𝒕𝒘𝒐.⠀⠀damian wayne

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CAPÍTULO DOS.
DAMIAN WAYNE.

Alfred dejó las maletas sobre la cama de aquella habitación, que ya le pertenecía a Mary

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Alfred dejó las maletas sobre la cama de aquella habitación, que ya le pertenecía a Mary. La niña entró a la habitación, sonriendo al obtener recuerdos de ése lugar, Bruce había hecho esa habitación especialmente para Mary. Las paredes de un color violeta, adornadas con estantes, que en ellos tenían portaretratos de unas fotos de ellos dos, la favorita de Mary era la que estaba sobre la mesa del escritorio.

Bruce y Mary se la habían sacado cuando ella había llegado por primera vez a la mansión, cuando se conocieron. Él le había regalado un peluche de un oso morado. Bruce le había pedido a Dick sobre lo que le gustaba, y a Mary le había encantado el regalo.

-¿Quiere que le prepare algo de comer? ¿Tal vez esas galletas que le gusta tanto?

-Si, me gustaría -asintió Mary, abriendo sus maletas y dándole una mirada al mayordomo que estaba en la puerta.

-Serán galletas entonces.

Alfred se fue, dejando a Mary desempacar. La azabache agarró lo último que empacó en aquella maleta de cuero, era una foto de su madre y ella, se la habían sacado en tamaran. Su madre, tan hermosa como siempre, con su cabello extremadamente largo, sus ojos verdes y su sonrisa radiante. Sostenía a Mar'i en su regazo y ambas sonreían como si fuera el mejor momento de sus vidas.

Dejar a su madre en aquél planeta fue doloroso. Pero Mary también debía saber de su otro lado, su lado terrícola.

Dejó la foto al lado de la que estaba en el escritorio, junto a la de Bruce. Abrió aquél armario y observó las cajas de zapatos, los atuendos empaquetados en bolsas y colgados en el perchero. Supo al instante que Bruce le compró ropa nuevamente. Procedió a dejar la ropa que trajo en aquella maleta marrón y colgarla junto a las demás. Iba a abrir aquella otra maleta gris, pero no sé atrevió y decidió guardar la maleta completa en el armario.

Extendió sus brazos, alzando la maleta para ponerla junto a aquellas cajas de arriba, pero incluso de puntas no alcanzaba y fue por eso que se impulsó con las puntas de sus zapatos, para luego flotar unos centímetros y alcanzar a guardar la maleta.

-¿Quién demonios eres? -una voz emergió desde la entrada de la habitación.

Mary se detuvo en seco al no reconocerla, aún flotando en el aire, y volteó a ver a la persona. Un chico de cabellos oscuros, ojos penetrantes y de color verde, miraba a Mary desde la entrada, apoyado en el marco de la puerta.

"-Bruce tiene visita. -recordó a su padre diciéndole. -No es muy cortés que digamos, pero trata de ser amable, Starshine."

Y Mary supuso que la visita era ése niño que estaba frente a ella.

-Soy Mary -sonrió con emoción y se acercó a él, sin intención de volver a tierra firme-, ¿y tu quién eres?

Él la observó con los ojos entrecerrados, como si analizara al espécimen que tenía enfrente y viendo dudoso la mano que le tendía la híbrida. Hasta que decidió aceptar su mano por cortesía.

-Damian.

-Un gusto, Damian -sonrió Mary.

-Ajá, ¿cómo has hecho eso? -la señaló con el dedo de arriba a abajo.

Se refería a cómo estaba a centímetros del suelo, flotando y actuando como si fuera lo más normal del mundo.

-¿Eh? ¡Oh! ¿Cómo puedo volar? -preguntó, viendo hacia abajo unos segundos y luego lo volvió a mirar-. Es simple, pero una largar historia. Resumiendolo todo, soy una híbrido. Mitad tamaraneana y mitad terrícola.

Damian mantuvo la compostura, aunque su mente estaba procesando sus palabras y el asombro estaba en su interior. Todo apuntaba a que esa niña era la hija de Grayson, pero también hija de Kory y eso era lo más lógico. O era hija de Grayson o hija de Todd, y lo más probable era lo primero. Sabía los melosos que fueron esos dos de adolescentes.

-Eres una alienígena.

-Esa palabra suena muy mal cuando lo sueltas así -lo señaló con su mano. -¿Tu eres el invitado del abuelo Bruce?

-¿Abuelo Bruce? -murmuró para sí mismo con una mueca, luego se alejó del marco y se enderezó-. Soy su hijo -soltó con un aire de orgullo.

Mary arqueó una ceja y se acercó en una ráfaga violeta hacia él. Damian dio un paso atrás por la impresión. La azabache lo inspeccionó, girando a su alrededor y flotando como si de un globo se tratase. Le dió un piquete con su dedo en la mejilla, como si quisiera ver de qué estaba hecha.

-¡Oye! -se quejó, quitando su mano de un manotazo-. Aléjate, mocosa.

-Me llamo Mary.

-Sé como te llamas -rodó los ojos-. Pero eres insoportable.

-Si te pareces a él -asintió Mary, luego de unos segundos. Lo había estado inspeccionando.

-Claro que sí, soy su hijo. -bufó.

(

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(...)

Hola, estrellitas.

✓ NIGHTSTAR, damian wayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora