24 - ¿Cómo?

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El capitulo anterior fue una sorpresa a alguien?
Vamos de maratón este fin de semana, hoy uno cortito, mañana otro.

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Luisita aparcó el coche al lado de El Asturiano, tomó una respiración profunda y en el mismo momento el móvil de Amelia empezó a sonar.

-Ah, ahora Natalia se recuerda de mí. – Amelia había estado llamando a Natalia durante todo el trayecto del hotel hasta la Plaza de Los Frutos y la pelirroja no cogía el teléfono.

-Pues cógelo cariño que te espero fuera vale. – Luisita se inclinó y le dio un beso en los labios antes de salir a la calle.

-Hola perra. – Dijo Amelia cuando dio al botón verde en la pantalla.

-Hija, y los insultos tan temprano. Veo que los suegros no le cayeron bien eh.

Amelia puso los ojos en blanco. – Ni los he conocido aún Nat. – Apoyo la frente en su mano, resoplando. – Tengo que contarte algo.

-Uy, no me gusta ese tono eh. Y como que no los ha conocido aún. ¿Ha pasado algo Amelia?

Amelia casi podía ver la desesperación descrita en los ojos de su amiga se río para sus adentros antes de continuar. – A ver, es que ayer nos pilló un atasco eterno y después lluvia y bueno, nos quedamos en un hotelito y acabamos de aparcar aquí en la plaza que viven.

-Ah, pues menos mal Amelia. Y porque el tono de bajón, te lo dije que va estar todo bien, que te van a amar.

-Que no es eso Nat. – Ya sentía el nudo en la garganta los sentimientos todos acumulando dentro de ella como una represa llena. Felicidad, miedo, incertidumbre, rabia a sí misma y a Luisita por la ingenuidad de ambas. – Nat...

Natalia al otro lado de la pantalla se sentía inútil por estar lejos de su mejor amiga. – ¿Amelia que pasa? ¿Por qué lloras?

Amelia dejo escapar una risita, Natalia la conocía demasiado bien - Estabas cierta Natalia.

- ¿De que estas hablando Amelia?

-Estoy embarazada.

-...

-¡Natalia dime algo!

-Ay Amelia, que no sé qué decirte. ¿Cuánto tiempo será que estas?

-No sé Nat. La prueba me dijo que son 6 semanas. Pero no sé si es cierto.

-Dios Amelia tienes que ir al médico. ¿Está en Madrid cierto?

-Sí.

-Pues si no quieres tenerlo te doy el numero de la clínica y ya está Amelia. No es muy complejo ni nada.

-No Natalia. Muchas gracias, pero no puedo hacerlo, yo que sé, siento algo que me dice que es para ser así, no sé, quizás estoy loca o son las hormonas, pero he decidido que voy a tenerlo. Aún que sea sola. – En esa misma hora Luisita adentró el coche, escuchó la última frase y se congeló el cuerpo.

Cerró la puerta con un golpe y encendió otro cigarro.

-Ya. Gracias Nat. Sí. Voy al médico. Que sí pesada, intentaré ir hoy mismo. Ok. Le diré. Jajajaj Bye Nataliaaa.

Amelia colgó la llamada y se secó las lágrimas con la camiseta. Luisita a su lado no decía nada, solo soltaba el humo del cigarro por la ventana del coche.

-Natalia manda un beso y felicidades. - Luisita solo la miró y Amelia vio las lágrimas en sus ojos. – Amor ¿Qué pasa?

-¿Que pasa Amelia? "¿Lo voy a tenerlo, aunque sea sola?" ¿Enserio? ¿Es lo que quieres? Pues si no quieres más estar conmigo ya está, pero si decidiste realmente tener a ese bebé no pienses que me voy a distanciar, es mi hijo, mi responsabilidad.

-¿Que? No Luisi. – Volvió a llorar. – Joder solo quiero un cigarro.

-No puedes fumar. Estas embarazada.

-Joder, verdad. Perdón.

Amelia secó las lágrimas y se volteó a su novia.

-Amor lo que dije a Natalia no es mentira, lo voy a tenerlo, y lo otro, bueno, es que no sé qué dirá tu familia, quizás crean que no es tuyo, que te estoy echando un cuento para retenerte a mi lado, o quizás tu no quieras eso, esto es un paso más allá, mucho más allá. Y ahora con la cabeza en el lugar he pensado en todo esto y no sé me he agobiado y acabo diciendo cosas sin pensar. Perdón por decir eso.

Luisita tiró la colilla por la ventana y la miro otra vez, estaba seria, pero sus ojos brillaban. – Mira Amelia, sé que esto es de lejos adelantado, que no lo planeábamos y que talvez no estamos listas para ello. Pero Amelia no lo cambiaria vale. Estoy contigo, y para mí, lo que diga la gente me da igual, Amelia yo te amo. Y voy amar nuestro hijo. Talvez ya lo amo. – Sonrió y Amelia que había vuelto otra vez a llorar, también lo hizo. – Vamos a pensarlo con calma y cuando volvamos a Barcelona veremos cómo llevamos esa nueva etapa vale.

-Vale. – Luisita le acarició la mejilla y con la otra mano el vientre. – Te amo Luisi.

-Yo también te amo. – Se besaron tranquilamente, solo dos pares de labios encontrándose. – ¿Estas preparada para conocer los Gómez?

-Uy,si. Pero Luisi creo que debemos esperar para contarles. Natalia me ha dicho de una ginecóloga que me puede ver en urgencia. Creo que voy a llamarla. ¿Tú que crees?

-Amor. – Luisita le tomo la mano. – Por mí, estupendo. Sabes que te dije ayer de ir al médico. Aún es temprano, creo que hay un huequito para ti no. Llama a la Doctora. Pero vamos que mi madre luego nos pone la policía detrás.

Amelia rio y el ambiente entre ellas volvió a relajarse, salieron del coche en dirección a El Asturiano.

Pocas mesas estaban ocupadas en la terraza y había niños correteando en la plaza, mismo con el frío que hacía. Se los quedaron mirando unos segundos, después se miraron a los ojos con ilusión. 

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Cortito, lo sé. 
Mañana subo otro más. 

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora