La musa secreta [NamJin]

Mr. Berrinches

Pese a haber obtenido lo que tanto estuvo suplicando, seguía molestando, especialmente cuando estaba atendiendo a clientes de la disquera, hacía imposible poder escucharse entre ellos.

—No me provoques —susurró irritado mientras cerraba la puerta después de despedir a su última cita del día.

—¿Dijo algo? —preguntó sarcástico. Jin solo desvió su mirada y caminó a la gran ventana, contó hasta diez en su mente. Nam Joon apresuró el paso para situarse atrás de él y en cuánto giró lo sometió entre sus brazos, sin permitirle moverlos debido a que estaban dentro del fuerte abrazo.

—Me vas a abrir las puntadas —gruñó y logró que aligerara la fuerza, pero no que lo soltara.

Volvió a intentar besarlo, pero movió su rostro, lo intentó una y otra vez, Seok Jin reaccionó de la misma forma, hasta que en un falso movimiento de distracción Nam logró su objetivo.

El choque de sus bocas fue muy brusco, pero Nam aprovechó para no apartarse, Jin solo mantuvo sus labios quietos y rígidos, pero esto no hizo que desistiera. Siguió hasta obtener reciprocidad lo que logró al besarle el cuello y volver a sus labios rápido.

Lo llevó lentamente hasta el sofá y lo recostó poco a poco, se subió arriba y Seok Jin se quejó por sus heridas, dejó de hacerlo cuando sintió los labios húmedos de Nam Joon en su pecho, no abrió los ojos, pero mientras lo besaba pudo percibir que el chico encima suyo se estaba quitando la camisa, después su mano fue conducida al pecho y abdomen desnudos de Nam, quien seguía besándolo. Era su parte favorita, sentir los labios fríos y suaves de Kim Seok Jin que albergaban inocencia en sus movimientos torpes, le hacían saber que jamás lo había hecho, eso lo notó desde el primer beso que le dió en el baño.

Fue desabrochando la camisa de Jin, puso pequeños besos por sus clavículas y quizo ir más lejos, pero notó la incomodidad del joven quien ya estaba tratando de apartarlo. Desistió y comenzó a darle besos fugaces en los labios como signo de que iría lento, pareció aceptar porque su cuerpo se fue relajando.

—Sé que esto no está bien, pero quiero proponerle algo. —Jin abrió los ojos, estaba ruborizado y con los labios aún más rojos de lo que eran normalmente. — Mientras no encontremos a la mujer ideal para nosotros. ¿Por qué no equivocarnos todo lo que queramos?

Unos pasos los distrajeron y una voz conocida se escuchó.

—¿Kim Seok Jin? —Haneul estaba llamándolo del otro lado de la puerta.

—No puedo. Lo lamento. —Apartó a Nam Joon y se paró pese al dolor de las heridas. Abrochó su camisa, acomodó su cabello y puso un cojín sobre sus piernas. Miró a Kim Nam Joon esperando que hiciera lo mismo, pero estaba molesto y decepcionado por tener que fingir que no querían eso.

Jin empezó a ponerle la camisa como niño pequeño, acomodarle el peinado y puso igual un cojín entre sus piernas, el cual quitaba como berrinche.

—No —susurró, aventándolo nuevamente.

—Nam, no tengo tu tiempo.

Se levantó y agarró un folder que usó para cubrirse y poder salir a atenderla.

—Hola, ¿está muy ocupado?, quiero invitarle a comer. —Pensó en buscar disimuladamente cuánto tardaba en pasar la excitación, pero prefirió que eso no apareciera en su historial de búsqueda.

—¿Qué te parece mejor una cena? —La chica asintió gustosa, hablaron de la hora y se despidieron.

Abrió la puerta sin percatarse que estaba Nam Joon escuchando y le golpeó la nariz. Este la sobó, observó directamente a Jin.