A ver como va ese regreso a la realidad...
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En el ocho de enero Amelia amaneció en su dormitorio con su celular sonando en la mesita de noche.
-Ay Amelia apaga eso. – Natalia colocó la almohada sobre la cabeza.
-Ya ya. – Dio en el botón verde. – Sí. Ay hola mamá. Sí. Sí. Te encuentro allí entonces. Vale. Adiós.
Amelia se volvió a tumbar en la cama, el nervosismo haciendo su estómago empezar a revolverse dentro. Se levantó apresurada y corrió hasta el baño.
-Joder. – Natalia se fue detrás y se arrodilló a su lado haciendo una coleta en su pelo con su mano. – Ya mi amor. – Amelia se limpió la boca con la mano y se sentó con la espalda apoyada en la pared, los labios un poco pálidos y los ojos cerrados.
Natalia tiró del inodoro y cerró la tapa para después sentar al lado de su amiga. – ¿Como estas mi amor?
-Aquí de puta madre sentada en el suelo, después de vomitar. – Se rieron y Natalia le dio un empujoncito en el hombro. – A que hora va a encontrar tu madre?
-A las 12. Su tren hacia zaragoza es a las 18.
-¿Luisita va contigo?
-Esta trabajando, pero sale a las 14 y luego va para allá.
-Vale. ¿Y cómo te sientes?
-Cagada de miedo. Mi madre no espera para nada eso. Ni siquiera esperaba un nieto, ni que yo estuviera por ahí follando a una polla, ni que tal polla estuviese oegada a una chica. – Rio sin gracia. – Va a flipar.
-¿Cres que te vs desheredar?
-No. Pero que va a flipar, eso sí.
-¿Estas de cuantas semanas?
-Ocho. – Se levantaron por fin del suelo y Amelia se puso a lavarse los dientes, luego volvieron a la habitación para que pudiese cambiarse.
-Vaya.
-Sí.
-¿Y El medico?
-Tengo cita para mañana.
-Vale. Y... ¿vas a mudarte con Luisita y Marina?
-¿Qué? No Natalia, en los próximos 4 meses me quedaré aquí en este dormitorio
-Ay, yo que sé. Porque con las escaleras, luego te pones gordita...
Amelia le lanzó unas bragas en la cara. – Calla.
.
Amelia llegó en el restaurante 20 minutos atrasada y encontró su madre sentada con un vaso delante. La mujer bajita vestía un vestido de invierno muy elegante y medias negras con sus zapatos también negros. Amelia notó a lo lejos como estaba bronceada, había pasado las fiestas en Argentina con sus primas y dos amigas. Desde que el padre de Amelia había muerto, Devoción parecía estar redescubriendo la vida. Salía, sonreía, hacía viajes con sus amigas, hasta iba a bailes con sus compañeras del clube del libro. Hizo una nota mental de mencionar que su suegra también tenía un clube de estos.
-Hola mamá.
-Hija! – Devoción se levantó y envolvió sus brazos alrededor de Amelia con ganas, apretujando su cuerpo atlético al suyo. Se separaron un poco y se miraron a los ojos. – Que guapa estás. Que brillo bonito en tus ojos. – Le dio un beso en los morros que formaban por la manera que le apretaba las mejillas.
Amelia limpió unas cuantas lágrimas y culpo su pequeño por ellas. – Ya mamá. Deja de apretarme. ¿Que estas tomando? – Preguntó mientras ocupaba la silla delante de su madre.
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Tu y Yo y todo lo que vino después...
RomanceOne Shot? Es broma, no he podido hacer un one shot porque la historia se ha escrito casi que sola. Perdon, o no. Bueno, esa es la historia de una Luisita y una Amelia que empezaron la vida juntas de manera repentina y que no hay otra manera a que f...