2 - Un almuerzo

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Hola, un poquito más no?

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Los días siguientes pasaron de manera muy rápida, clase tras clase hicieron imposible que la pandilla se encontrara. Pero entre Luisita y Amelia las conversaciones siguieron por el WhatsApp después de la rubia pedir el número de Amelia a Marina en la noche después de rodar el corto.

En una de estas conversaciones Amelia le invito a un almuerzo en una hamburguesería vegana en la que el chico de Mateo, Miguel, era socio.

[AMELIA]
Bajando...

[LUISITA]
Te espero en la salida del campus.

Durante aquel almuerzo Amelia descubrió que a Luisita le encantaban las margaritas y la rubia descubrió que Amelia era una mujer de muchos talentos, que tocaba la guitarra, el ukelele, el piano, el clarinete y estaba empezando con el violoncelo.

-Eres una chica de muchos talentos Amelia, yo es que muy mal toco la guitarra.

- ¿Enserio que tocas? Bueno entonces nos encontramos algún día de estos para hacer algo juntas.

-Uy, no. Que te acabo de decir que la toco muy mal Amelia. Que no. Pero anda, dímelo, ¿vas a hacer el casting para la película que van a rodar en el campus?

La expresión de la morena cambio al miedo y la ilusión al mismo tiempo. – Ay Luisita, no sé. – Tomo un sorbo de su te helado. – Creo que aún no estoy preparada para algo así. Además, que es de Netflix. ¿Imagina que me la cago? No, mejor dejar la oportunidad a otra con más experiencia que yo.

-Ay Amelia deja de decir bobadas. Si no te apetece hacerlo vale, te lo compro. Pero decirme que no estas preparada. Si es solo una participación, creo que ni siquiera tiene muchas líneas que decir. Y tú estás preparada porque te he visto actuar Amelia, eres increíble. No disminuya tu valor.

Amelia miraba a esa chica rubia de ojos gigantes que la miraba con la sonrisa puesta y se sentía así, tal y cual como la imaginaba, increíble.

Pagaron la cuenta y salieron a dar un paseo hasta el apartamento de Luisita, ya que esta, no tenía clases por la tarde. En el camino compartieron un silencio confortable. Luisita pensaba sobre lo mucho que le gustaba la compañía de esa morena de rizos y sonrisa cautivante. Amelia pensaba que cuando propuso la salida solo se imaginó un almuerzo, unos cuantos arrumacos en una esquina, pero al contrario de lo que imaginaba, su corazón se había acelerado cuanto vio la rubia al bajar por las escaleras del edificio donde se hacían sus clases, analizaba la belleza de la rubia, su perfil delicado y como le gustaría besar aquellos labios carnosos y rosados. Pero más que eso, quería seguir conociéndola, no quería apenas los besos sin más, la asustaba, pero quería más de Luisita.

-Bueno, aquí es lo mío. – Luisita jugaba con las llaves en la mano delante de un portal de hierro de un edificio antiguo. – ¿Quieres subir? - Amelia pensó, la miró con la ceja levantada y la rubia se sonrojo. – No es por eso Amelia. Ay Dios. No piense que yo.

Amelia rompió en una carcajada. – Lo sé Luisita. Me encantaría, pero tengo una clase ahora por la tarde. ¿Nos vemos mañana?

-Claro. – Respondió Luisita, sonriendo, se acercó a la morena y le dio un beso demorado en la mejilla. – Hasta mañana Amelia.

-Hasta mañana Luisi.

Se giró al mismo tiempo que Luisita adentraba el portal. Era la primera vez que le llamaba Luisi y le pareció el más tierno del mundo. 

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Siento por el capitulo cortito pero es lo que me pedía la historia. 
Hasta el proximo chiques. 
Muchas gracias a uds que han acogido esta historia y estan seguiendo estos pasitos.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora