56 - Pasitos y rapiditos

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Amelia, la actriz, la administradora, la novia y también la madre. 

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-Me dejas el coche hoy mi amor, que tengo la reunión para cerrar la sala de presentación. – Amelia se había despertado junto a Luisita aquella mañana.

-Vale. – Terminó su tarea de cambiar el bebé y se lo entregó a Amelia. – Aquí. Me voy ya vale.

-Vale. Te quiero.

-Yo más. – Un beso y Luisita se fue, dejando una vez más Amelia y el pequeño Álex, ahora con tres meses, junto a un pedazo de su corazón en casa.

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A las 10 de la mañana Amelia ya estaba con su bebé listo, guardando en la mochila pañales, toallitas, ropa, medicación, documentación, billetera. – Eso es todo mi amor. Vamos de paseo con mamá. – Bajó en ascensor llevando el pequeño mirando hacia delante, con sus ojos grandes, cada vez más miel, curiosos, mirando a todos lados. Sacó una foto de ellos en el espejo del ascensor. – Mira que somos guapos eh. – Amelia en su camisa de vestir rosa y pantalones cortos blancos, Álex vestido con un conjunto amarillo y negro y zapatitos converse. Subió la foto a sus redes acompañada de una canción. Aseguró lo cinturón de seguridad en la sillita de bebé y salió del subterráneo.

Aquel día tenía una reunión con las chicas de la productora que había decidido invertir. Ahora que su madre también tenía mitad del hotel en Barcelona su parte de los lucros también había aumentado y por eso dispuso de una buena cantidad para invertir en un proyecto que le parecía realmente exitoso. Ella estaba siempre muy atenta con las finanzas y era en gran parte responsable por ello, ya que había ganado la confianza de Agustina, cuando le hizo un vistazo en la hoja por primera vez.

-Hola. – Bajó del coche y encontró con las otras chicas en la entrada del edifico donde se realizaría la reunión.

-Amelia, por fin te vemos em persona. – Había conocido a aquellas chicas por sus reuniones vía zoom.

-Ay, sí. Un momentito. – Colgó el arnés en sus hombros y torso, aseguró los cierres y puso en pequeño Álex ya despierto dentro.

-Ay por favor, mira que es la cosita más hermosa que he visto. – Las tres mujeres se aproximaron a Amelia, se dieron dos besos y empezaron a babear en el pequeño que las miraba curioso.

-Amelia. – Agustina llegó con su voz reverberante y su pelo azul. – Como puede, cada vez que te veo, estar más guapa. – Le abrazó de medio lado y saludó a Álex. – Hola pequeñin. Que guapo estás.

Amelia recuperó el color normal de sus mejillas y juntas las 5 mujeres adentraron el edificio, subieron en ascensor hasta la 7º planta. Fueron direccionadas por una joven a un salón de conferencias con una mesa oval y sillas confortables, en una esquina había una cafetera de capsulas, galletas, bombones. Las paredes pintadas de un gris suave y blanco, estaban adornadas de cuadros coloridos y en las esquinas cerca de la ventana había dos plantas en soportes de vidrio.

-Buenos días. Perdón por la tardanza. Juan, un placer conocerlas. – Un hombre de unos 40 años adentró la sala de reuniones y saludó con un apretón de manos cada una de las mujeres, luego detrás vino una chica joven que se presentó como secretaria y otro hombre un poco más joven que el primero.

Empezaron la reunión hablando de la idea que querían presentar en el teatro, que era de curadoría de la empresa de Juan, luego hablaron de público objetivo y después fue el turno de Amelia para hablar de finanzas.

Como el universo ama jugar, Álex que había estado quieto todo el tiempo decidió que era un buen momento para buscar su mejor amigo, la teta. Empezó a lloriquear y babear la blusa de su madre. Amelia lo miró, abrió los botones de la blusa, sacó el pecho del sujetador y lo dio, todo eso sin dejar de hablar con soltura sobre las proyecciones de lucro de la obra. La elegancia con que hizo todo aquel movimiento provocó una sonrisa en la cara de sus compañeras.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora