15. Segunda Oportunidad

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Charis sintió que le flaquearían las rodillas.

Movió sus pupilas por el rostro de Daniel, intentando averiguar si pretendía jugarle una broma de mal gusto. Pero entendió, por la seriedad expectante en su expresión, que era perfectamente consciente de los disparates que decía.

—¿El... Saint John?

Daniel se mordió con fuerza los labios, con las cejas pobladas entretejidas en lo alto de la frente:

—Lo sé, lo sé, ¡pero es algo temporario! Puedes buscar otra cosa entre tanto, y renunciar apenas encuentres algo más.

La mirada de Charis voló para posarse sobre Beth, con la esperanza de hallar un motivo para negarse. Beth estaba tan empeñada en llevarla de regreso a los Ángeles que seguramente le diría que aquello era una completa locura; precisamente lo que ella quería escuchar. Pero, en lugar de eso, esta dibujó una sonrisa emocionada:

—¡Inténtalo, Charichi! Si no te agrada, siempre puedes venir conmigo a L.A., ¡pero no pierdes nada!

Charis se mordió los labios y los apretó con fuerza, en lo que hacía acopio de toda su entereza para considerarlo.

No, no perdía nada... Pero por otro lado, acabar trabajando en el Saint John tampoco era nada remotamente parecido a ganar.

Al final de una larga pausa sin dejar de resoplar y dar golpes inquietos de talón en el piso, presa de las miradas expectantes de Daniel y Beth en espera de una resolución, Charis exhaló un hondo suspiro.

—... ¿Qué tengo que hacer?

El rostro de Daniel se iluminó, lleno de alivio.

—¡Solo presentarte a la entrevista!; es un favor personal del director, el doctor Garner.

—... ¡¿Qué?! ¡Dan...! ¡No! —Charis sacudió la cabeza y abatió la frente entre sus manos—. Esto no está bien... ¡No quiero caridad!

—Y no lo es, ¡para eso es la entrevista! Talisha, la secretaria del ala de emergencias, está a punto de tener a su bebé y saldrá con baja de maternidad. Van a necesitar un remplazo. ¡Solo hasta que termine su baja, o hasta que encuentres algo mejor! —Daniel afianzó su brazo y la condujo a la puerta.

—¡Dan...!

—¡Por favor!

—¡No lo sé!

Daniel se detuvo de golpe, paralizado. Cuando Charis alzó el rostro para mirarlo, le encontró inhiesto y con el labio atrapado entre sus dientes, como un niño escarmentado:

Monochrome | TRILOGÍA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora