19 - Bloqueo

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Amelí y sus dudas...

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Amelia y Natalia caminaban tranquilamente de camino al campus después de su visita a la peluquería. Los rizos de Amelia estaban sin vida después de tanta laca para la obra, por ello en aquel jueves, que no tenía función, fue junto a su mejor amiga a una peluquería hacer un tratamiento de aminoácidos para recuperarlos, aprovecho la ocasión y coloreo algunas mechas de una miel suave, acentuando el amarillo de sus ojos.

-¿Amelia pasamos por un café? – Natalia sacaba mil y una selfies de su nuevo corte de pelo.

-Vale.

Las dos amigas buscaron una mesa dentro de la cafetería y pidieron al camarero dos cafés y a Amelia bajo un antojo a cruasán. Luego el chico llevo sus pedidos y se retiro con una sonrisa y un guiño a la morena, haciendo Natalia explotar en una carcajada.

-Quizás ahora que te gustan las pollas exhale las feromonas para atraer el sexo opuesto Amelia. – Natalia no paraba de reír y el chico detrás de la barra no dejaba de mirarlas.

-Natalia! Qué asco. No. – Amelia giro un poco su silla de modo a quedar de espaldas al chico. – Y no me gustan las pollas. – Dijo en voz baja. – Me gusta solo una. Y es la de Luisita. Que es una chica.

-Sí, sí. Pero es una polla. – Natalia tomó un sorbo de su café entre risas y Amelia le lanzó una servilleta.

-Idiota.

-Dímelo Amelia, que hace tiempo que no hablamos.

-Gracias a tu trabajo que te ocupa todas las horas Nat.

-Ya, pero ahora "libre estoy, libre estoy..." – Rieron con la imitación de Elsa. – Gracias a Dios y a Luisita por la prueba que me consiguió para la telenovela esa.

-Sí. Mi chica es la mejor sí. – La sonrisa de Amelia todas las veces que hablaba de su chica era la más brillante, aquellas que hacen las pupilas dilataren.

-Ay Amelia, verte así es algo que nunca había imaginado, la verdad. Me hace feliz verte así, aún más porque sé que es reciproco, porque veo a tu chica todos los días y cada vez que habla de ti la misma sonrisa se refleja en su cara. - La pelirroja busco la mano de su amiga y le dio un apretón. – Pero ya, basta de tanto azúcar y hablemos de lo picante. – Subió y bajó las cejas provocando una risa en Amelia.

-Ah claro, ya me lo sabía que no tardaría en venir.

-Me conoces tan bien. – Le guiño mordiendo otro trozo del cruasán. – Suelta anda.

-¿El que? ¿Qué quieres saber? – Pidió otro cruasán, que el chico no tardó en traer, junto a un botecito con Nutella "a cortesía" digo el con otro guiño. Amelia le devolvió una sonrisa sin gracia y el se fue. – En serio. Pesado eh.

-jajajajajajajajjaja disfruta de la Nutella mi amor. – Natalia metió un trozo de su pan en la crema y gimió de gusto al meterlo en la boca. – Y entonces, dímelo ¿cómo esta tu vida en la aventura del pene?

-La aventura del pene? Jajajajajajjaajajjajajaj en serio? Ay Nat. Pues no sé, diría que muy bien, estamos juntas ya hace cuatro meses y casi tres que tenemos relaciones. Y no sé, creo que esta muy bien. Seguimos aprovechando toda la oportunidad de hacerlo.

-¿Y como llevas la historia de los condones?

-Bueno, llevando. No es desagradable del todo, pero mis días favoritos han cambiado a los días de la regla, porque lo hacemos sin ellos. Y es... uff. – Amelia se puso roja solo en pensarlo, sus encuentros durante la regla ahora no solo acontecían en la ducha, Luisita cambiaba las sabanas todo el fin de semana, pero no podían dejar la oportunidad de sentirse la piel una de la otra. – Es que sentirla es otro nivel Nat. Me encanta.

Tu y Yo y todo lo que vino después...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora