• Libro I - Blanco y Negro •

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PREFACIO

Charis tamborileó nerviosamente con los dedos sobre su rodilla.

La tensión se hallaba hincada tan hondo en la silenciosa sala de estar, ya sumida en la penumbra rojiza de la tarde, que inclusive la enorme sonrisa blanca de Daniel; aquella por lo normal capaz de iluminar un cuarto completo lleno de gente triste y cabizbaja; no había tenido ningún éxito en disiparla.

Por el momento más breve, se atrevió a levantar la vista del repetitivo son de sus dedos inquietos en su pierna, hacia el otro lado de la estancia; pero se arrepintió enseguida de haberlo hecho, en cuanto la visión al final del trayecto que siguió su mirada le ayudó a convencerse de que aquello no se trataba de ninguna pesadilla, y un intenso escalofrío la hizo estremecerse y apartar de nuevo los ojos al suelo en un rápido parpadeo, emitiendo un jadeo discreto.

Suspiró pesadamente y con amargura, sintiéndose dolida y traicionada.

Cuando Daniel le había sugerido hacer algo distinto ese fin de semana, no es que ella se hubiese esperado algo muy diferente a sus amenos domingos acostumbrados, cuando cenaba con él en su apartamento: música suave, la deliciosa pasta que él preparaba, charla ligera y agradable, bromas y risas... Su medicina preferida para paliar el estrés y terminar la semana.

Sin embargo, tras aceptar su propuesta, la última cosa con la que se hubiese imaginado que cerraría aquella semana en particular, una de las más aterradoras de toda su existencia, era terminar en la misma habitación, y mirando al pálido, inquietante e inexpresivo rostro de Jesse Torrance. 

El chico de los muertos.

El chico de los muertos

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Monochrome | TRILOGÍA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora