• Libro III - Monocromático •

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Todo pasó rápido. Aún no había hecho la mitad del camino hacia la puerta, cuando escuchó un chasquido, y después un estruendo.

Algo brilló entre la penumbra, y casi al mismo tiempo, sintió el golpe de una especie de fuerza invisible, como el restallido de un látigo.

Instintivamente se llevó la mano al cuerpo esperando contener lo que sabía que venía, pero solo vino un calor extraño. Este le atravesó desde el pecho a la espalda, impregnó su mano por todo su brazo e hizo languidecer todos sus miembros, consumiendo rápidamente lo que quedaba de sus fuerzas. Inmediatamente después, las piernas dejaron de responderle.

Golpeó el suelo duro con las rodillas, y después con el costado. El piso estaba frío, helaba su cuerpo rápidamente mientras que el calor en su pecho crecía hasta volverse un quemazón ardiente, casi insoportable.

Después, se atenuó hasta desvanecerse.

Creyó que podía haber sido su imaginación. Incluso pensó que podía levantarse y correr de nuevo; pero entonces le sobrevino una sensación mil veces peor, la cual le obligó a ovillarse, y a boquear presa de jadeos incontrolables.

Una sensación que identificó, al fin, como el dolor.


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Monochrome | TRILOGÍA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora