27 - María

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Porque María es superior. 

X

Luisita se despertó antes de todos y salió a fumar un cigarro en el balcón.

-Ay que fríiiio. – María cerró la puerta y se paró a su lado enroscada en una manta.

-Que susto maricón. – Luisita le dio un golpecito con la cadera.

-Va, dame uno. – La rubia encendió un cigarro nuevo y lo entrego a su hermana, después otro para ella misma. – ¿Y Amelia?

-Dormida. Está cansada.

-Ya. ¿Y todo bien? Te veo un poco rara. Ves, rara siempre ha sido, pero, más rara.

-Eres idiota. – Luisita rio y dio una callada al cigarro. – Todo bien María.

-Luisi, que te conozco como si te hubiera parido yo, sé que tienes algo pasando por esta cabecita tuya.

Luisita la miro y luego desvió la mirada, María sabía leerla muy bien, no había manera de ocultarle las cosas. – Luisi...

-Ay María. De verdad, a veces odio que me sepas leer tan bien.

-Suelta.

-No puedo.

-Ah, entonces sí que hay algo. – María apagó el cigarro y se sentó en el suelo arrastrando su hermana y arropando la manta sobre las dos. - ¿Qué pasa? ¿Algo con Amelia? ¿Están peleadas o algo?

-No. No. Estamos muy bien.

-Ay Luisi que tengo que sacar las cosas de ti a cuentagotas hija. Dímelo yaaa.

-Está embarazada. – Luisita soltó junto con el aire que había estado prendiendo sin saber. Y se sintió aliviada al poder compartir con alguien.

- ¿Cómo? – María abrió los ojos a más no poder. - ¿Cómo que embarazada Luisi? – la rubia solo la miro, sin decir una palabra. – JODER.

-Pasó María.

-No, no me vengas con esa de que sucedió, fue un accidente. Que no hay accidentes en eso. Tuvieron sexo, sin protección y ahora la chica está embarazada. – María pasó la mano por la frente. – Luisa, siempre te lo he dicho que te cuidaras.

-Ya lo sé. Pero el medico me ha dicho que no tenía posibilidades. Que tendría que hacer un tratamiento y todo eso. Yo que sé. Me fie de él.

-Ya. Pero no deberías. Joder. Me habías dicho que habían estado utilizando los condones. ¿Qué ha pasao?

-Bueno, estábamos utilizando los condones. Todas las veces desde que Amelia los pidió. Solo no los utilizamos durante la regla. – María hizo un gesto de obviedad. – Pero en nuestras cuentas sucedió en el día que me fue a visitar en la proyección y bueno, una cosa llevo a la otra y no lo habíamos utilizado durante un mes desde que empezamos a dormir juntas, pensamos que no pasaría nada no. Pero, bueno.

-¿Y cómo esta Amelia?

-A ver, ha sido un shock no voy a negarlo, ha dicho a ella que estaría con ella independiente de la decisión que tomase. Pero ella no va a quitarlo, así que, vas a ser tía María. – Dijo con una sonrisa y lágrimas pequeñas deslizando por las mejillas.

-Ay Luisi. – Se abrazaron y liaron nuevos cigarros en silencio.

-Oye María. – Luisita le paro antes de volvieren a entrar. – No cuente a nadie más vale. Estoy dejando que Amelia decida cuando decir a nuestros padres.

-Vale. No digo nada. Tranquila. ¿Pero, dirás a ella que me ha contado?

-Sí. Eres mi hermana, se lo entenderá. Pero a los demás, vamos a contarles juntas.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora