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Parece un sueño, hoy en mi interior. 

Estoy a un paso de la terrible noche. 

Sálvame ahora ¿Puedes regresar?

Siento frío sin ti, me he quedado atrapado en tus ojos.

Abrázame ahora, ¿Puedo olvidar el sentimiento de dolor?


Una tormenta sin final.

Él había sido una tormenta que por años y con muchos métodos se había tratado de calmar, se intentó con el método del espejo, cánticos y bailes, pero nada hizo que su tormenta se acabara.

Se acostumbró a ella, construyó una nueva vida bajo esa agua interminable con ladrillos fuertes y cemento, nada lo derribaría ni lo molestaría, después de tantos años... Había aprendido a vivir con esa tormenta dentro de él.

Sin embargo olvidó que la única manera para que dicha lluvia se fuera sería si aparecía el sol. Su cielo agobiante y frío parecieron detenerse cuando dos brazos lo atraparon por su espalda. No tuvo que verle la cara para saber que era él, no olvidaría su aroma y la manera en la que sus brazos lo tomaban con delicadeza.

Su cabeza se puso en blanco y simplemente perdió su mirada en los inmensos árboles que se abrían frente a él.

¿Y si no era él y sólo estaba-

— Jungkook... — Hablaron sobre su espalda y todo dentro de él convulsionó, sus manos se cerraron en un puño y se quedó frío.

Lo soltaron pero no duró más de un segundo para que apareciera el sujeto frente a él. Sus mejillas estaban coloradas y lucía bastante feliz.

— Hola, Jungkookie.

No...

Él no podía estar aquí.

— K-Kim.

Lo vio sonreír.

— Realmente me asusté, creí que se trataba de mi padre y corrí a esconderme. N-No esperaba encontrarte aquí, pero no me molesta — Comentó casualmente.

— ¿Q-Qué haces aquí?

Había una clara diferencia en sus tonos de voces, la del mayor se escuchaba alegre y emocionado, la del menor era más temerosa y casi como a la defensiva.

— ¿No deberías estar en Japón, con tu esposa?

Pestañeó casi cinco veces seguidas en lo que tardaba en contestar.

— Sí, debería, pero los planes cambiaron — Explicó — Las cosas no están muy bien para los coreanos que vivíamos en Japón, tuvimos que irnos lo más pronto posible.

— ¿Qué hacías aquí? — Ojeó el alrededor notando una flor acostada sobre un árbol, y mientras detalla su tronco marrón noto un intruso amarrado a el.

— Umm — Se giró para poder ver lo que el menor escrutaba — Es nuestra pañoleta ¿Te acuerdas?

— ¿Nuestra? — Arrugó la frente.

— S-Si, nosotros-

Su cabeza se nubló, los sentimientos que tenía en ese momento eran tan fuertes que su cuerpo no lo pudo soportar. Le dolió la cabeza y cuando abrió sus ojos su pulso se aceleró.

No estaba en el bosque, no estaba en el salón, no estaba en su casa y mucho menos en Honey.

Pudo verse a sí mismo, estaba amarrado en ambas manos y sus rodillas estaban a magulladas sobre el suelo, su cuerpo tiritaba debido al frío y las venas en sus manos se podían ver debido a que hace mucho no le llegaba el sol.

Para mi no eres Prohibido {KTH+JJK}. 𝐒𝐢𝐠𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora