54 - Ser feliz

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Un capitulo para hablar de muchas emociones. 

X

Cuando Álex cumplió un mes de vida, Amelia cumplió un mes de puerperio, juntos cumplían noches en vela, despiertos por cólicos y llanto interminables. Amelia seguía con los pechos llenos todo el rato y cuando no lo estaban es porque Álex estaba pegado a uno de ellos.

Luisita se despertó con el llanto de su hijo más de cerca, porque habían cambiado la cuna de lado para que Amelia pudiese descansar un poco más.

-Ya mi niño, ya esta aquí mami. ¿Qué te pasa? – Le acarició la barriguita en movimiento circulares para ayudarlo con los gases y el transito intestinal, pero el llanto se intensificó. Amelia de tan agotada siquiera se inmutó, seguía dormida. – ¿A ver, te ayudo y tú me ayudas vale?

Luisita pegó el bebé y giró en la cama, quedando de frente a una Amelia con ojeras y la boca entreabierta. Le estrujaba el corazón verla así. Desató el cierre del sujetador que usaba la morena, sacó la telita que abrigaba su ropa de las gotas que se escapaban constantemente y ayudo con su mano a llevar el pezón hasta la boca del bebé. Amelia inconscientemente, sin abrir los ojos, acunó la colita del bebé poniéndolo más cerca del pecho mientras succionaba. Luisita sacó una foto más, de mil que ya había sacado de momentos como aquel.

Amelia se despertó y encontró su hijo pegado a ella, con la boca abierta y le teta mojando las sábanas. Escuchó ruido en la cocina y sonrió al saber que era un sábado, que Luisita estaría con ellos todo el día. Se levantó, cambio las sabanas y los pañales de Álex, cambió su camisón por un vestido y intentó arreglar el pelo. Imposible. No salían los rizos, estaba sin brillo, sin vida.

-Amor, buenos días. – Luisita adentró la habitación, aún en pijama.

-Necesito ir a la peluquería.

-Pues...

-Voy hoy. – Mandó un mensaje a Pablo, el peluquero que le había atendido desde cuando había llegado a Madrid. – Pablo me puede atender con prioridad a las 11.

Luisita la miraba con los ojos muy abiertos. – Pero y Álex?

-Te quedas con él. Son dos horas.

-Claro. ¿Pero le doy el biberón?

-No. Son dos horas, le doy de mamar luego otra vez y hasta que vuelva se duerme.

-Vale. – Luisita rio. – Y donde ha salido todo eso?

-Me siento fea. – Dijo la morena con un puchero.

-Anda, no digas tonterías, si eres la mujer más guapa del mundo. – Beso sus labios.

-Ya, dices eso porque te di un hijo.

-Nooo, bueno claro que me has dado el hijo más guapo del mundo, pero, ya era la más guapa antes. – Otro beso. – Pero anda, ve a desayunar entonces.

.

Antes de salir Amelia dio la teta otra vez a Álex, dejo que mamara hasta relajarse por completo, de modo que ni siquiera noto el cambio de los brazos de su madre a la cama. – Luisi, me voy y vuelvo en dos o tres horas.

-Todo bien mi amor. Aquí estaremos. – Amelia le besó de despedida y salió apresurada.

Luisita miro al bebé dormido en su cunita, era la primera vez que se quedaba sola con él. Se giró sobre sus talones como dos veces, intentando saber que hacer. Decidió cambiarlo al cochecito y arreglar la cocina, después se sentó con él en el balcón, subió dos o tres stories de la manito agarrándole la camiseta.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora