ੈ✩‧₊𝗡𝗜𝗚𝗛𝗧𝗦𝗧𝗔𝗥┃❛SOLO SE NECESITA UNA ESTRELLA PARA ILUMINAR EL CIELO.❜
Ser mitad terrícola y mitad alienígena no es nada fácil, solo vean a Mar'i Grayson. Su aventura contiene tragedias, luchas y desilusiones, pero t...
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Hace casi un año Mar'i había abandonado la Tierra, los Titanes fueron yendose de a poco, hasta que solo quedó Megatron, Chico Flash y Linterna Verde. La base se había trasladado a Metrópolis, dónde había comenzado a hacer más contacto con la Liga de la Justicia.
Por otro lado, Damian había abandonado Gotham casi dos meses después de que Mar'i se fuera a Tamaran. Megatron solo supo que se encontraba en una isla de la muerte, al parecer luchaba contra otros tipos por su cuenta.
Lian había vuelto a Starling City, el Grupo de Flecha necesitaba a todos y ella no se opuso. Regresó para ayudar a su familia, y convirtiéndose en un vigilante importante de la ciudad.
Y Mar'i, Mar'i había regresado a su planeta natal, dispuesta a recordar todo lo que había olvidado, y entrenando para ser una guerrera tamariana orgullosa.
Kearned'r se mostró sorprendida de verla de regresó, pero aunque Mar'i intentara acercarse a ella, Kearned'r se alejaba diciendo que no la quería ver. Aunque en realidad estaba muy feliz de poder tener a su prima de regreso.
La reina Komanda'r observaba algunas veces los entrenamientos de Mar'i. Fue la más emocionada de volver a recibir a la princesa Mariand'r. Le había preparado un banquete especial para celebrar su regreso, invitados de muchos lugares llegaron solo para ver a la princesa y darle sus bendiciones.
Mar'i pasó mayor parte de su tiempo libre sentada frente a la gran escultura de su madre, el cual estaba ubicado sobre el sitio donde su madre siempre pasaba tiempo sentada. Se veía realmente majestuosa así, parecía una diosa.
También había ido a ver la escultura de X'hal, habia pasado tiempo desde que había visto aquella escultura. El ver la escultura de la diosa y la de su madre cerca solo le hacía pensar que ambas fueron realmente las diosas de Tamaran.
Había pasado casi todo el año recibiendo visitantes, incluso algunos llegaban con doble intención. Entonces, un día antes de su regreso a la Tierra, un visitante importante había llegado al castillo.
—¡Princesa! —un chico tamariano y de muy buen cuerpo se acercó a ella con una sonrisa.
Era mucho más alto que ella y con razón, si las mujeres tamarianas eran altas, los hombres alcanzaban una altura intimidante.
—¿Te... Te conozco? —ella lo miró confundida, hablar tamareano se había vuelto fácil.
Acababa de entrenar con el general y se sentía algo confundida de ver a alguien hablándole después de su entrenamiento. Su ropa eran una botas moradas pesadas y un leotardo del mismo color, se había atado el cabello para que no le molestara mientras entrenaba.
—Soy Druxe'n, ¿recuerdas? —la miró esperando a que se diera cuenta, pero Mar'i seguía mirándolo confundida—. El niño que te arrojó al pozo cuando tenías tres años —soltó con vergüenza.
