Soltar

245 38 91
                                        

Por fin habían llegado a la casa de Park Jimin, donde se iba a celebrar la pequeña reunión. Suga acompañó a Seok Jin por Hoseok, mientras los otros dos llevaban la comida, adornos y todo lo necesario para poder despedir de la mejor manera a su jefe.

—¿Nam? —dijo en tono de duda Jimin.

—Dime. —El joven se encontraba luchando contra los adornos de los cuales no hallaba la forma de cómo funcionaban.

—¿Por qué rechazaste a Jin? —Estaban sentados en medio de la sala, sobre la alfombra y un silencio reinó, dejándolos con las posturas flojas y quebradas.

—Yo no diría que lo rechacé —contestó finalmente en un susurro, sin mirar a su amigo, tratando aún de acomodar lo que sea que estuviese acomodando.

—Él te preguntó que si lo acompañabas. —Se cruzó de brazos para después observarlo con ojos decaídos.

—¿Para qué lo iba a acompañar?, ¿para que fuese por ese tal Hoseok, se la pasaran hablando en todo el camino y a mí me hicieran a un lado?, no gracias —habló tan rápido que dejó a Jimin agarrando señal, tratando de entender lo que decía.

—¿No se supone que ustedes son solo amigos?, ¿por qué lo celas tanto?

—¡YO NO LO CELO! —bajó su tono de voz—, solo lo protejo a veces. —Aunque no miró en ningún momento a su acompañante, no pudo evitar que su rostro se volviera más rojo que un tomate.

—¿De qué? —sonrió por lo tierno que se escuchó.

—No lo sé, es como si dentro de mí algo me dijera que Kim Seok Jin es mucho para este mundo —susurró intentando meter el hilo a través de los globos ya inflados—, es tan inocente que cualquiera podría dañarlo... incluso yo.

—¿Así que intentas alejarlo incluso de ti? —Una llamada interrumpió la conversación. — Hola Suguita.

—Jimin, puedes decirle a Kim Seok Jin donde queda el aeropuerto, por favor. Ya nos perdimos como tres veces y a mí no me hace caso.

—¡ES QUE ME ESTÁS GRITANDO! —se escuchó un berrinche a lo lejos.

—Porque no me haces caso —reclamó Yoon Gi, causando una risa en el par que escuchaba atento del otro lado de la línea—. ¿Y así pensabas venirte solo en la noche?

—No, Hobi me iba a traer —se escuchó un tono infantil como si sacaran la lengua acompañada de un sonido de flatulencia qué hizo carcajear a Park Jimin, pero borró la sonrisa de Nam Joon al escuchar al susodicho que aún no conocía y ya sentía que le robaba algo, algo que ni era suyo.

—Les mandaré la ubicación. —Colgó sin despedirse y rápidamente mandó un WhatsApp a Suga con la dirección del aeropuerto. — Deberías tomar una decisión, nadie merece vivir en incertidumbre. ¿Te has puesto a pensar en cómo sería todo, si simplemente dejarás que las cosas fluyeran? —continuó con la plática antes de la llamada.

—¿Crees que no lo he hecho?, mi mente se llena de sangre y muerte, nada más. —Por primera vez miró a Jimin, pero solo fugazmente, después situó su vista a sus manos temblorosas. — No puedo aceptar algo para lo que Seok Jin no está preparado. —Empezó a jugar con sus manos sin prestar atención a otra cosa.

—Te haré una pregunta que nadie se ha atrevido a hacerte, pero quiero que seas honesto. —Esperó a que le brindara una mirada para poder analizar su respuesta. — ¿Sientes algo por Kim Seok Jin? —La pregunta hizo eco en su cabeza, repitiéndose una y otra vez.

La verdad era que jamás se lo había planteado, a veces a su mente llegaban pequeñas frases que le inspiraba el inocente chico, también sabía que le daba tranquilidad ver su rostro, escuchar su risa, sentir su respiración y los pocos besos al igual que caricias que habían compartido le provocaban paz, en esos lapsos sentía que el mundo le pertenecía y cuando eso pasaba solo tenía necesidad de otorgárselo a una persona: Kim Seok Jin. No tenía necesidad de quedarse con un mundo que solo le perteneciera a él, aún así viviera en el de otro, en el de Jin.

La musa secreta [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora