44 - 30 Semanas

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A ver como trata Madrid a nuestras chicas...

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La semana empezó con el nuevo trabajo de Luisita, que salía de casa por las mañanas y muchas veces tardaba demasiado en regresar. Amelia pasaba la mayor parte de su tiempo sola y por ello se perdió como dos veces en el metro de camino a las tiendas para comprar las cosas de su bebé.

En el viernes Luisita esperaba Amelia en la puerta de la emisora a las 2, la cita con la Doctora era a las 3 y Amelia solo fue aparcar a su lado a las 2:45.

-Joder Amelia, que te estoy llamando hace una puta hora. ¿Dónde estabas?

-Ay Luisita no iba a hablar en teléfono mientras conduzco, te recuerdo que llevo tu hijo en la barriga y no quiero matarnos.

-Ya ¿pero porque tardaste tanto?

-Pues porque ha llegado lo que pedimos en aquella liquidación on line, y pasé media hora poniendo paquetes de pañales en el salón. De verdad que eso de doble ha sido demasiado, creo. Porque tenemos como 150 paquetes de pañales esparcidos por el salón.

Amelia conducía con más soltura ahora, mejor de lo que iba en el metro, y luego aparcaron en la zona del consultorio de la médica.

-Amor, voy a tener que volver a la emisora después de la cita.

-Amor, pero creí que ibas conmigo de compras.

-Ya cariño, pero he llegado ahora, y estoy en un proyecto de una serie, no puedo dejar de estar en el planeamiento. Mañana podemos ir comprar lo que necesitas y de paso ver una peli o algo.

Amelia no estaba contenta pero su chica estaba cierta, tenía que estar en su trabajo, era la chica nueva y no podría perder la oportunidad.

En la consulta de la Dra. Daniela otra chica les recibió, hizo un montón de preguntas a Amelia, repasó su libreta y los demás informes.

-Amelia, espera un poquito que luego pasarás a la Dra.

Con una sonrisa amable la chica se retiró y la pareja se quedó sola en la sala de espera. La pared tenía un cuadro, lleno de fotos del equipo de la médica con chicas embarazadas y con bebés en las manos, familias sonreían en cada una de ellas, y la sorpresa vino cuando Luisita encontró varias fotos de parejas lésbicas en aquel cuadro, incluso una gay, en que un chico trans estaba en la bañera después de dar la luz a su bebé.

-Ay amor, mira. – Señalo a Amelia la foto y las dos sonrieron embobadas.

Luego de una media hora una pareja salió de la sala y el nombre de Amelia fue llamado. La Dra. Daniela era una mujer de unos 40 años, con el pelo corto y un flequillo, sus brazos estaban llenos de tatuajes y sus uñas cortas estaban pintadas de rojo, igual que su labial. Era una mujer guapa y muy diferente del patrón que se espera de un médico.

-Hola, bienvenidas, Amelia... - Apunto a la morena embarazadísima. – Y Luisa. – A la rubia de esta vez.

Asintieron y ella dio inicio a la cita. Repasó con Amelia sus datos, apunto los nuevos, peso, circunferencia, apetito, dolores.

-Doctora...

-Daniela, por favor.

Amelia sonrió. – Sí, perdón, Daniela. – La mujer sonrió. – Te busqué exactamente porque lo que deseo es un parto domiciliar, natural, sin intervención artificial.

Luisita también estaba muy interesada en este asunto, porque en verdad se moría de miedo de que algo pudiera acabar mal y pasar algo con Amelia o con su bebé.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora