Capítulo 3

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Hyukjae debía admitir que prefería la cabaña en medio de la nada que la cena con los amigos de Donghae, no es que fueran malas personas, eran agradables pero no se sentía cómodo escuchándolos hablar sobre viajes al extranjero, derroche de dinero y sus maravillosos trabajos. Además de que todos eran mayor que el, generalmente solía estar comiendo a lado de Donghae, besos ocasionales, palabras dulces, hacer comentarios ocasionales y sonreír como respuesta a casi todas las preguntas, era verdad que el también le agradaba a los chicos pero eso reuniones le resultaban agotadoras.

Pero había algo más aterrador y era Donghae manejando, le pidió las llaves a su chófer y le dijo que podía tomar su auto con el que el llegó a la sesión de fotos para irse. El hombre asintió ante ante las palabras del joven y se fue sin más, Hyukjae tenía la necesidad de ofrecerse para conducir, pero no tenía permiso y no quería arriesgarse a que los detuvieran, eso seria tentar la suerte. Había pasado sus examenes para obtener la licencia, casi todos lo practico, pero aun fallaba en el teórico.

—¿No deberías ir más lento?—Pregunta el pelinegro al notar como el auto tomaba velocidad, toma el cinturón con ambas manos mientras se pregunta como es que Donghae consiguió el permiso de conducir.

—¡Quiero llegar ya!—Protesta el rubio con un puchero en los labios pero al parecer alcanza a sentir su ansiedad ya que amablemente disminuye la velocidad.

Siguen en un silencio cómodo, el amor va concentrado en la carretera, por otro lado Hyukjae casi reza para que no terminen estampados con otro auto, puede pensar que es dramático pero el cambio constante de Donghae en los carriles le dice que solo es precavido.

Cuando después de casi una hora por el trafico, logran llegar al lugar, respira lleno de paz y siente que cada musculo de su cuerpo se relaja, ve como el auto entra en el amplio jardín y se aparca justo frente a la puerta. La propiedad está rodeada de árboles, cruzaron la verja hace como quinientos metros, el césped había crecido bastante y los árboles no se posaron con frecuencia. Hae le dijo que su madre mandaba a alguien a limpiar el interior de la casa y la piscina pero que no encontró un jardinero para el lugar.

—Por fin estamos aqui.—Susurra Hyukjae quitándose el cinturón, baja al auto tratando de no verse desesperado por tocar tierra firme.

—Lo se, vamos te he estado saboreando todo el día.—Murmura Donghae tomando las llaves y cerrando el auto, ambos van hacia la entrada de la cabaña, el rubio toma las llaves y las introduce en la cerradura logrando que se abriera. Ambos entran y encienden las luces, cierran tras ellos en lo que avanzan por el lugar.

Aun después de haberlo visto como seis veces, siempre le parece hermoso, tiene ese acabado rústico, todo es de madera a excepción de los sofás de cuero y las mesillas de vidrio. El piso está reluciente de color blanco, pasan por el pasillo y alcanza a ver su parte favorita, la chimenea en medio del salón. No hay ese toque moderno y llamativo, es una cabaña "sencilla" para los Lee pero a el le encanta. Aunque debe admitir que tal vez es porque tiene diecinueve años y aún es algo impresionable.

—Vamos Hyukkie, aprovechemos que luces como un modelo ¿Quieres una sesión de fotos?—Esa sonrisa en los delgados labios le hace babear y decir que si a lo que sea, se acerca y toma a Donghae por la cintura, besándola con necesidad, había llegado hasta el final en el auto pero no era lo mismo que estar dentro de él, era tan jodidamente estrecho y cálido que le daba escalofríos de solo recordar la sensación.

—Sabes deliciosos.—Murmura contra los labios ajenos, lleva las manos a esos redondos glúteos y los aprieta con fuerza, lo escucha soltar un quejido y sabe que va a reprender por arrugar su ropa, vuelve a tomar su boca para evitarlo y mete la lengua húmeda saboreándolo por completo.

—Y no me has probado con mermelada de fresa.—Ríe con la idea, envuelve sus brazos en el cuello de Hyukjae, mete los dedos en los cabellos oscuros que fueron cuidadosamente peinados solo para deshacerlos en tirones.

—No me des ideas.—Le muerde, lo estampa contra la pared restregandose como un animal en celo, buscando más contacto, más fricción que cuando lo logra le hace gemir e ir en busca de más. Siente las piernas de Donghae enredarse en su cintura, lo toma con más fuerza alzándolo y empotrados en la pared, no era lo prometido por el rubio pero el no iba a quejarse.

Lleva sus labios al cuello, lo lame y muerde, succiona con fuerza la suave piel, siente como el mayor lo empuja para que siga embistiendolo, se froten. Aleja sus manos de los glúteos y los lleva al saco azul, alejándolo de su camino, jala la camiseta negra hasta que los botones caen al suelo, lo toma para alzarlo un poco más, dejándolo caer con la pared, lamiendo sus pectorales y sintiendo como se enfurece más y más, muerde los pezones rosados y erectos, hace que los suaves gemidos que salían de los labios de Donghae se vuelvan jadeos incontrolables y gritos agudos. En ocasiones se sorprende y enorgullece de hacer sentirlo así, después de todo Hae tiene veintiséis años, no es precisamente puritano, no es que le moleste. Le gusta ser el centro de la demostración de la experiencia del rubio.

Vuelve a los labios, lo besa como si no hubiese un mañana, esta a punto de decidirse por follarselo ahí en medio del pasillo cuando un ruido llama su atención. Era la puerta abriéndose, solo necesita un segundo para bajarlo y girarse, el tiempo en que la puerta fue abierta, temió que fueran sus suegros pero no tenía tan mala suerte.

—Señor Lee soy su nueva manager...¡Ahhh!—La voz aguda los hace saltar a ambos, las carpetas que llevaba en sus brazos caen al piso y se cubre los ojos, la pobre chica está roja. Hyukjae le da la vuelta a la pared y se esconde tras de ella muerto de vergüenza.

—¿Qué haces aqui?—Grita Donghae con el rostro de un rojo llameante y las manos cubriendo su erección.

—Su padre me dijo que viniera para que nos pusiéramos de acuerdo, me mandó su ubicación. ¡No me corra por favor!—La pobre no apartaba las manos de su rostro, empieza a preguntarse que tan juntos los vio, bueno se dio cuenta de que era lo que hacían, de eso no había dudas.

—No te correré, solo ve a la cocina si. Espérame ahí—La muchacha asiente y se agacha para tomar las cosas sin apartar las manos de sus ojos, una vez logra tener todo comienza a avanzar sin ver—.Gira a la derecha—Indica el rubio con paciencia—, ahora puedes descubrir tus ojos y continúa avanzando, eso es...buena chica.—Un gruñido a sus espaldas hizo que Dongjae se girará, obviamente que a Hyukjae no le iba a hacer gracia que la llamara así, era un celoso. Lo adoraba.

—Hyukkie.—Llamó esperando que su novio no se hubiese enojado, porque la noche en definitiva no sería como la planearon.

My boyfriend is a Pretty BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora