lleno de sentimiento, expresando el amor que acaban de prometerse. Sora se iba a acercar para lanzar pétalos pero Yoohyeon la empujó a un lado para hacerlo ella, después de todo fue quien estuvo más cerca con la pareja esos años, se lo merecía.

Quien diría que lo que comenzó como una charla en un café terminaría en un altar. Los ahora señores Lee habían sellado su unión con un beso, rodeados de los que amaban, entre lágrimas y vítores. Después de eso, hubo música, alcohol, felicidad y una resaca con la que apenas y podían, pero la felicidad y el amor nadie se los quitaría.

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No les dije que haría el especial de la boda porque no estaba segura, pero espero les haya gustado aunque me tarde. Gracias, les quiero y cuídense.

Si mis cuentas no me fallan Hyukjae tiene veintiséis y Donghae treinta y tres.

La foto que se tomaron y colgaron en el salon de bodas, tras su mesa.

La foto que se tomaron y colgaron en el salon de bodas, tras su mesa

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My boyfriend is a Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora