O.S. 2 - ¿Puedo hacerlo?

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Holis, os traigo uno de los más pedidos. 
No ha sido mi mejor trabajo peeero algo es algo. 

Os pido perdón por si hay muchos errores, lo he escrito y revisado yo, y estoy a punto de quedarme dormida. 

Vamos a ello. 

X

Luisita estaba tumbada en la cama en una tarde calurosa de domingo, mientras el abanico soplaba una brisa caliente sobre su cuerpo sudado bajo una Amelia igualmente sudada. Las manos pálidas de Luisita apretaban con fuerza los glúteos de su esposa, buscando separar sus labios para meter la lengua lo más dentro suyo posible. Amelia por su vez perdió el ritmo de su boca para jadear y mordió levemente la piel de la ingle de Luisita.

La rubia dejo salir una risita y seguía devota a su centro, lamía, mordía, chupaba y volvía a empezar.

-Luisita, joder. - Luisita sonrió lujuriosa, metió dos dedos dentro de toda aquella humedad que bebía y gimió contra sus carnes. - Luisiiiiiii

Luisita cerró la boca e hizo presión alrededor del clítoris de Amelia y movió sus dedos en un ritmo acelerado. Atingió el punto exacto una, dos, tres veces. Hasta que a la morena se erizó toda la piel y por entre sus piernas salieron chorros transparentes que deslizaron por la boca, hasta el cuello de la rubia.

A Luisita también se erizo la piel al sentir el placer que provocaba en su mujer, se puso aún más dura y Amelia le oscurecieron los ojos del deseo, retiró su centro de sobre la boca de Luisita, alineó el miembro a su entrada, aún de espaldas a la rubia, y bajo toda la extensión de una sola vez, provocando un agudo gemido en Luisita, que cerró los ojos reprimiendo el grito en la garganta.

-Joder Amelia. – Le dio una palmada en el lado derecho. - Así mi amor, sigue...

Amelia sonrió de lado, se ató el pelo otra vez y siguió balanceándose sobre ella. Estimulándola, persiguiendo su orgasmo con devoción.

Le arañó las piernas hasta la bola, la acarició y apretó. Luisita le agarró de la cintura con fuerza, clavándole las uñas.

Amelia llevó un dedo más atrás, acariciando con delicadeza la zona, recibió un gemido en respuesta, forcejo un poco el dedo hasta entrar un poquito.

-Amelia

-Quieres que pare? - Preguntó jadeante.

-No. Pero despacio.

-Sí amor. - Rebotó su trasero otra vez y trajo el dedo hasta su boca, lo lamió empapándolo de saliva y volvió a intentar penetrar su esposa.

Con un poco más de paciencia lo hizo y ambas gimieron más alto, dos penetraciones bastaron para que Luisita no pudiera soportar más y se corrió, apretando a Amelia sobre ella para que no dejase de sentirla.

Amelia saco el dedo despacio y después goteo todo aquel líquido sobre el pubis de Luisita al levantarse, solo para tumbarse a su lado.

-Guau... eso fue... - Luisita sonrió de medio lado. - Intenso.

-Ay. - Amelia se giró de espaldas dejando que el aire secara el sudor de entre sus pechos bajo el sujetador de mamá que usaba. - Sí. Hacía mucho que no teníamos tanto tiempo.

-Si. Oye. -Luisita se gira a ella, apoyando un codo en la cama y la cara en la mano. - Has tenido un squirt. - Subió y bajo las cejas sonriendo. - Me ha mojado hasta el cuello.

Amelia río. - Sí, lo he sentido. Nunca había pasado. - Le guiño un ojo.

-Pues ahora que sé el camino voy a intentarlo siempre. Lo prometo. - Se aproximó para un beso.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora