7 - Segredo

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Nos vamos de fiesta?

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Amelia pasó todo el día de viernes mirando al móvil, esperando un mensaje, una llamada, algo. Pero nada. Luisita también no había aparecido en clase y Marina le había dicho que no sabía si su amiga iría a la fiesta que habían quedado.

-Natalia. – La pelirroja dormía boca arriba, roncando, cuando Amelia adentró la habitación. – Natalia! Despierta hija de perra.

-Ay Amelia ¿quieres matarme? ¿Qué pasa? Un incendio espero, para que me despierte de la siesta de ultimo día de clase.

-No. Luisita. – Dijo Amelia sentándose en el suelo con la espalda apoyada en su cama.

-Ay Dios, otra vez con el drama de la rubita. – Natalia tapó la cara con la almohada.

-Natalia es que no sé que pasa con ella. No me hablas, ni siquiera ha venido al campus. Sé que ya no necesitaba estar en esta última clase, pero, pensé que... ay yo que sé.

-Amelia, necesita hablar con ella. Que, si no quiere estar contigo que te diga, pero dejarte tirada así es un poco de cabrona.

-Que dices Natalia. No me dejó tirada. Ya lo hablamos sobre que creo que pasa con ella.

-Y? Si tú, sabiendo lo que sabe, sigues deseando estar con ella, creo que lo mas lógico es que hablen de una puta vez. Que tu satisfyer querida amiga, ya no se aguanta. – Rompió en una carcajada.

Amelia le tiró una almohada. – Cállate. – Se rieron juntas a carcajadas. Que mejor medicina que la amistad de las buenas ¿no?

La tarde pasó lenta para los jóvenes con ganas de fiesta, pero ahora ya estaban a punto de salir. Amelia con sus shorts vaqueros y su top de flores estaba aplicando labial con el espejo de un coche aparcado, mientras aguardaba junto a Fede la llegada de Marina y con un golpe de suerte, Luisita.

-Hola. – La suerte estaba a su favor.

La rubia estaba vestida con shorts veraniego blanco y una camiseta de wonder woman roja. Amelia se perdió por largos segundos en sus ojos maquillados y sus labios rojos. Era increíble lo mucho que la echaba de menos en apenas 48 horas. – Hola Luisi.

Sin decir una palabra más el grupo se fue hasta la biblioteca donde Natalia esperaba Carlos, sentada en los escalones liando un porro que olía de maravilla.

-Anda, de las buenas no. – Dijo Luisita sentando a su lado.

-Hola Luisita. – La pelirroja estaba hasta las narices con la actitud de Luisita con su amiga y no se le daba muy bien eso de fingir.

La rubia notaba la tensión y no dijo nada más hasta que Carlos bajo las escaleras y otra vez volvieron a caminar.

El porro se iba pasando de mano en mano entre los seis hasta llegar a la casa donde se iba a realizar la fiesta. Estaba decorada con felicitaciones de fin de semestre, la poca luz se concentraba en la cocina para iluminar las bebidas y otro poco de luz en una mesa de beer pong en el jardín trasero.

Luego de entrar empezaron con las bebidas y Luisita se pegó a Amelia le besando la mejilla antes de susúrrale al oído.

-Perdóname.

Amelia solo le sonrió, buscó un vaso a cada una y la llevo a la pista de baile improvisada en el salón. Empezaron a bailar y llenaron sus vasos una y otra vez. Jugaron al beer pong y perdieron para Mateo y Miguel, que habían llegado. Luisita no sabía si tenía el coraje para decir la verdad a Amelia, y también dudaba ser aquel un buen local para ello. Amelia quería hablar con ella, pero tenía miedo a las respuestas que podría darle. Entonces para olvidar el tema volvieran a no hablar, lanzarse a los labios una de la otra, embriagarse hasta olvidar los miedos, dejarse llevar.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora