13. Verdades a Medias

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—Al parecer, Jesse Torrance visitó anoche la prisión. Pidió hablar con Hank Beau.

Aquella única frase fue suficiente para desplomar a Daniel sobre su silla. Los rojos de la tarde teñían su oficina con un aura mortecina.

—No puede ser... ¡¿por qué?!

—Desconozco la naturaleza de esa conversación. Solo es lo que mis subordinados me informaron. Eso no es todo. También ha habido progresos en el caso. Se hallaron mensajes de texto que son... francamente preocupantes, en el teléfono móvil de Hank Beau, dirigidos a una persona de identidad desconocida. La otra persona no contestó a ningún mensaje, pero lo que decían los de Beau era explícito por sí solo.

Daniel tuvo que respirar para recomponerse antes de oírlo.

—¿Qué decían los mensajes?

—Hank Beau hablaba de alguna especie de pago por recuperar la cadena —suspiró Jiménez—. El tipo no es ninguna clase de criminal meticuloso; no es más que un malandro ordinario. Pero la suma que reclamaba... hubiese convertido en un loco sediento de sangre incluso al criminal más modesto. Luego de los mensajes hay una llamada de alrededor de siete minutos. Eso fue el mismo día, horas antes de que se presentase en el hospital. Me temo que, por ridícula que fuera la suma que Beau demandaba, quienquiera que haya sido la persona del otro lado de la línea, es evidente que consintió en pagarla.

» Esto no es real —pensó Daniel—. Tiene que ser una broma. Tiene que ser ficción...

—¿Por qué? ¿Qué tiene esa joya de especial?

—Todavía no tenemos la menor idea. Hay algo más, Dan. Y esto... es probable que no te agrade mucho.

—Dímelo, por favor.

Hank Beau prometía «hacerse cargo» del dueño de la joya.

—Cuando dices... «hacerse cargo»...

—Es exactamente cómo suena. Torrance podría haber sido asesinado esa noche. Incluso la señorita Cooper. Pero el muchacho se niega a levantar cargos...

—No tiene que hacerlo, todos fuimos testigos de lo que ocurrió. ¡La evidencia está en su teléfono móvil, maldición!

Afortunadamente —afirmó Jiménez—. La poca profesionalidad de Hank Beau firmó su sentencia. Esperemos que eso sirva para mantenerlo un largo tiempo tras las rejas. En cuanto a su amigo... Me temo que ha tomado todas las precauciones para no ser rastreado. Es como si hubiese quemado el puente.

—Pero si es como dices, entonces no hay de qué preocuparse, ¿o sí? Ya está fuera del cuadro.

Solo que no estás viendo el cuadro completo, Daniel. Alguien dispuesto a pagar esa cantidad de dinero a la ligera, te garantizo que tiene los medios para ofrecer la misma suma o una más alta a cambio de la tarea que Beau no pudo completar.

—Quieres decir...

Si esa persona quiere muerto a Torrance, significa que no está a salvo mientras no descubramos quién es. Y no podemos hacerlo sin su ayuda.

—No lo entiendo... ¿quién querría hacer daño a Jesse? ¿Por qué?

Yo en tu lugar le haría esas preguntas a él. El hecho de que no quiera hablar nos deja con las manos atadas. En fin, pensé que deberías saberlo. Y por si por algún milagro el muchacho decide ponerte al tanto de cuál fue la naturaleza de su conversación con Beau, te agradecería que a cambio me lo informases.

Monochrome | TRILOGÍA COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora