Durante toda la semana, la última vez que Tae y Jimin habían visto a Jin, fue aquel día de la firma de la modificación del contrato, el chico se puso a trabajar desde otra oficina, pero nadie más que su secretaria lo sabía.
La mujer había recibido ordenes estrictas de mantener el secreto y las acató porque consideró que necesitaba calmar su interior, estaba consciente que la vida del joven había cambiado mucho en poco tiempo, no solo para bien. Temía que pasara algo que nadie pudiese controlar.
Lo difícil era ver cómo sus amigos iban a buscarlo y solo alzar los hombros, fingiendo que no sabía dónde estaba, pero que estaba bien, atendiendo asuntos fuera de la disquera. Ni Tae, ni Yoon Gi, ni Jimin le creyeron, pero no podían obligarla a desobedecer la solicitud de su jefe, estaban seguros que fue decisión de él.
El domingo por la mañana Tae ingresó de inmediato a la oficina, con el rostro lleno de esperanza, era el día de la semana donde se suponía pasarían el tiempo juntos para su próxima lección, pero su jefe no estaba. Trató de justificar la actitud con la idea de que quizá llegaría más tarde, debido a que el fin de semana no había horario fijo, las personas llegaban tarde normalmente.
Se sentó impaciente, agudizando su oído para cualquier sonido que le indicara la presencia de Seok Jin y no tuvo que esperar mucho.
La voz resonó, pese a que solo fue un susurro, saludando a Soha, tuvo la esperanza de que abriría la puerta, pero escuchó los pasos alejarse. Salió inmediatamente, cuando Jin ingresó al elevador, observó a un Tae dolido que se apresuraba para alcanzarlo, pero no fue tan cruel, detuvo la puerta y lo dejó pasar.
V lucía ojeroso, vestía pans y una sudadera negra lo que no era usual en él, parecía haber tenido una mala noche, aunque por el rostro que llevaba, quizá toda la semana fue una tortura.
—Buen día Kim Seok Jin —susurró sin verle, con las manos en las bolsas. Se había levantado muy temprano y solo lavó sus dientes, no quería llegar tarde y que él no estuviese.
—¿Se siente bien? —Acercó su mano a los mechones desalineados del chico que dejó pasar el dulce gesto sin pronunciar algo, cerrando los ojos. Agarró delicadamente la mano y la puso en su mejilla, Jin acarició el rostro de V cómo se lo solicitó de manera implícita.
—Lo extrañé mucho. —Seguía con los ojos cerrados. Había estado preocupado por Kim Seok Jin toda la semana, temía haber generado un colapso en él y eso le había ocasionado pesadillas sobre la muerte, entre otros recuerdos de su infancia que no lo dejaban en paz. Recuerdos que habían permanecido bloqueados, hasta ese día donde el odio hacia el señor Kim volvió.
—He estado muy ocupado. —Apartó la mano de la mejilla, sabía que no era cierto, lo había estado evitando a toda costa, pero no le diría eso, en su lugar prefería mentirle. Aunque la actitud de Tae le preocupó, ante sus ojos la dependencia que estaba desarrollando lo hizo sentir mal, al menos él pensaba que su estado de salud se debía a dependencia, pero no era así. V estaba lidiando con su interior, igual que lo hacía Seok Jin, pero bajo sucesos distintos, derivados de la misma persona.
—Hoy es día de lección —susurró, tratando de sonar normal y no tan necesitado—. ¿Qué haremos?
Salieron del ascensor, después de la disquera, hasta llegar a las escaleras de la entrada, donde Seok Jin tenía que esperar al chofer.
—Tengo que ir a ver a Wong, presentarle el proyecto, ver si acepta, si no lo hace, tendré que pensar en algo nuevo y sorprendente para dar a conocer a Yoon Gi. —Rascó su nuca, porque el proyecto ya había sido aprobado por él otro joven, pero necesitaba una excusa para estar ocupado. — Quiere algo grande.

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La musa secreta [NamJin]
FanfictionKim Seok Jin, hijo de un militar homófobico del cual sólo recibió golpizas por sus rasgos finos, su amor por el rosa y ademanes femeninos, tiene que hacerse cargo de una disquera que su familia maneja, mientras su padre vuelve al campo de batalla p...