Las seis de la tarde parecían ser eternas, tenía poco tiempo esperando, pero su pie descontrolado al igual que su mano que parecían bailar al son de la música del lugar, demostraban la impaciencia.
Múltiples veces se levantó para observar a las personas que entraban, con la esperanza de visualizar por fin, a la persona que esperaba con ansias.
—Lo lamento. —Incluso con toda su vigilancia no se percató de la llegada de su amiga. — Apenas iba a ver que preparaba para comer.
—Soha, estoy en un dilema.
El semblante de ambas pareció conectarse, un deje de preocupación las invadió, pero trataron de aclarar tanto dudas como problemas.
—¿Has dormido bien? —preguntó, alzando la mano para ordenar.
—Eso dejó de ser el problema desde hace años, hoy ha llegado uno diferente y se llama: Kim Tae Hyung.
Sorbió del café que ella ya tenía sobre la mesa, esperó a su amiga mientras ordenaba. Sus pies, manos y alguno que otro movimiento de cabeza mostraban su intranquilidad.
—¿Por qué Tae sería un problema?, o sea, sí, le tira bien evidentemente el calzón a Jin, pero no es peligroso.
—¿Conoces a Tae Hyung? —Acomodó su postura, poniéndose derecha y mirando de frente, directamente los ojos de Soha. — ¿Por qué no me dijiste qué había un chico nuevo interesado en Kim Seok Jin? —reprendió de manera tajante a su amiga de años.
—Por muchas razones. —Empezó a levantar los dedos, enumerándolas. — No he tenido tiempo ni de respirar, no han pasado tiempo juntos, más que los domingos, tienes la idea de que si tú no conoces a los susodichos, no es formal y además, no consideré que Tae Hyung fuese importante.
—Kim Tae Hyung es la persona más importante para mí. —Observó los ojos desorbitados de su amiga, pero detuvo los malos pensamientos, al menos trató. — Él es la libertad de mi Seok Jin —suspiró, sabiendo que tenía que explicar detenidamente todo lo que rodeaba ese misterio. — Un día después del trabajo, mi esposo llegó enojado, sabía que buscaría la forma de desquitarse con el niño, así que de alguna manera me las ingenié para terminar en la cama y se olvidara de todo lo malo. —Hizo una cara de asco, sintiendo su piel sucia. — Durante todo ese lapso, pensé y pensé en alguna solución, ¿cómo podía hacer que Seok Jin fuese libre?
—¿Estás bien? —preguntó Soha al darse cuenta de la pausa tan larga de su amiga que no quitaba la vista del suelo.
—Sí —dijo susurrante, quitándole importancia—. Se me ocurrió una idea, le comenté de la forma más normal...
—He estado pensando mucho en el futuro de la disquera. Siempre estás diciendo que Jin no es el hijo que esperabas y que estás decepcionado. —Esperó el asentimiento de su esposo. — ¿Por qué no eliges a otro sucesor?, imagina: alguien con el que estés satisfecho. —El señor Kim rió, pero negó y empezó a besar a su esposa.
—Jamás le dejaría la disquera a alguien que no conozco.
—Me refiero a qué adoptes a un niño, específicamente para que sea tu sucesor. —Lo observó, parecía no querer aceptar la propuesta.
—No lo miro factible, tendría que ser un niño muy especial.
«Especial».
—¿Y qué pasó? —Sacó del transe a la señora Kim.
—Después ocurrió el accidente de su mejor amigo junto a su esposa, ellos tenían un hijo de cinco años: Tae Hyung y pareció una señal para él, se hizo cargo. Ahí decidió que sería el nuevo líder de la disquera Kim —hizo una gran pausa, tratando de controlar sus emociones encontradas—, pero un día desapareció a sus trece años, se esfumó y jamás pudimos encontrarlo. Nunca supe el porqué de su partida, lo busqué, incluso más que mi esposo, cuando sentía que la idea de otro sucesor se estaba esfumando de Kim, empecé a crear los rumores para que siempre estuviese latente. —El café estaba frío, había pasado el tiempo sin que ninguna se percatara.

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La musa secreta [NamJin]
Fiksi PenggemarKim Seok Jin, hijo de un militar homófobico del cual sólo recibió golpizas por sus rasgos finos, su amor por el rosa y ademanes femeninos, tiene que hacerse cargo de una disquera que su familia maneja, mientras su padre vuelve al campo de batalla p...