Corrían como si no sintieran el flaqueo de las piernas por el frío en sus pies descalzos. Tae iba hasta el frente, fue el primero que corrió en cuánto Jimin terminó de hablar, Nam le Siguió y Suga miró a su novio, como pidiéndole permiso, cuando asintió empezó a correr tras ellos.
Park también quería hacerlo, pero tenía que esperar a la policía, tenía que ser más inteligente que sus amigos, aunque no los culpaba, temía que la espera fuese una condena de muerte para los chicos.
—Señor, necesito estar con mis amigos —dijo, solicitándole que esperara a las autoridades.
Corrió lo más rápido posible y pudo posicionarse detrás, sin problema.
Se detuvieron en seco, buscando entre los rayos de la luna a Seok Jin y unos quejidos, acompañados de golpes en el suelo les indicó la ubicación. Jin estaba con la espalda sobre el piso y el otro hombre sobre él, pero boca arriba, Kim Seok Jin mantenía la cadena sobre el cuello de su contrincante, jalándola hacia abajo desde ambos extremos.
Observaron con asombro, su amigo apenas tenía un rasguño a comparación del otro que incluso se le podía ver una parte del cráneo.
Kim Seok Jin se desconcentró al notar las presencias frente a él, provocando que el hombre se zafara del agarre, pero no atacó a nadie, se alejó a rastras de Jin, todos pudieron ver el miedo en sus ojos. Los de Seok Jin parecieron desconectarse de otra realidad, una más oscura, porque de pronto adquirió la misma mirada gentil de siempre. La que tenía mientras el otro luchaba por no morir, les atemorizó a sus amigos.
Varios policías aparecieron desde diferentes partes del bosque, rodeándolos y el fortachón pensó en tratar de huir, pero se exaltó con el simple movimiento que hizo el joven para levantarse. Las autoridades lo miraron de manera sospechosa, sin embargo sólo los acompañaron hasta su hotel, mientras al otro hombre lo llevaban a un lado contrario y en ningún momento apartó su mirada del joven que casi lo mató.
Jin se fue alejado de ellos y aunque sus amigos querían corroborar su bienestar, los oficiales les prohibieron moverse hasta llegar a su hospedaje.
—¿Puede decirme su nombre completo? —preguntó un señor mayor que llevaba un saco negro y ropa muy elegante. Mantuvieron a Seok Jin alejado a sólo unos metros de los demás que podían escuchar sin problema las preguntas.
—Kim Seok Jin. —El hombre rió con sarcasmos.
—Eso explica mucho. —El chico rodó los ojos y tensó la mandíbula, presintió que esa sería la contestación de cualquiera con algún rango de autoridad con funciones de defensa, no había encontrado a alguien que no conociera a su padre y el nombre de su único hijo. — Kim Seok Jin: "El sobreviviente del infierno", apodo que empezó a correr por todo lo sucedido en el servicio militar. ¿Cierto?
—Prefiero que me diga: Seok Jin —susurró con incomodidad.
—No me sorprende que hayas podido tú sólo contra ese hombre, aunque parezca atemorizante, es un preso de rango medio. —Empezó a anotar algunas cosas en su libreta, para después posar nuevamente su mirada en él. — No esperaría menos de ti, el gusto por la sangre y la muerte, eres igual a tu padre —sonrió—, el mejor militar que he conocido, pero la peor persona también, lo bueno que le caía bien. Tranquilo, desapareceré este inconveniente para evitarles escándalos. —Palmeó a Jin como despedida. — Igualitos.
Sus amigos no entendieron la mayoría de la plática, pero sabían que esa comparativa, tendría consecuencias.
Kim Seok Jin empezó a sentir que el aire se le escapaba y con paso firme se apresuró por el pasillo, buscando el baño.
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La musa secreta [NamJin]
Fiksi PenggemarKim Seok Jin, hijo de un militar homófobico del cual sólo recibió golpizas por sus rasgos finos, su amor por el rosa y ademanes femeninos, tiene que hacerse cargo de una disquera que su familia maneja, mientras su padre vuelve al campo de batalla p...