Kim Seok Jin, hijo de un militar homófobico del cual sólo recibió golpizas por sus rasgos finos, su amor por el rosa y ademanes femeninos, tiene que hacerse cargo de una disquera que su familia maneja, mientras su padre vuelve al campo de batalla p...
Kim Nam Joon cambió de color, un color rojizo se apoderó de su rostro. Ingresó de inmediato a la cocina con la cabeza baja. Jin lo analizó, percatándose de todo, sentía curiosidad de la persona que lo había puesto así, pero él tenía un nombre en mente. «Park Jimin».
—Buenos días Kim Seok Jin, buenos días Kim Nam Joon —saludó con reverencia a cada uno.
—Buenos días Jimin —contestó Nam, pero Jin no.
Atrás de Park Jimin venía Haneul, saludó a Seok Jin y después en general, pero por compromiso.
—Seok Jin, me alegro que me hayas llamado para venir hoy, se me estaba haciendo muy larga la semana —comentó sin detenerse por los jóvenes que la observaban.
Jin miraba de reojo a los chicos que seguían lado a lado. Jimin estaba confundido porque desde que llegó Nam le estaba haciendo caras muy extrañas.
—Espérame en mi oficina por favor —le pidió de la manera más calmada que pudo.
Ella caminó hasta perderse de la vista de ellos.
Se quedó ahí como si no tuviera visita, tomando su té sin mirar a nadie específico y Nam jaló a Jimin para que se sentara dándole la cara a Seok Jin y él dándole la espalda.
Siguió tratando de comunicarse por medio de gesticulaciones con el chico frente a él, pero era pésimo en leer labios y jugar mímica.
—¿La-Chi-Mo-La-La?
—Eso no tiene sentido Jimin —dijo entre dientes.
—Si querían hablar, solo hubiesen esperado a que me saliera, no me iba a quedar todo el día en la cocina. Yo sí tengo cosas que hacer. —Indignado dirigió su mirada a Nam Joon quien no pudo sostenérsela.
—Ha estado muy sensible desde ayer, creí que estaba molesto conmigo por la canción.
—Park Jimin, necesito que me cubras en una mentira —pausó, esperó a que Jimin asintiera y lo hizo muy inseguro —. Le dije a Seok Jin que tú me habías avisado del día deportivo, pero fue Suga.
—¿Min Yoon Gi me puso atención ayer? —preguntó tiernamente, ladeando la cabeza algo penoso. Nam sonrió en medio de toda su preocupación —. Está bien, pero ¿podemos hablar un rato?
Capturó la atención de Kim Nam Joon. Ambos se cruzaron de brazos mirándose fijamente.
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Haneul se levantó de la silla impaciente, se calmó cuando se percató de la llegada de Seok Jin.
—Toma asiento, por favor.
—¿Podemos ir al sillón?
—No. —Ambos se sentaron. —Aquí tengo el contrato.
Haneul lo leyó, mantuvo un porte profesional en ese momento, parecía sólo tener interés en el negocio, una persona que no miraba a Jin como un filete.