7. La casa en el claro

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—Mi nombre es Jesse Torrance; aunque

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—Mi nombre es Jesse Torrance; aunque... ya saben eso. No sabía mi signo zodiacal. Al parecer... es Piscis. —Echó un vistazo a Charis, quién sonrió autocomplaciente—. Mi edad... prefiero no decirla. La gente... no me cree cuando lo hago. Nací algo lejos de Sansnom.

—Enigmático —dijo Beth.

—Lo siento. Es que-...

—Está bien, cariño, ¡no es un interrogatorio! Dinos solo aquello que te sientas cómodo contando.

—Beth tiene razón; no tienes que ahondar en nada si no quieres —intervino Charis.

Supo solo por su expresión, aún sutil, que Jesse se lo agradecía. Beth asintió con una sonrisa. Sin embargo, no omitió el gesto de Daniel. Lucía decepcionado, pero también suspicaz. Charis adivinó que no solo se debía a que no hace mucho hubiese resultado impensable para ella intervenir en favor de Jesse, sino que además Daniel la conocía bien; y sabía que era la primera en excavar en las preguntas sin respuestas.

Jesse asintió. Aflojó los hombros paulatinamente.

—De acuerdo... —Se aclaró la garganta y prosiguió—. Vine a vivir Sansnom hace ocho años, y empecé a trabajar en el hospital Saint John como conserje. Limpiaba la morgue y me encargaba de la limpieza terminal de las habitaciones con aislamientos.

—No sabía eso —dijo Charis, genuinamente interesada—. ¿Cómo fue que pasaste de conserje a auxiliar?

—Como pasaba tanto tiempo en la morgue, empecé a interesarme por lo que hacía el médico forense. Hacía preguntas, y a veces lo asistía en procedimientos. El auxiliar de morgue de ese entonces faltaba al trabajo con frecuencia, de manera que yo era la siguiente persona disponible. Aprendí mucho en ese tiempo, y finalmente fue el mismo forense quien le habló de mí al director Garner. Ambos me convencieron de tomar un curso por internet. Entre tanto continué ayudando al forense y practicando todo lo que podía. Para cuando acabé y obtuve una licencia, el auxiliar anterior se había ido y me asignaron a su puesto. Luego conocí a Daniel. Después a Charis. Y luego a Beth.

Al acabar de hablar, Jesse apuró un trago largo de su vaso. El efecto del alcohol comenzaba a notarse en el leve cambio de color en lo alto de su rostro.

Beth rellenó al acto su vaso vacío con más alcohol.

—¡Impresionante! ¡Sigue, por favor! —pidió.

—No hay... mucho más que contar. Gracias... —Necesitó de otro largo trago para poder continuar—. Veamos... mi música favorita son el rock y la música clásica. No tengo realmente un hobbie, pero... me gustan las películas, supongo. En especial... las de Tim Burton.

—¡Uh, de los míos! —exclamó Beth— ¿Algo más?

—Es todo.

Charis presionó los labios. El que Jesse omitiese detalles como su habilidad para el piano, o cualquier cosa relativa a su familia de algún modo le hizo creer que era especial por saberlo, pero a la vez no podía evitar sentirse mal por Daniel, quien lucía ensimismado desde la intervención de ella, por completo ajeno a la historia de Jesse. No tenía que oírla; desde luego que él ya la conocía. Y parecía ser precisamente aquello lo que añadía sal a la herida... El no oír nada nuevo salir de su boca.

Monochrome | TRILOGÍA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora