O.S. 7 - Barcelona

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Hola, un pedacito agridulce de fantasía y realidad sobre nuestra familia favorita. 

Espero que disfruten. 

X

Después de un serio debate de las opciones decidieron ir en tren hasta Barcelona, al fin conocerían a Gal y no podrían estar más ansiosas. También querían distraerse de la ansiedad de la respuesta a su aplicación al curso para adoptantes del gobierno, donde les juzgaría aptas o no a recibir un niño como acogida, después poder aplicarse a la adopción efectiva.

Aún hacía mucho calor y la familia Gómez-Ledesma ocupaba una cabina privada con el aire templado, Alex miraba con sus ojos grandes cada detalle. Cuando el tren partió de la estación el pequeño se pegó a la ventana, mirando entre asustado y curioso las imágenes detrás de cristal empezando cambiando con la velocidad. Luisita busco a ellos un desayuno de tostadas y fruta, un café para ella y un chocolate helado para Amelia. Alex ya había empezado su desayuno, por tercera vez aquella mañana, en la teta de su madre.

-Vaya, nadie me espera más a comer en esta familia. - Bromeó sentándose al lado de Amelia.

-jajajaja se ha aburrido con la ventana.

-ya veo.

Alex paso el viaje entre siesta y teta. Cuando llegaron el sol les dio la bienvenida, brillando a tope, el trayecto en Uber hasta el hotel, fue agitado porque Álex estaba sudado y cansado, el asiento trasero era apretado por lo pequeño que era el coche. El calor era insoportable y el tráfico no ayudaba para nada, el pequeño lloraba y nada parecía calmarlo.

Lusita pudo ver el conductor mirando por el espejo los pechos de su mujer, no podría simplemente bajarse del coche, con maletas, su esposa y un niño pequeño en medio del tráfico de una Barcelona calurosa, decidió actuar de manera que Amelia nunca había hecho.

-Amelia cubre eso. – Le dio una toallita con cochecitos de punto que fue regalo de Devoción. Amelia la miro sin entender. – Cúbrete.

Con la mirada de reproche de su esposa Amelia decidió no hacer una escena y lucho para mantener Álex bajo la toallita mientras mamaba de su pecho derecho.

-Menudo cabrón. -Dijo la rubia poniendo las maletas en el suelo. -Te estaba mirando darle de mamar.

-Y entonces entras en modo celosa y me cubre? Alex odia que lo cubra. – Amelia sostenía en pequeño que dormía tranquilo mientras Luisita abría la puerta de la habitación elegida.

-No quería que siguiera mirándote.

-Es un asqueroso, pero a mi me da igual, es un pezón. Ya. – Puso Álex en la cama de matrimonio que había.

Para su corta estadía Amelia había reservado una habitación en el hotel recién abierto de su familia, no era muy grande, un salón/dormitorio que contaba con un televisor, una cama y un sillón, un mini bar y un baño. La vista era realmente increíble, un ventanal de cristal negro dejaba a vistas la calle abajo, pero les guardaba de los ojos ajenos.

Amelia sacó la blusa, quedando apenas en sujetador, Luisita encendió el aire templado y en sueños Álex suspiro aliviado. La morena se sentó en el borde de la cama y miró sonriente a su bebe. Luisita se paró a su lado y le dio un beso en el pelo.

-Perdón, no debí actuar así, realmente estaba celosa.

Amelia sonrió. – Todo bien. – Se levantó y llevó Luisita un poco más distante, para hablar sin despertar su hijo. - Yo entiendo de verdad, pero no tenemos que ceder a estas personas, deberías de haberme dicho y nos bajábamos del coche.

-Ya, me pareció una opción mala, con el peque y todo. – Luisita se giró al ventanal, admirando aquella ciudad que le había sido hogar durante casi cinco años, ciudad que la vio crecer, enamorarse, tornarse madre. – Me encanta volver aquí, contigo y con él.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora